La fórmula “santiavélica”

Autor: Tomás Castrillón Oberndorfer
11 noviembre de 2017 - 12:08 AM

Al entrar en el tal “posconflicto” empiezan a aclararse muchas cosas. La, quizás más importante, es la imposibilidad de financiar “la arepa, pan y pedazo” que se les prometió a los que victimizaron a la comunidad

En el desarrollo de cualquier proyecto, es preciso definir desde los primeros estudios, de factibilidad la respuesta alas preguntas obvias como ¿Cuál es el objeto? ¿De qué recursos se dispone?etc.

Si Fórmula es: “Expresión breve y precisa del modo hacer, resolver o conseguir algo”, es claro entonces que en todo el llamado Proceso de Paz se tenía una fórmula, aunque con el “tal” acuerdo se olvidaron, intencionalmente de lo “breve y preciso”, para desorientar a la opinión con un documento farragoso.

En la búsqueda de la determinada relación entre los beneficios y los costos, surgen las fórmulas denominadas como “diabólicas”. En estas fórmulas, en general, se sobreestiman  los beneficios y se minimizan los costos para hacer “atractivo” el proyecto.

También se dice que son “maquiavélicas” por aquello de que Maquiavélico significa: “Que actúa con engaño y mala intención para conseguir una cosa” y con frecuencia ante el desarrollo de proyectos nefastos, se suele decir que: “urdieron un plan maquiavélico”.

Muchos procesos de desarrollo de la infraestructura física se han caracterizado porque para su desarrollo  “se urdieron planes maquiavélicos”, sobreestimando los beneficios y subestimando los costos. A nivel nacional abundan los ejemplos como REFICAR, y a nivel local no puede olvidarse el desatinado embeleco de los Parques del Río.

Lea también: http://www.elmundo.com/noticia/-Se-les-volo-la-paloma-de-la-paz-/360298

Pero en la “tal” búsqueda de la Paz “si la sacaron del estadio”, y el adjetivo maquiavélico parece quedarse corto, y por lo tanto se acuña el adjetivo “santiavélico”, (tanto por el apellido del Primer Mandatario, como por su seudónimo guerrillero: Santiago) para  caracterizar el plan que “urdieron” los representantes del Gobierno con la FARC. Al final se les aplica que: “olivos y aceitunos, todos son unos”, dada la entrega del país que le hizo el gobierno a la narcoguerrilla de la FARC.

Hay que reconocer que las dos partes se caracterizaron por su gran coherencia. La gavilla narco guerrillera no ha variado para nada su discurso, y el Gobierno, aparentemente en medio de sus  teatrales balbuceos y sus incoherencias histriónicas, siempre estuvo muy consciente de su intención de otorgarle “arepa, pan y pedazo” a la delincuencia narcoterrorista.

Al entrar en el tal “posconflicto” empiezan a aclararse muchas cosas. La, quizás más importante, es la imposibilidad de financiar “la arepa, pan y pedazo” que se les prometió a los que victimizaron a la comunidad. Pero no hay que olvidar incluir entre los costos los “sapos” del Primer Mandatario. Y en cuanto a los beneficios muchos consisten en verdaderos sofismas de distracción.

También se plantea la necesidad de que la Real Academia de la Lengua, entre a revisar el léxico  por los cambios que ha sufrido el uso del lenguaje. Abundan los casos como que el secuestrado resulta detenido y el victimario resulta víctima y así por el estilo. La palabra transparencia también exige una revisión seria de su significado, teniendo en cuenta el comportamiento de la Casa de Nariño en lo relacionado con la corrupción. Parodiando el dicho de la lora bien vestida: “el asesino aunque esté amnistiado, asesino se queda”. También el significado de la palabra impoluto debe revisarse, teniendo en cuenta las gestiones de las exministras y el exdirector del SENA, entre muchos otros “impolutos” colaboradores del Primer Mandatario.

Además: http://www.elmundo.com/noticia/El-abuso-de-las-indefiniciones/356050

El mamertismo criollo orientado por los comunistas habaneros, permanentemente acuña expresiones como “el vacío jurídico” que se le apareció al proceso “santiavélico”, que, entre otras cosas, al decir de expertos constitucionales, dicho proceso está plagado, no de vacíos de toda índole, sino de verdaderos “agujeros negros”, por donde se tiraron las instituciones y las leyesy, resumiendo, se entregó al País. A todas estas, surge el mensaje de “arriba”: “No temáis, que tenemos a la Corte Constitucional”.

Al final, es preciso seguir exclamando: “Cubans, go home”, a lo que agregaría Marañas: Que se lleven con ellos  a los mamertos.

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