Con una exposición individual en el prestigioso Cosmos Club 100 de Washington, aportando al debate sobre la verdad, Félix Ángel cierra su año artístico.
- Usted ha explorado distintas técnicas para realizar su obra bidimensional. ¿Con qué técnica ha construido esa parte de su obra que denomina Arqueologías de Papel?
Es una técnica que se relaciona con el collage, pero va más lejos. El término proviene del francés y significa “engomar”. Fue acuñado por Georges Braque y Pablo Picasso en los comienzos del siglo 20, un momento en que reaparece dramáticamente como parte de la transformación del arte, aunque sus origines se remontan cientos de años atrás. En mi caso, he trabajado el collage desde los inicios de mi carrera.
Las imágenes de mis “arqueologías” son mosaicos de papel (a veces semejan y se inspiran en tejidos, pisos y paredes). La imagen se compone de pequeños fragmentos ensamblados. Esos fragmentos provienen de imágenes impresas en periódicos y revistas, adheridas con goma acrílica a un cartón libre de ácido. Luego son cortadas en tiras, trozos, segmentos según exija la imagen, se adhieren con goma de PH neutro a una plancha de cartón, también libre de ácido. Al terminar la obra aplico un barniz acrílico mate que protege el papel de los rayos ultravioletas. El papel queda prácticamente embebido en una veladura de acrílico atrás y encima, y cuando la obra se enmarca se protege con Plexiglas ™ UV, todo para asegurar su conservación. Con el tiempo, es posible, y lógico esperar que el material original -papel periódico o de revista- se oxide ligeramente a pesar de todas las precauciones, por la constitución misma del papel, pero ello es parte del resultado que yo espero. Es decir, la obra debe envejecer paulatinamente (aunque para serle franco no envejecen tan rápido como yo quisiera), y llegar a un punto en donde es difícil, por su apariencia añeja, determinar el tiempo en que originalmente fueron realizadas. Cuando alcancen ese momento, las piezas adquirirán su verdadero carácter arqueológico (en ambos sentidos, plástico y real), aunque conceptual y metafóricamente hablando lo tengan desde el momento en que comienzo a trabajar con la noticia impresa del día anterior.
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La arqueología, se reconoce en el catálogo de su presentación, se ocupa del pasado remoto. Usted ahora retoma las noticias, o sea lo actual, y lo categoriza como Arqueología. ¿Dejaron las noticias de ser actuales?
La reformulación perenne de la noticia es parte de la dinámica de la misma. Mi obra refleja una preocupación que como tal es constante en la manera de enfrentar la vida. Esa preocupación es la búsqueda de la verdad, tan antigua como la cultura humana. La verdad está sujeta a valores sujeta a valores de tiempo y lugar, a la forma como se contextualiza, se manipula, etc. etc. La información de ayer (sea o no relevante) se reemplaza hoy con la misma noticia, actualizada con otros elementos informativos (que uno asume son verdad), y le confieren otra morfología. Por eso es posible construir “historias” con la noticia, y de pronto esa historia, después de un lapso, tiene poco que ver con la noticia que originalmente le dio origen. La noticia de ayer se convierte prácticamente en un elemento socio-antropológico, que como toda arqueología no garantiza que sea autentica, aunque en un momento se asumió que lo era. El efecto es a veces irreversible.
Una de las formas de crearle espacio a la verdad es descubrir la mentira. Admiro el trabajo periodístico y creo que la mayoría de los medios de comunicación son honestos puesto que detrás de ellos hay seres humanos, con valores éticos afianzados e indiscutible profesionalismo cuya misión es darle sentido, en contexto, a cualquier cosa que ocurre. La verdad, sin embargo, es como el color. Cuando vemos el rojo, el azul, el amarillo, etc., los identificamos porque nuestros sentidos responden a ese fenómeno físico y nos entrenamos para ello. Pero la individualidad genera percepciones, variaciones, interpretaciones; cada persona los experimenta en forma diferente, porque los seres humanos son distintos y cada uno posee fisiología y psicología particular.
Algo que si le puedo garantizar es que no se me ha ocurrido, ni creo se me ocurrirá jamás buscar la verdad en las redes sociales.
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- ¿Es la obra de arte la verdad?
De ninguna manera. Yo diría que es una forma de plantear, de proponer visualmente la búsqueda de la verdad (aunque mientras más se busca es más elusiva), y de cuestionar lo que se nos ofrece como tal. Mis “arqueologías” están planteadas con ese principio. Al desarticular la información visual del formato original y rearmarla con diferentes connotaciones, la imagen permite a la sensibilidad y la percepción la apertura de otras dimensiones, en la misma forma como una situación se percibe diferente por cada persona. Desde esa perspectiva, es ridículo pretender reducir el arte a un ejercicio intelectual al costo de sacrificar los sentidos cuando ya el hombre ha desarrollado herramientas como la filosofía. Recordemos que el conocimiento intuitivo, sobre la base de los sentidos, constituye otro camino para el discernimiento.
Una experiencia novedosa como artista, maravillosa en muchos aspectos por la oportunidad que representa dialogar con un público sofisticado y exigente en lo económico, lo intelectual y lo político. El artista necesita de la interacción con todo tipo de públicos.
Investigar, explorar otras fronteras de la creatividad, descubrir otras, si es posible, y trabajar hasta el último día de mi vida.