Al tomar posesión de la dignidad que debe ostentar hasta el año 2022, Iván Duque fue claro al llamar las cosas por su nombre e invitar a la unidad en un pacto social, que tendrá como norte los propósitos de su gobierno.
Con un refrescante llamado a la unidad por Colombia, posible mediante la búsqueda de consensos nacionales a través de los talleres construyendo país y políticos en el trabajo respetuoso con el Congreso, el presidente Iván Duque asumió la dignidad que debe ostentar hasta el 2022 y por la cual se declaró exento de orgullo y listo a servir y trabajar por el país.
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La claridad de su discurso de posesión no obedece tanto a la sencillez de su construcción como sí a la capacidad de llamar a las cosas por su nombre, calidad con la que mostró qué puede el país esperar de un gobierno que se anuncia fundado en principios y valores que darán fundamento a su propuesta de trabajo en el marco y con respeto por la legalidad y la justicia.
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El discurso del presidente Duque fue firme en los campos en que el país más está necesitando tal cualidad. En el de la búsqueda de la paz, notificó al Eln que la continuidad de los diálogos en curso, que el mandatario se propone definir en un mes, depende de que esa organización demuestre voluntad cesando la violencia, y en cuanto al proceso con las Farc anunció que, ahora sí, las víctimas van a estar en el centro, razón por la cual se propone exigir a ese grupo cumplimiento a los derechos hasta ahora desconocidos a justicia proporcional, verdad plena, reparación con recursos de las Farc y garantía total de no repetición. Con firmeza, también, el presidente anunció el combate para liberar a Colombia del narcotráfico, apoyándose en aliados internacionales, y una radical decisión para combatir la corrupción y sus causas más notables.
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Con optimismo y declarada voluntad de trabajo, el presidente Duque ratificó su voluntad de forjar equidad. La tributaria, para alentar los emprendimientos y propiciar que empresarios y trabajadores tengan bienestar. La territorial, con los talleres Construyendo país y la presencia integral del Estado. La social, con oportunidades en educación, que incluyen la nutrición infantil; salud, resolviendo las crisis del sistema; vivienda, con nuevos y más amplios mecanismos de acceso, y la atención a los ancianos, mediante reformas que equilibren los subsidios pensionales.
La decisión de trabajar arduamente por el país fue demostrada el mismo día de su posesión, cuando presentó al Congreso el proyecto de acto legislativo que propone prohibir que el secuestro y el narcotráfico sean aceptados como delitos conexos al político, como se admitió en el acuerdo con las Farc, así como el paquete de reformas que afinan los mecanismos anti-corrupción, en especial los punitivos, la permanencia de congresistas; los controles a la contratación y la transparencia de los servidores públicos. Estas normas, sobre las que existe acuerdo nacional, pondrán a prueba a los partidos independientes y de oposición, que podrán mostrar si se proponen construir país desde la diferencia o si, por el contrario, ejercerán una oposición radical realizada con los que el sociólogo Zygmunt Bauman llamó “happenings de estilo guerrillero”.
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