La tercera compañía eléctrica del país fue subastada el 13 de enero en medio de una dura polémica. Brookfield, un consorcio canadiense, se quedó con el 57,6% de participación que el Gobierno tenía en la empresa.
A las 9:15 a.m. de ese miércoles se hizo público el anuncio oficial de la venta de la generadora y comercializadora eléctrica colombiana a empresarios privados canadienses por valor de $6,48 billones. La subasta, en la que sólo se presentó un oferente, se efectuó en la Bolsa de Valores de Bogotá, bajo el acuerdo de que a los diez días siguientes a la venta se recibiría el pago por la transacción.
El día anterior a la oficialización del negocio, Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda, hizo un llamado de tranquilidad a los colombianos y aseguró que con el dinero obtenido por la venta se constituirían nuevos activos en infraestructura de transporte, específicamente enfocados a los proyectos de las autopistas de cuarta generación.
Desde el punto de vista de los sindicatos, Óscar Vallejo, presidente de Sintraisagén, se pronunció en ese momento sobre este hecho invitando a una acción ciudadana: "Unámonos y rechacemos todas las políticas privatizadoras. 700 trabajadores tiene la empresa, la mayoría está en uno de los sindicatos que existen, vamos a estar pendientes de las decisiones que tomen los nuevos dueños. Esa plata de Isagén la van a mandar a un fondo que hace créditos a inversionistas privados a bajo interés. Esa plata se va a volver de bolsillo", sentenció en el primer mes de este año el líder sindical, quien días después integró una, de las muchas protestas, que se presentaron en la víspera de la venta a las afueras de la Bolsa de Valores de Colombia.
Pero el proceso de la venta es de vieja data: para 1999, en el mandato de Andrés Pastrana, fue expedido un decreto que avala la venta del 79,2% de las acciones de la empresa de energía. Posteriormente, el 14 de septiembre del 2000, la Corte Constitucional no admitió la legalidad de la subasta. Ya para el 2007, la administración de Álvaro Uribe vendió el 19,2% de la empresa y, seis años después, en 2013, Juan Manuel Santos empezó a hablar de la privatización de la compañía para invertir en proyectos de infraestructura.
El único oferente, una condición válida en este tipo de operaciones, fue la empresa canadiense Brookfield Asset Management, que es un grupo internacional dedicado a la administración de activos. Bajo su mando hay más de US$225.000 millones destinados para inversión. Trabaja en los sectores de bienes raíces, infraestructura e inversiones de capital privado. Además, lleva unos 100 años trabajando en el sector eléctrico mundial.
Con la venta de Isagén, Ecopetrol se consolida como el bien más valioso dentro de los activos de un Estado colombiano que quedaría con menos de 100 propiedades públicas en el país. Banco Agrario, ISA, Fiduprevisora, Urrá y doce hidroeléctricas pequeñas más, hacen parte del consolidado que aparece en el antiguo Plan de Enajenación que el Ministerio de Hacienda le remite al Congreso cada año, y en el que ya no figurará más Isagén.
Por medio de una asamblea general de accionistas de tipo extraordinaria, Isagén ratificó el 1 de noviembre su salida de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), conforme lo venía anunciando desde el 7 de octubre. Siendo la tercera acción deslistada de la bolsa colombiana este año, después de Tablemac y Pacific, la empresa generadora de energía hizo efectiva su salida del mercado colombiano luego del cierre del proceso de Oferta Pública de Adquisición (OPA), en el que la mayoría de sus accionistas pudieron vender su participación en la electrificadora a un precio de 4.130 pesos por título.