La izquierda que defendía la democracia y no quería tumbarla sino transformarla tuvo un éxito arrollador.
La democracia liberal que hoy en día se difundió por todo el mundo comenzó con tres experimentos en Inglaterra Estados Unidos y Francia en 1649,1776 y 1789, respectivamente.
En 1848 el manifiesto del Partido Comunista de Carlos Marx anunció que ese modelo era ilegítimo y había que derrocarlo con violencia, de la misma manera que se hizo con el rey Luis XVI.
Esto tuvo un doble efecto. Por un lado aparecieron los revolucionarios que querían destruir el establecimiento e inaugurar uno nuevo, y algunos de ellos lo lograron, como fue el caso de la Unión Soviética, China o Camboya y algunos más.
De otro lado surgieron personas de izquierda que consideraban que no había necesidad de destruir el sistema liberal democrático, sino que era posible hacerlo más justo a partir de partidos socialistas.
Ambas fórmulas de izquierda se aplicaron con diferentes resultados. El comunismo tal cual aplicado resultó un total fiasco: muchísimo sufrimiento, poco resultados y al final se derrumbó como tal y ya nadie lo vende como opción ideológica, salvo unos pocos nostálgicos.
En cambio, la izquierda que defendía la democracia y no quería tumbarla sino transformarla tuvo un éxito arrollador. Logró convertir Europa en un gran estado de bienestar que se ha mantenido hasta hoy, a pesar de las crisis y hasta en otras partes del mundo.
La dificultad consiste en saber distinguir quiénes de los políticos de izquierda pertenecen al primer grupo o al segundo grupo. Es decir, hay líderes que no quieren tumbar la democracia en ningún momento y se presentan a elecciones aún habiendo sido revolucionarios, y otros que definitivamente quieren alcanzar el poder para modificar la fórmula política de la democracia por una más parecida al comunismo.
En la derecha se da algo parecido. Es difícil distinguir los líderes de derecha que quieren restringir las libertades democráticas de los líderes de derecha que, sencillamente, buscan fomentar el orden y generar riqueza sin afectar esas conquistas.
Yo no voy a decir aquí quiénes son unos y otros. Es el ciudadano quien tiene que hacer el esfuerzo de mirar la prensa especializada, ver los noticieros serios y ¿por qué no? revisar las redes sociales, pero con mucha precaución.