El próximo domingo 11 de marzo, los ciudadanos hemos sido llamados a las urnas para elegir nuevo Congreso y, quienes tengan afinidad con ellos, participar en las consultas de la gran alianza y la izquierda. Es una cita que exige votar con responsabilidad, habiéndose informado sobre cada partido y candidato y desechado, mediante confirmación con fuentes veraces, las cadenas de falsas noticias. El difícil manejo de los tarjetones para ubicar y marcar los candidatos (por la cantidad van sólo representados en un número) y partidos elegidos, también es un reto que se habría aminorado con más pedagogía sobre su diligenciamiento. 

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Este congreso relevará al que por su constitución llamamos “Congreso admirable”, pero que perdió tal calidad cuando la mayoría de sus miembros, con honrosas excepciones, renunciaron a los argumentos para plegarse a la voluntad de un gobierno que los hizo conmilitones en la ostentosa repartición de puestos y contratos que el país sabiamente ha llamado “mermelada”, así como el involucramiento de grandes electores en hechos de corrupción. El desencanto por esa traición no puede expresarse en abstención o voto en blanco, prácticas útiles a los traficantes de votos. No, debe manifestarse en el voto informado y el compromiso de hacer seguimiento al elegido, en lo que el profesor John Sudarsky denomina “encadenamiento legislativo”, para acompañar las iniciativas coherentes con sus promesas, exigirle rendición de cuentas y controlar sus desvíos.

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Como novedades, el nuevo Congreso, por acción de la reforma al equilibrio de poderes, llevará de manera automática al Senado al candidato presidencial con la segunda votación. Y por acción del acuerdo con las Farc, ese grupo tendrá garantizadas cinco curules en el Senado, que ocuparán los primeros miembros en su lista, y cinco para la Cámara, que serán llenadas por aquellos que obtengan mayores votaciones departamentales. Así las cosas, el Senado tendrá 108 miembros y la Cámara de Representantes, 170. Si las Farc tuvieran votos suficientes podrían llevar más miembros al Senado y la Cámara, para ocupar curules ordinarias, que, de ser dos, en el Senado serían tomadas por a. benkos bohíos y Jairo Estrada. 

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En contraportada hemos publicado los antioqueños que aspiran a ser elegidos al Senado en listas preferentes, votación por circunscripción nacional que ha diluido la representación territorial y contribuido a la recentralización del país. La Dirección de EL MUNDO acompaña la candidatura de Sofía Gaviria Correa, cuyas banderas coinciden con nuestros principios.

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De la gestión de la senadora Gaviria Correa destacamos su trabajo por la infancia, y en particular la idea de llevar al ámbito nacional la maravillosa experiencia de Antioquia con el programa Maná, que eliminó las muertes infantiles por desnutrición en un departamento donde ocurría una cada día de por medio; para lo cual concibe el Sistema de Seguridad Alimentaria y Nutricional, que, sin aumentar burocracia, coordina y vigila la atención nutricional a la población. Este necesario proyecto de ley podrá ser impulsado por un Congreso independiente y un gobierno que no persiga a quienes, como la Senadora Gaviria, ejercieron la oposición con dignidad y argumentos. Gaviria Correa también se destacó en la lucha por la defensa del patrimonio público, como lo hizo en su batalla por la no venta de Isagén y las propuestas de normas para controlar las desinversiones del Estado central. Y es especialmente importante su trabajo en defensa de las víctimas de las Farc, quienes empoderadas a través de Fevcol, exigen y deciden por el respeto a su dignidad. Este valiente empeño la hizo merecedora del Premio Humanitario de Francia, fundado en 1892 y concedido por el Senado de Francia, institución bien conocedora de los Derechos Humanos y la realidad colombiana.

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A la Cámara de Representantes se han postulado dirigentes que han de llevar con dignidad las banderas del departamento. Por el Partido Liberal destacamos al médico Sergio Durán, conocedor profundo de los problemas de la salud y las comunidades más vulnerables y gran promotor de la ampliación en cobertura de  educación superior. También resaltamos la candidatura del abogado Carlos Mario Mejía Múnera, quien, como diputado en dos ocasiones y concejal en otra, conoce bien el departamento y sus necesidades apremiantes. En el conservatismo destacamos las candidaturas de Nicolás Albeiro Echeverry Alvarán, experto en medio ambiente y defensa de los animales, y de Nidia Marcela Osorio, vocera del equipo que ha modernizado a Itagüí. En el Centro Democrático merece reconocimiento el trabajo de Margarita Restrepo en la valiente defensa de la niñez y la denuncia del reclutamiento por las Farc, mientras que en el Partido de la U valorams el liderazgo de Luis Fernando Ortiz, exalcalde de Girardota y ganador del premio Colombia Líder como mejor alcalde de municipios entre 50.000 y 200.000 habitantes.
Invitamos pues a la ciudadanía a valorar la inmensa oportunidad que brinda la democracia, y a votar por convicción y con responsabilidad por el futuro de Colombia.