Lo más lamentable para la democracia nuestra fue la parcialización de los grandes medios de comunicación.
Hoy finaliza una contienda electoral signada por la presencia de excelentes candidatos desde la primera vuelta, pero también marcada, al final, por una polarización social, como que terminaron enfrentados los dos extremos ideológicos. No hubo opción para el centro.
Ivan Duque, el candidato del Centro Democrático, expresado de otra manera, el candidato bendecido por el expresidente Álvaro Uribe, logró reunir a su alrededor a los poderosos gremios económicos, a la clase política de los más variados colores y opiniones, a lo más encopetado de la oligarquía colombiana y a los más influyentes medios de comunicación social que existen en el país. Obvio que esta selecta dirigencia contó también con el apoyo de los estratos cinco y seis e inexplicablemente con parte de los estratos uno, dos y cuatro. Así lo indicaron la mayoría de las encuestas.
Gustavo Petro logró reunir a su alrededor a la mayoría del estrato tres y a parte de los estratos uno, dos y cuatro. Pocos medios masivos de comunicación le fueron imparciales.
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Desde un principio la campaña movió ideas, los candidatos les ofrecieron a los colombianos una variedad de propuestas para todos los males nacionales. En la etapa final, para la segunda vuelta, los dos agraciados por el fervor popular, resolvieron reversar en algo sus iniciales tesis, para acercarse un poco al centro y así atraer a los votantes de Sergio Fajardo, Germán Vargas y Humberto de la Calle. Sin embargo, debo aceptarlo, al final las opciones presidenciales resultaron diferentes e interesantes.
En esta lucha democrática fueron importantes las redes sociales, que lamentable es reconocerlo, fueron utilizadas para todo tipo de ofensas, inventos y creaciones, en lo que se ha dado en llamar “la posverdad”, una pavorosa tergiversación de la realidad para hacerle daño a los oponentes. En cloaca de terribles y fétidos chismes se convirtieron estos modernos medios de comunicación. Nada edificante cuanto allí se lee y que dejó al descubierto el lado oscuro de la lucha por el poder.
Lo más lamentable para la democracia nuestra fue la parcialización de los grandes medios de comunicación. Tan dañina es una prensa amordazada como una prensa parcializada. Las entrevistas a Petro fueron interrogatorios, casi todos carentes de respeto por el ser humano, mostrando un claro interés de mancillar la dignidad de la persona. Afortunadamente, el candidato demostró en todas las encerronas su inteligencia y su agilidad para responder. Los llamados periodistas por hacer bonito, terminaron haciendo feo. Los colombianos pudimos apreciar la catadura del candidato Gustavo Petro. Estoy seguro de que por su evidente parcialidad, al final de cuentas, estos medios van a ser los grandes perdedores del certamen electoral. Les faltó respeto por el candidato y por sus usuarios.
Resultó tan evidente la inquina de los grandes medios que al candidato Iván Duque le permitían cantar, bailar, dominar un balón de fútbol. De frente y sin respeto por la audiencia, regonaban su apoyo al doctor Duque.
La democracia reclama y necesita medios libres, pero no parcializados, manipulando a la opinión pública.
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