Apodado ‘’el nuevo Scalia’’ por ser un defensor de las ideas conservadoras
Las vacantes en la Corte Suprema de los Estados Unidos no son cosa común pues solo se dan por la muerte o renuncia de uno de sus miembros. El máximo tribunal de justicia está compuesto por 9 magistrados vitalicios cuya función es dictar sentencia definitiva a las apelaciones surgidas en instancias inferiores. El número impar permite que no haya un empate en la votación. Luego del fallecimiento del juez Anthony Scalia en febrero de 2016, varias demandas se han quedado en el limbo jurídico pues no ha habido consenso entre sus miembros. Sobra decir que hoy día ese órgano de justicia no es ajeno a la polarización existente, teniendo en cuenta que las decisiones jurídicas tienen un claro tinte liberal o conservador.
Durante la presidencia Obama llegaron al máximo tribunal las magistradas Sonia Sotomayor, la primera juez con raíces hispanas y la judía Elena Kagan, ambas originarias de Nueva York provenientes de familias humildes. La presencia de las jueces fue interpretada como un justo reconocimiento al papel de las mujeres en las cortes y la creciente diversidad demográfica de los Estados Unidos. La desaparición del juez Scalia ha mostrado como Washington, léase partidos demócrata y republicano, se radicaliza ideológicamente y el balance de poder entra en juego a la Corte Suprema.
Los republicanos que son mayoría en el congreso, lograron bloquear la nominación de un juez en el último año del gobierno Obama con el argumento según el cual ello representaría un cambio en la composición ideológica de la Corte. Una vez posesionado Trump, uno de los primeros actos de gobierno fue poner a consideración del congreso al juez Neil Gorsuch con jurisdicción en Colorado. Apodado ‘’el nuevo Scalia’’ por ser un defensor de las ideas conservadoras (en no pocas ocasiones extremas) y defensor de la interpretación más estricta de la Constitución.
Cabe recordar que todo candidato a la Corte Suprema debe someterse a un riguroso escrutinio en el Comité Judicial del Senado para después ser confirmado en plenaria con una mayoría de 60 votos. Durante este intenso proceso el juez Gorsuch ha intentado distanciarse de las posturas más radicales de Trump para no despertar ninguna duda de su independencia. En sus respuestas deja claro que ‘’nadie está por encima de la ley, ni siquiera el presidente’’, cuando se le pregunto si el ejecutivo llegase a autorizar la tortura en los interrogatorios.
Una y otra vez Gorsuch evita comprometerse a dar respuestas concretas cuando hay de por medio asuntos pendientes de litigio que serán sujeto de fallo en la Corte. Con un sentido del humor y desparpajo nunca antes visto en un candidato a semejante responsabilidad, su interacción con políticos de amplio recorrido y destreza no parecen intimidarle. Con tan solo 49 años de edad, podrían ser más de 3 décadas de jurisprudencia con consecuencias impredecibles.
No parece haber obstáculos para que la nominación en las próximas semanas sea una realidad, aunque desde ya el líder de la minoría demócrata en el senado Chuck Schumer anunció su oposición como una represalia al bloqueo del juez nominado por Obama. De no lograrse los 60 votos necesarios para la nominación, los republicanos podrían acudir a la ‘’Opción Nuclear’’ que consiste en aprobar con una mayoría simple. Eso sería acabar con 200 años de tradición y atizar aún más las diferencias entre los 2 partidos.
La elección de Trump ha puesto en una situación muy incómoda al liderazgo demócrata presionado por los sectores radicales de la izquierda que ven amenazado el legado del presidente Obama y cómo el congreso es dominado por la extrema derecha y los intereses de los poderosos.