Como las encuestas amañadas se han convertido en todas partes en elementos usuales de la propaganda política, es recomendable analizarlas críticamente.
Tanto el ascenso de Petro como el descenso de Fajardo, así como la debilidad de Vargas Lleras y de Ordóñez, nos han hecho dudar de la neutralidad de los encuestadores, que ahora proliferan. En todo caso, nunca han merecido demasiada credibilidad, como lo denota su habitual desacierto en los últimos debates.
Como las encuestas amañadas se han convertido en todas partes en elementos usuales de la propaganda política, es recomendable analizarlas críticamente, en vez de considerarlas oráculo indefectible, capaz de llevarnos precipitadamente al optimismo delirante o al pesimismo catastrófico.
La encuesta reciente de Polimétrica da mejor impresión de técnica y seriedad. La he analizado detenidamente una semana antes de las cruciales elecciones para Congreso, de cuyos resultados veremos salir la auténtica correlación de fuerzas para las presidenciales.
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Quiero llamar la atención sobre ciertos puntos:
1. Para Congreso, el CD obtiene 17 % de la intención de voto; CR, el 10 %; y los conservadores, 5 %.
Es decir que las fuerzas democráticas alcanzan el 31 % frente al 22 % de las proFarc (12 %, liberales; 5 %, la U y 5 %, el Polo). Luego viene la colección de “partidos” de garaje, que perturban el correcto funcionamiento del Congreso.
2. Petro no tendrá fuerza parlamentaria. Mínima, la de Fajardo. No registran intención de voto las Farc, ¡pero a ellas qué les importa, si de todas maneras les regalan curules!
3. Afortunadamente, el mayor temor de los encuestados (68 %) es que Colombia se convierta en otra Venezuela. Esta preocupación supera las que ocasionan una posible crisis económica, la salud, la seguridad, el empleo, etc.
4. Y si el día de la encuesta fueran a votar, el 22 % lo haría por Petro y el 22 %, por Duque (en rapidísimo ascenso), mientras Fajardo recula al 11 %; Vargas, al 8 % y Timo conserva su 1 %.
5. Ahora bien, preguntados acerca de quién será el próximo presidente, 28 % piensa que será Petro; 19 %, Duque, y 13 %, Vargas.
Llegado a este punto me pregunto cómo es posible que un electorado que abomina de las Farc (y cuya abrumadora preocupación es la de que se repita aquí la aterradora experiencia de Venezuela), pueda colocar a Petro, candidato de la revolución comunista, como puntero para la primera vuelta y posible ganador de la segunda.
Sus recientes manifestaciones de catolicismo, respeto por la Constitución —que sería lo primero que cambiaría, según declara—, respeto por la libre empresa, denuncia de los errores de Maduro y Chaves y su patética y permanente autovictimización no pueden convencer —piensa uno— a nadie, y sin embargo Petro dizque sigue tan campante…
Una de dos: o las encuestas están amañadas o Petro tiene una “fortaleza” oculta.
Leyendo la Polimétrica, encuentro en las últimas páginas lo siguiente: En Facebook, Petro tiene 961.000 seguidores, igualando la suma de Vargas, con 316.000; Fajardo, con 301.000; Martha Lucía, 232.000, y Duque, 215.000.
En Twitter, el predominio de Petro es aun mayor: Tiene 2´900.000 seguidores, contra 1´000.000 de Fajardo; 730.000 de Vargas; 334.000 de Martha Lucía; 171.000 de Duque; 122.000 de Ordóñez. Todos estos suman 2´357.000.
Vale la pena comentar que De la Calle (que va de lo que sabemos para el estanco) tiene 67.000 seguidores y Timochenko, 121.000.
No desconozco los peligros que se derivan del fraude y de la compra de votos, pero considero que lo anterior también merece consideración frente a las elecciones de mayo.
Las fuerzas democráticas tienen que hacer un inmenso esfuerzo para recuperar el terreno perdido en el campo de las redes sociales. Si ellas siguen utilizando de preferencia vehículos políticos desfasados, podríamos llevarnos la peor sorpresa en la primera vuelta de las presidenciales.
¡Ojalá esta advertencia no corra la suerte de las oportunas admoniciones de Casandra!
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Escogiendo a Claudia López como compañera de fórmula, Fajardo confunde las afinidades electivas con las afinidades electorales.