Con la película Matar a Jesús, que toca su vida, la cineasta Laura Mora Ortega ha sorprendido a los jurados de los festivales de San Sebastián, Toronto, El Cairo, entre otros. El17 de diciembre ganó el premio Casa de las Américas, en Cuba
Con tan solo 36 años Laura Mora ha logrado forjarse una carrera a pulso en el mundo de lo audiovisual. Cortometrajes, películas y comerciales hacen parte de su gran historial profesional y el 2017 fue sin duda uno de los más gratificantes dentro de su vida profesional.
Su película Matar a Jesús, que se estrenará en Colombia sólo en el mes de marzo, ya cuanta con once galardones internacionales que han resaltado su capacidad de ver historias en lo cotidiano y en la vida de muchos jóvenes colombianos, contándola de manera directa y sin tapujos.
La cineasta antioqueña habló con EL MUNDO sobre su trayectoria, influencias dentro del gremio, su aprecio por el trabajo de Víctor Gaviria y por supuesto, sobre la película que ha asombrado a los jurados de grandes festivales y a la prensa internacional.
¿Cómo surgió su inclinación por el cine?
Estudié cine en Australia porque desde muy joven intuí que era lo que me gustaba, que era la posibilidad de mezclar todas las formas de arte por las que sentía afinidad como la literatura, la escritura, la política, la pintura y la fotografía, sentí siempre que en el cine podría mezclar todos mis gustos.
Cuando viví en Australia realicé dos cortometrajes, uno de ellos, llamado Brotherhooh, estuvo en varios festivales internacionales y acá en Colombia ganó lo que hoy en día se denomina Festival Bogoshort y eso me abrió mucho las puertas, la verdad siempre tuve claro que mi camino era la dirección y la escritura por lo que mis proyectos más personales son escritos por mí. He tenido la oportunidad de dirigir publicidad, comerciales y televisión.
Lea también: Matar a Jesús logró dos premios en El Cairo
¿Cuáles han sido las cintas que han influenciado su carrera como directora?
Yo creo que tengo una inclinación por el cine de realismo social, el neorrealismo italiano me llama mucho la atención también, entonces digamos que hay películas que a mí siempre me marcaron y me mostraron el camino de lo que quería hacer, una de ellas es La Batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo, también está El Odio, de Mathieu Kassovitz, y obviamente gran parte de la influencia en mi vida y en mi cine son las películas de Víctor Gaviria a quien atesoro como amigo y maestro.
Las películas de Andrea Arnold, entre ellas Red Roard, también han sido importantes en mi carrera, en específico para esta de Matar a Jesús.
¿Cómo es la relación con el cine de Víctor Gaviria?
Nadie nos ha contado como Víctor, creo que su trabajo tiene una honestidad en su relato y una libertad de la que solo él se puede dar el lujo, entonces me ha enseñado a estar abierta y atenta a las historias y a ser más sensible a lo que los personajes tienen que decir, a no juzgar, y eso es lo que deja ver en sus películas y desde ahí ha sido muy inspirador.
Una de las cosas que tienen en común es el trabajo con actores naturales ¿cuál es el mayor reto de esto?
Yo todos mis cortos los he hecho con actores no profesionales. Creo que cada proyecto te dicta quienes son los actores indicados, las locaciones y el formato idóneo para que la película se cuente bien, yo disfruto profundamente el trabajo con actores en general, pero por obvias razones es un proceso distinto trabajar con actores profesionales y con actores naturales. Pienso que no hay fórmulas, la idea es generar confianza absoluta entre las partes y conocer y no juzgar, lo que uno quiere en esa búsqueda de actores no profesionales es toparse con una sensibilidad muy cercana a lo que estás contando, por eso los castings son muy extensos.
Desde que inicié con Matar a Jesús tuve claro que esos personajes tenían que ser reales en su lenguaje y relación con la ciudad, aunque tiene unas exigencias muy grandes a mí me parece absolutamente maravilloso, y eso se ve reflejado en la relación que tengo con los actores que además son sumamente talentosos.
Puede interesarle: Matar a Jesús, la película más premiada es el estreno más esperado
Para usted ¿cuál cree que es la mejor manera de hablar de violencia en un país como Colombia?
No puedo decir cuál sea la mejor manera, pero de lo que si estoy convencida es que tenemos que hablar de la violencia, creo que debemos dejar a un lado el miedo que tenemos de mirarnos como sociedad, tenemos cosas maravillosas pero también muy oscuras que nos han llevado a tener una historia ante el mundo no muy positiva. Hay que hacerlo teniendo el conocimiento necesario y con respeto por lo que estamos hablando.
Matar a Jesús ya tiene once premios internacionales ¿Por qué cree que se dio este impacto en el exterior?
Los más sorprendidos hemos sido nosotros, estrenamos en dos festivales muy importantes de cine clase A, como lo fue el de Toronto y luego San Sebastián, y en ambos la recepción del público fue impresionante y abrumadora. Creo que la primera proyección en San Sebastián vivirá siempre en nosotros porque tuvimos la ovación de un público como de cinco minutos y ganamos el Premio de la Juventud, la Mención Especial del Jurado y dos Premios de la Crítica, eso fue realmente impresionante.
Fue el inicio de un camino que ha sido muy bello, porque ha servido además para reivindicar la universalidad de la historia, porque a pesar de ser una historia tan anclada a un contexto local tan particular como lo es Medellín, finalmente es una historia muy universal, una historia que toca el tema de venganza, redención, del reconocimiento del otro y de resistirse a ser violento, entonces fue muy reconocida tanto por la audiencia, como por la crítica y el jurado.
Para mí, el más que la película ofrezca respuesta es más importante que la historia genere preguntas y ha sido muy interesante el debate moral y ético que genera la cinta.
¿Tendrá el mismo impacto en cuando se estrene en Colombia?
No sé, aunque lo de los festivales sea absolutamente hermoso y le ayuda a las películas de una manera increíble, el mayor sueño de un director es mostrar la película justo donde se hizo entonces estoy muy ansiosa y esperamos que la gente vaya a cine a verla, porque la verdad consumimos muy poco cine nacional, entonces espero que la vean y esto genere una conversación. Acá se puede generar un debate mucho más interesante, profundo y álgido porque pienso que es una película que llega en un momento muy pertinente para el país que dará para conversar sobre si nos queremos seguir matando o si nos reconocemos con el otro. Esta una película de la resistencia a la violencia.