Este candidato y el uribista Iván Duque chocaron este jueves en el muy emotivo y caliente debate que se llevó a cabo en Barranquilla.
Como se había presupuestado, en la semana de Pascua comenzó a despejarse no sólo la suerte electoral de algunos de los candidatos a la presidencia de la República, sino también a darse el apoyo a algunos aspirantes de parte de partidos políticos que no avalaron opciones a la jefatura del Estado.
Los últimos hechos políticos con los que termina la semana pascual y a siete de la primera vuelta del 27 de mayo, volvieron a resucitar algunos términos del argot político como “los enemigos del pasado serán los socios del futuro”, o el que “la política es ganar elecciones”, también el conocido eslogan conservador “la fuerza que decide”, o aquel que “nadie está muerto en política”, al tiempo que también está de moda el viejo adagio “que donde manda capitán no manda marinero” para el caso de la situación interna de lo que queda del Partido Liberal, donde el “capitán” César Gaviria Trujillo impuso orden al menos hasta la primera vuelta.
El que tiene que ver con el de “los enemigos del pasado serán, en política, los socios del futuro”, se puede aplicar perfectamente al caso del Partido de la U, que sobrevivió a las elecciones del Congreso, y también al candidato Germán Vargas Lleras.
Este partido, aún hoy el de gobierno por su origen santista, y ese candidato presidencial empezaron la campaña electoral nacional del 2018 totalmente distanciados, de enemigos declarados abiertamente, al menos entre dirigentes de peso de esa colectividad, como Roy Barreras y Armando Benedetti, y el propio Germán Vargas Lleras, quien parece que comienza a resucitar como aspirante y no estaba muerto del todo políticamente.
Esta enemistad tenía además un irónico argumento, en el sentido que los tres habían trabajado juntos en política años atrás y sus rupturas fueron durísimas y su enfrentamiento nunca se ocultó política y públicamente.
Pero como también en política “no hay enemigos eternos” la gran novedad de la semana fue la decisión interna del Partido de la U de apoyar la candidatura de Vargas Lleras, incluidos Barrera y Benedetti, que acataron las directrices partidistas, se tuvieron que tragar sus palabras del pasado y ya están obedientemente filados.
La semana de Pascua definitivamente fue de resurrección para Germán Vargas, no sólo por el detalle de la U, sino también que se aclaró o desmintió un supuesto rompimiento con el clan de los Char barranquilleros, tradicionales mecenas y socios suyos, y sobre todo porque un interesante modelo de pronóstico electoral que estrenó esta semana la firma Cifras y Conceptos, le regresó la vida al cuerpo vargallerista, al concluir tras evaluar cuatro encuestas y la votación de más de 200 candidatos al Senado, que habrá segunda vuelta el 17 de junio y sería entre Iván Duque y el exvicepresidente de Santos.
Obviamente las personas y los críticos que no comen cuento fácil, salieron inmediatamente a decir que esos hechos a favor de Vargas Lleras, hacen parte de una muy elocuente estrategia gubernamental para darle vida artificial, revivirlo y no tener que entregar el gobierno el 7 de agosto a sus enemigos uribistas, encarnados en la aspiración de Iván Duque.
Así las cosas, la especulación política es que la última y desesperada jugada santista es intentar fortalecer y crecer la candidatura de Germán Vargas, haciendo ver que habrá segunda vuelta, que Vargas Lleras es el candidato del Partido de la U, que también muchos liberales y conservadores estarán con él y que si Duque y Vargas son los finalistas, las disputa presidencial se pondrá a otro precio rumbo a la decisiva segunda ronda.
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La idea de hacer ver que habrá segunda vuelta, lo están alimentando no sólo con el extraño experimento de pronóstico estadístico de Cifras y Conceptos, sino también aprovechando que en la encuesta del Centro Nacional de Consultoría para CM&, Duque frenó su vertiginoso ascenso en la intención de voto y perdió puntos, alejándolo de la posibilidad de ganar de una el 27 de mayo.
Además este jueves, distinto a lo ocurrido, en Medellín, se armó el gran debate y la controversia en Barranquilla y Germán Vargas aprovechó para atacar de frente a Iván Duque, quien ripostó pero a la vez fue contraatacado por el candidato liberal Humberto De la Calle, todo ello en un debate promovido por el diario El Heraldo y la Universidad del Norte, que fue caliente y candente, en cuya pugnacidad no entraron Petro ni Fajardo.
Además la decisión del pasado miércoles del Partido Liberal de mantener la candidatura de Humberto de la Calle, dejar tirado a Fajardo y llevarla hasta la primera vuelta, fue interpretada también como una estrategia para que después la fuerza parlamentaria roja, que tiene influencia sobre dos millones de votantes, le dé una manito a Germán Vargas, en caso que tenga éxito la jugada de ajedrez santista de llevarlo a segundada vuelta y buscar por todos los medios derrotar a Duque.
En todas estas maniobras también entra el Partido Conservador y para ello recuerdan su famoso eslogan de “la fuerza que decide”.
Precisamente los azules no han decidido a cuál candidato presidencial van a apoyar entre Iván Duque y Germán Vargas, y los conservadores partidarios de este último están dando una durísima batalla evitando que su partido se incline hacia la candidatura uribista.
Los conservadores ya decidieron que apoyarán un aspirante de derecha, pero hoy sus fuerzas están fracturadas en tres salidas.
La primera es apoyar todos unidos a un candidato, lo cual no está fácil por los intereses en juego y las diferentes simpatías en su fuerza parlamentaria que el 11 de marzo puso unos dos millones de votos.
La segunda jugada es dividir el apoyo entre los dos citados candidatos, lo que les restaría fuerza como colectividad.
Y la tercera es dejar en libertad a la dirigencia y a la militancia, que es la posibilidad que menos desean asumir, pero a la que llegarían obligados por las circunstancias.
Esta semana hubo más de una reunión no sólo de la institucionalización de ese partido, representada en su Directorio Nacional, y también entre grupos de congresistas electos, repitentes y nuevos, buscando la mejor solución, al tiempo que más de uno se está preguntando si este panorama de los azules lo conservarán hasta la primera vuelta, para ser después, ahí sí, la fuerza que decida en la segunda ronda.