Al ver el domingo la inmensa y sobre todo fervorosa manifestación en Barcelona como respuesta al chantaje del nacional fascismo de Puigdemont y Junqueras, del tenebroso Arran, lo que se puso de presente fue la respuesta de una mayoría silenciada por el independentismo, perseguida por las brigadas de choque por el simple hecho de ser de origen andaluz, murciano, latinoamericano, niños violentados en las escuelas por hablar español, y el colmo de la desfachatez: el video donde se muestra a un guardia civil que, en un pueblecito perseguido junto a su familia por aquellos que días antes eran sus vecinos cordiales. Imagen clonada de la carnicería serbia cuando el nacionalismo de Milosevic envenenó la mente de ciudadanos honestos y los transformó en asesinos de sus más entrañables vecinos sólo por el hecho de que estos eran musulmanes. Este fascismo como recuerda Camus es propio de gentes carentes de imaginación y a las cuales una consigna, una bandera, una insignia, un himno para marchar los hace sentir poderosos. Un ser mediocre a quien un uniforme lo transforma en el ciego defensor de una causa. El llamado “chauvinismo” proviene precisamente de Chauvin quien inventó este irracional ejercicio de falso amor a una patria de pandereta. El nazismo, el fascismo se valieron de este patrioterismo para enajenar la conciencia de millones de seres y convertirlos en cómplices directos de esos terribles genocidios. El verdadero proceso de una sociedad moderna se dio con la capacidad de la razón para vencer las taras ignominiosas de los atavismos, para lograr a través de la educación la emancipación intelectual que nos hace seres dialogantes, abiertos a otras ideas, a compartir otras experiencias. La idea de Europa es entonces la propuesta de una integración en los valores universales de la tradición que desde el legado de Grecia hasta nuestros días nos ha permitido vencer la permanente tentación de la barbarie presente sobre todo en las sociedades que olvidando la razón terminan por precipitarse en el abismo del odio y la venganza. Frente a los regionalismos a ultranza que nos aíslan, la vocación hacia lo universal que nos integra y nos reivindica.

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Cataluña, estuvo integrada a Europa, Barcelona fue una capital decisiva en el proceso hacia la integración europea desde la cultura de la modernidad, pero con la irrupción del nacionalismo y su sustitución a la fuerza de la lengua española por el catalán, desde que un grupo de especialistas comenzó a escribir la “verdadera historia de Cataluña” o sea a sustituir la verdad por la mentira, Arran y la CUP lanzan colectivos de lesbianas a hacer el amor en las iglesias católicas, a atacar los buses de turistas, de manera que el rompimiento con España se ha venido haciendo desde esta forma de violencia al calor de la cual se incentivó la xenofobia; hasta este intento de golpe de Estado contra un Estado de Derecho donde la derecha aristocrática se ha confabulado con este anarquismo de cloacas. ¿Cuántas similitudes podemos encontrar entre estas asonadas de sediciosos contra un legítimo Estado de Derecho y lo que estamos viviendo en Colombia con el desconocimiento descarado de la opinión de las mayorías silenciadas y la instauración, a partir de una mentira, de una verdad carente de legitimidad? El fracaso de los líderes políticos de derechas y de izquierdas ha sido estruendoso. La mayoría silenciada busca nuevos derroteros en la defensa de la democracia.

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