La primera experiencia en la nueva era de la Selección, con Arturo Reyes encargado temporalmente del banco técnico, resultó más que positiva para el fútbol colombiano.

No por los simples resultados del doblete amistoso que se disputó en territorio estadounidense, y que dejó un buen balance con el triunfo ante Venezuela (2-1) y un brioso empate con Argentina (0-0), sino más bien porque ese recambio de ideas y las nuevas caras le dan otro aspecto a la Selección y le abren paso a nuevas expectativas.

Lea: Por contrato, hoy termina la era Pékerman con la Selección

No es aventurado incluso decir que Reyes, que es el seleccionador sub 20, permitió ver un equipo diferente, más cercano al estilo y las características del fútbol colombiano, de más manejo de balón y más suelto a la hora de la generación, es decir, menos esquemático y predecible.

Y en eso coinciden no sólo los técnicos sino la afición futbolera, que observó con detalle el transcurrir de los dos juegos preparatorios que se hicieron en Miami y Nueva Jersey.

“Creo que fue una grata noticia. Para mí fue un reencuentro con la sensibilidad del fútbol de Colombia, y la presencia de la renovación invita a pensar que el futuro es interesante”, apunta el exseleccionador Francisco Maturana, destacando el desempeño de los nuevos convocados.

Factor que también pondera Juan José Peláez, extécnico de Atlético Nacional e Independiente Medellín: “Me queda una muy buena sensación porque extrañamente Colombia recupera una forma de jugar, un estilo, y eso indica que el ADN está intacto. Es decir, las sociedades, el tocar el balón, sobre todo ante Venezuela que fue un partido más asequible que con Argentina. Esas características hacen parte de nuestras fortalezas y se habían perdido, pero ahora se evidenció que se pueden recuperar en un nuevo proceso”.

Apreciación que refuerza el extécnico de Nacional y Envigado, Carlos Navarrete, al señalar que “Arturo (Reyes) conoce bien lo que le gusta a la afición colombiana y conoce nuestros jugadores, fue claro y práctico a la hora de trazar su propuesta, que fue coherente con su discurso, lo demostró en la cancha, y además le dio opción a casi todos los convocados. Por eso siento que el balance es muy positivo, y no tengo ninguna duda de que estos dos partidos amistosos le van a ser de mucha utilidad al técnico que llegue en propiedad, porque va a encontrar una buena referencia”.

Nuevas alternativas

A la experiencia de David Ospina, Juan Guillermo Cuadrado y Falcao García, el seleccionador Arturo Reyes sumó en esta convocatoria el ímpetu de una nueva generación representada en jóvenes como Jorman Campuzano, Sebastián Villa, Nicolás Benedetti, Deiver Machado, Alfredo Morelos, Luis Fernando Díaz y Cristian Borja, además de Jhon Janer Lucumi e Iván Arboleda, los dos únicos jugadores que no tuvieron minutos en la minigira amistosa, pero todos los otros con muy buen desempeño.

“Lo de los nuevos jugadores fue muy interesante”, anota Peláez, “porque en ellos se ven alternativas y se ve que el presente y el futuro de la Selección están asegurados”.

Eso sí, precisa que “aunque queda claro que hay material importante para la renovación, a mí me reconforta más saber que el estilo no se ha perdido, que se recupera esa forma de jugar que va con nosotros, y que sin tener mayor tiempo de trabajo también se vio una Selección con orden táctico”.

A su vez, Navarrete recalca que “quedó demostrado que en Colombia tenemos muchos buenos jugadores, que el potencial que tenemos es grande y que ojalá llegue un entrenador que los sepa canalizar, que les sepa sacar el máximo provecho, y que continuemos cumpliendo objetivos como ir a los Mundiales, pero sobre todo con un cómo y con un fútbol en el que todos los colombianos nos sintamos identificados con esa expresión”.

Navarrete reitera que el fútbol colombiano está lleno de talento, “hay jugadores con muy buena condición técnica”, y eso muestra que “en el anterior proceso prefirieron mantener y convocar jugadores lesionados, o que no estaban al cien por ciento, por no darle la oportunidad a varios de esos muchachos”. Por eso insiste en que “a uno como seguidor del fútbol le queda la tranquilidad del potencial que hay, de las muchas alternativas que se tienen y de la seguridad de que lo único que necesitan es respaldo y oportunidades”.

Un técnico trabajador

Mientras el exseleccionador Maturana considera que, desde su posición como un ciudadano normal, ahora lo más importante en cuanto al perfil del técnico que debe llegar en propiedad al banco de la Selección “es respetar y apoyar la decisión de los directivos, quienes saben del compromiso que tienen con todo el pueblo colombiano”, Peláez espera que “después de lo que ha pasado –en referencia al cuestionado final de la era Pékerman-, que sea básicamente un entrenador que trabaje, que trabaje en lo táctico y que respete y enriquezca el estilo de nosotros”.

Y a eso se suma Navarrete: “Debe ser un técnico con experiencia, que conozca nuestros jugadores, que le den el mismo respaldo que a Pékerman, que si necesita ocho o diez asistentes se lo permitan, que sea trabajador, conocedor de las últimas tendencias en cuanto a entrenamiento deportivo”, independiente de si es nacional o extranjero, aunque aceptó que “desearía que fuera un colombiano, pero si no se puede que traigan un entrenador que sea trabajador, y que sea transparente en sus decisiones para que al final de un proceso la afición y todos no nos enteremos de cosas que no tienen por qué pasar en una Selección”.

Lo que viene

El año aún no termina para la Selección Colombia, porque en un mes habrá una nueva fecha Fifa, en la que disputará otro doblete amistoso en territorio estadounidense.

Esos juegos serán ante Estados Unidos el martes 11 de octubre, en Tampa, y frente a Costa Rica el 16 en Nueva Jersey.

De momento, la Federación Colombiana de Fútbol no se pronuncia en torno a la designación del nuevo seleccionador, por lo que Arturo Reyes podría ser de nuevo el orientador para cerrar el ciclo 2018 en espera del nombramiento de un nuevo cuerpo técnico el próximo año, que tendrá la Copa América de Brasil como primer compromiso oficial en la nueva era.