La ideología cree en sí misma, la ciencia duda de sí misma y es por ello que las opiniones ideológicas asumen la forma de excusas, justificaciones o disculpas.
Conviene adentrarnos más en las entrañas de lo que es y cómo funciona una ideologia porque definirla como un conjunto de ideas que singulariza a una persona o a un gupo social describe solamente un ideario organizado con unos valores ya instalados, pero no la forma como se va moldeando y cambiando con la historia individual y colectiva, en la casa con sus intimidades, en la escuela con sus diversos grados de roce social y cultural, en la calle con su explosión de experiencias y pluralidades y en el trabajo con sus rutinas. Una definición de diccionario no alude al hecho de que los valores ideológicos, como los morales, se construyen por ensayos y errores, consensos y disensos consuetudinarios; es decir, por medio del uso y la costumbre, aunque despues de adoptados den la impresión de que son eternos y absolutos.
Puede interesarle: La personalidad de las constituciones
La ideología comparte con la ciencia la curiosidad y la necesidad de explicaciones, pero se distinguen porque aquella es como una esponja que asimila y la ciencia como un repelente. La ideología procede por inclusión porque su función es tranquilizar desasosiegos e inquietudes, descifrando mediante saberes y opiniones satisfactorias sucesos maravillosos, enigmáticos, angustiantes o trágicos. Mientras que las ideologías rivalizan con otras que ponen en peligro la seguridad de sus opiniones, la ciencia procede por exclusión porque su rival son los hechos que contrastan sus hipótesis.
Evitar el error es el asunto de las ciencias, mientras que errar en las descripciones o en las predicciones es indiferente para las ideologías aún esquivando la realidad en aspectos sobre los cuales la ciencia es sinceramente cruel, porque afirmar creencias es el cometido de las ideologías en tanto que asumirlas como obstáculos epistemológicos es el de la ciencia. La ideología cree en sí misma, la ciencia duda de sí misma y es por ello que las opiniones ideológicas asumen la forma de excusas, justificaciones o disculpas.
Mas que seguridad epistemológica lo que pretende toda ideología es seguridad emocional como la que puede brindar un hogar cómodo en el cual la simpleza de las explicaciones brinda cobijo. En la medida en que se expande el habitáculo y las costumbres se hacen complejas y extrañas, se pierde mayor seguridad explicativa y por tanto emocional, crece el vacío. Es por esto que las ideologías más rotundas, prolijas y simples son las más poderosas, como la xenofobia, el nacionalismo o el populismo o las ideologías específicas que reducen el mundo complejo a reglas básicas desconociendo otras ideologías, acrecentando el optimismo hacia adentro y el pesimismo hacia afuera. Además, porque, frente a la complejidad, inconmensurabilidad, inefafilidad y no poca artificiosidad volátil del mundo complejo, volver a la simpleza del hogar es como volver a un resguardo seguro en el cual una buena ideología puede brindar consuelo para el desamparo, maná para el hambre, resignación para la pobreza, solidaridad para la indiferencia, saciedad para el vacío, sosiego para el desamor y aún también belleza para la feúra, alivio para un dolor de muelas, justificación para la mentira y motivos para la guerra, asi estalle por la rebatiña sobre un florero, por el robo de una gallina o por llegar a la presidencia de Colombia.
Lo invitamos a leer: En caso de emergencia salga por la derecha
http://www.elmundo.com/noticia/En-caso-de-emergencia-salga-por-la-derecha/362718
Aunque toda ideología permite definir lo bueno y lo malo, lo legal y lo ilegal, lo útil y lo inútil, el éxito y el fracaso, es decir, establecer valores, raseros y modelos de pensamiento y de acción, lo puede hacer partiendo de dos polos diametralmente opuestos. Asumiendo unos valores éticos como rectores de toda acción y de toda decisión con independencia de cualquier resultado que produzcan o con la intención de que esos principios sean tan inminentes y patéticos que tengan efecto directo sobre sus múltiples consecuencias y sobre el comportamiento de cada uno de los miembros del grupo. O desde el polo de los resultados a los cuales asume como fin último con total indiferencia de valores morales o asumiendo como valor moral el éxito por resultados. Y existen las ideologías que se sitúan en un punto entre estos dos extremos. Las primeras son ideologías típicamente moralistas; las segundas son típicamente cínicas, amorales y aun inmorales, para las cuales la ideología son los hechos, no los valores; y las terceras son ideologías pragmáticas. Huelga decir que hay mucha hipocresía en el uso de las ideologías sobre todo porque se usan las moralistas para lograr lo que pretenden las cínicas y porque las que se situan en un punto intemedio terminan mezclando idearios contradictorios y mintiendo en ambas direcciones para satisfacer emociones, concitar voluntades o dominar almas tominonas