A pesar de que el actual Gobierno Nacional es muy ducho en desarrollar verdaderas “cortinas de humo” para disimular muchas de  sus decisiones, como ha ocurrido en este nefasto fin de enero, con la implantación del “Nuevo” Código de Policía, el “nuevo” IVA, los “nuevos” aspirantes a ciudadanía (la Farc) etc., se pone de relieve que todas las estructuras políticas, financieras y materiales son muy endebles (débiles, y de poca resistencia) y por lo tanto son muy susceptibles al fracaso.

Además se le puede aplicar el verso de la ranchera titulada: La Envilecida: “Con pinturas que te das/ no podrás borrar tus señales de vicio”.

Para no ir muy lejos respecto al “Nuevo” Código de Policía, preguntaría Marañas: ¿Y la “nueva” Policía, donde está? Pero es claro que si hay una “Nueva” Justicia.  El que entendió, entendió.

Es que asombran los detalles. Se multarán a los llamados habitantes de la calle por que hacen sus necesidades fisiológicas en la calle, y cabe peguntar de nuevo: ¿Donde están los baños públicos? ¿Cómo van a pagar las multas? Y así por el estilo.

Es preciso apartarse un tanto de las cuestiones de índole politiquera, para adentrarse en el análisis del desarrollo de las Obras Públicas. Aparte, claro está, del asunto de la corrupción rampante, para profundizar en la idoneidad y capacidad de quienes son responsables del desarrollo de las obras.

Los recientes derrumbes en la Autopista Medellín Bogotá, no son casuales ni fortuitos. Se deben, en primera instancia, a la antigua concepción falsa de ejecutar carreteras “con derrumbe propio”, para no construir viaductos y túneles por “costoso”. Se construyeron las vías afectando las laderas que por sí eran potencialmente inestables. No se les dio el tratamiento adecuado y se adoptó la filosofía, nefasta también, de ir retirando los derrumbes hasta que se estabilizaran los cortes.

A ello se le agrega el hecho de que no se les dio el mantenimiento requerido, y se les intervino con explotaciones muy cuestionables.

Otro caso es el desalojo de urbanizaciones dizque por están en sitios de alto riesgo y porque no se cumplen las normas de sismo resistencia, como ocurrió recientemente en Bello.

Con esos criterios aplicados a rajatabla, habría que desalojar miles de viviendas y cabe preguntar ¿Cuál fue, es y será el papel del Estado para controlar ese urbanismo descontrolado?

El problema de este tipo de intervenciones de laderas potencialmente inestable no abarca únicamente a los estratos bajos, sino que también afectan a los estratos altos. El ejemplo de El Poblado es muy diciente y como se suelen seguir los malos ejemplos, en busca de beneficios materiales, le siguen Envigado, Itagüí, Sabaneta y la Estrella, para no salirse del Valle de Aburrá.

Los casos del Parque Biblioteca España, con el puente peatonal en Guadua, el intercambio de la TI con la loma de Los Balsos, el edificio Space, aparte de las consideraciones propias de la corrupción, dejan la duda sobre la idoneidad y capacidad técnica que, en su momento, tuvieron los responsables. En otras palabras la falta de idoneidad, experiencia, capacidad, trayectoria de quienes asumen direcciones de carácter técnico puede ser tan nefasta como la corrupción.

Es que este tipo de posiciones se dotan, muchas veces, con carácter politiquero y también son muy “inestables” porque en el mejor de los casos, se cambian cada 3 o 4 años.

Se plantea también la necesidad de analizar la “estabilidad” de todo la infraestructura dedicada a la formación y /o educación en todas las profesiones. El hecho demostrado tozudamente es que dicha “estructura” también es muy endeble.