De esas que casi nunca usamos
Empiezo esta vez por la palabra “rara”, y pongo comillas porque las palabras no son raras, que algunas no las usemos mucho en lo que se llama el “registro coloquial”, es decir, esa forma de hablar que utilizamos entre gente de confianza, es otra cuestión. Una palabra se usa mucho o se usa poco porque sí, por magia y capricho del inconsciente colectivo, permítanme esta expresión tan rimbombante. Nadie se inventó el idioma que hoy hablamos. No crean que unos señores se sentaron a inventar palabras y a armar una gramática. No y no. El idioma ha sido una construcción inconsciente del colectivo, que no tiene otra opción que comunicarse, así funcionan las sociedades. Ir al mercado, ir ante el juez, ir al teatro: todo ello ha exigido palabra, diálogo. En fin.
La palabra que les traigo es arrellanarse. “Pablo llegó a la casa muy cansado y se arrellanó”. ¿Qué creen que hizo Pablo?, ¿qué se imaginan? Pues que se sentó con toda comodidad, con las piernas estiradas y la cabeza donde mejor le quedó. O también puede significar “estar a gusto en un lugar o empleo”. Así como se estiró bien cómodo en la silla, puede estar muy contento en su trabajo, por poner un ejemplo. Yo espero que estén arrellanados mientras leen esta columna.
“Sentí un escalofrío en el cuerpo”
Ustedes saben que redundancia es uso innecesario de palabras: “un uñero en la uña”, cuando basta decir “uñero” por evidentes razones. Una redundancia no siempre es un error: depende del contexto, de la intención de quien habla. Pero muchas redundancias son fruto de cierta inconciencia, de hablar sin pensar mucho en las palabras que se usan. ¿Hace falta aclarar que un escalofrío se siente en el cuerpo? Creo que no. Si yo digo “me dio un calambre en el pie”, la aclaración vale porque también se me puede encalambrar la mano, ¿no? Pero no tengo que decir que tengo apendicitis en el apéndice, y me perdonarán la exageración.
Insistan en que, no “insistan que”
La interpretación sobre estas construcciones puede cambiar y, a lo mejor, de aquí a unos años las academias dirán que es correcta la forma “insistió que quería ir”. Pero la construcción que hoy consideran correcta necesita “en” o “sobre”. “Yo insistí en que debían llegar a las 5:00” en vez de “Yo insistí que debían llegar a las 5:00”. “Ellos insistieron en que fue una gran derrota”. “Ellos insistieron sobre su petición”.