El Gerente de EPM, Jorge Londoño De la Cuesta, envió una carta a los trabajadores de EPM, en la primera semana de junio, dando instrucciones precisas para afrontar los costos extraordinarios generados por la actual crisis de Hidroituango y que debilitan el balance económico de EPM en este año y años venideros.

El objetivo de la austeridad empresarial es ajustarse el cinturón, como en todas partes. A esta situación se llegó por las decisiones equivocadas, que se tomaron para aligerar la entrada en servicio de Hidroituango, dado el atraso que tenían las obras. En este sentido se propone por parte de la Gerencia: “hacer un uso adecuado y racional de los recursos financieros que administramos, buscando optimizar la liquidez”.

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Entre las medidas adoptadas para alcanzar el objetivo propuesto de aumentar la liquidez de la empresa están: “la reducción significativa del presupuesto destinado para publicidad y patrocinios, la realización virtual (no presencial) de las Juntas Directivas de las filiales nacionales como internacionales, la suspensión del proyecto de renovación interior del edificio EPM, así como la definición de no construir sedes administrativas para las filiales”.

Además se hace una lista de actividades que no se harán y que estaban programadas: “no participar en los Juegos Nacionales del Sector Eléctrico”. Se suspenden “algunas consultorías como la de definición de estructuras administrativas para las filiales y la de medición de desempeño”. Además, se suspenden la realización de “eventos con carácter festivo como el Día Clásico y el Día de los niños”. ¿También los niños ?

La meta de ahorros es del orden de un “mínimo un 10% de los costos y gastos en nuestras empresas”. Sólo se autorizarán por el Comité de Gerencia la “iniciativas nuevas que impliquen inversiones, costos y gastos en el periodo 2018-2019 y cuyos beneficios se verán en el largo plazo, (…) teniendo en cuenta que sean indispensables para garantizar la seguridad operacional y las obligaciones de carácter normativo y regulatorio”.

Por otro lado, también sufre el empleo, sobre todo el de los jóvenes aspirantes recién graduados de nuestras universidades: “queda congelada la provisión de vacantes, tanto fijas como indefinidas, que se tenían previstas a la fecha”.

Tampoco se renovarán “los contratos a término fijo, como principio general, (…) y en relación con los de misión temporal, solo se aprobarán los estrictamente necesarios, de acuerdo con el marco legal. Cada uno de los casos será evaluado en detalle”.

En cuanto a los viajes, “solo se autorizarán viajes nacionales e internacionales, incluidas pasantías” con autorización de los vicepresidentes. “No se renovarán suscripciones a periódicos y revistas. Se congela la realización de eventos (…) que conlleven un gasto adicional. Se deben revisar los contratos de arrendamiento y adecuaciones o remodelaciones, dejando solo aquellos que sean estrictamente necesarios, aplicando también para cambio de sedes. Se deben restringir los planes de telefonía celular y revisar los vigentes, buscando optimizaciones. Sólo deben permanecer con el servicio de telefonía estrictamente quienes lo requieran por su cargo”.

También habrá medidas adicionales: “Durante los próximos días, las vicepresidencias estarán informando las medidas específicas o adicionales que se deberán implementar, derivadas de estas directrices”.

Estas medidas son meros parches para una llanta que necesita ser cambiada. Sin embargo, sería importante para EPM que sus directivos empezaran a evaluar las inversiones hechas en el exterior, los sobreprecios y sobrecostos pagados, como fue la compra de Aguas de Antofagasta por casi los tres billones de pesos que ahora necesita EPM para sobreaguar esta crisis.

Igualmente, EPM debería no sólo endurecer y ejercer los controles en la fusión UNE-TIGO-Millicom y pedir cuentas, dado que esta empresa bajo el control y dirección de Millicom no está generando ganancias sino pérdidas en cerca de 40.000 millones de pesos en 2017, mientras está altamente endeudada y que pierde clientes por mala atención, sino también estudiar la factibilidad jurídica y económica para darle vuelta atrás a una fusión desequilibrada, y a favor de los extranjeros de Millicom.

En conclusión, EPM tiene que aprovechar la crisis presente para hacer una revisión a fondo de sus estrategias económicas, pero también de sus relaciones con la comunidad de la región del cañón del Cauca. EPM no puede ser indiferente a su suerte, y para ello necesita más de antropólogos, sociólogos y trabajadores sociales que de ingenieros para tomar decisiones coherentes y que respondan a las necesidades de la comunidad.

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