Dirigir los esfuerzos gubernamentales hacia reducir los índices de violencia y dirigir esfuerzos hacia la provisión adecuada de bienes públicos repercute positiva y directamente en la salud y el bienestar de los ciudadanos
Actualmente, más del 80% de los pobladores viven en las grandes urbes. Las ciudades atraen un gran número de personas debido a un mayor acceso a bienes y servicios públicos y privados, tales como educación, salud, sanidad, transporte y seguridad. Sin embargo, prestar estos servicios es costoso para las ciudades y por ende hay diferencias por comunas en acceso y calidad de dichos servicios. La prestación de servicios públicos insuficientes y deficiente, dado la poca oferta o la capacidad para brindar una prestación adecuada, puede afectar el estado de salud de los individuos.
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Por ejemplo, en el caso del sobrepeso, altas prevalencias de esta enfermedad podrían estar asociadas a la percepción de inseguridad en la ciudad y/o barrio de residencia. Los robos, el vandalismo y los homicidios pueden desalentar a las personas a realizar actividades deportivas como caminar, trotar, correr o jugar futbol en los parques públicos. Es decir, que a pesar de que exista la disponibilidad de los espacios públicos para las actividades físicas, la inseguridad podría impedir su utilización. Lo anterior, haría suponer que para quienes residan en barrios con altos índices de criminalidad o a quienes no pueden acceder o pagar por un lugar privado de recreación, la situación de violencia y/o bajos ingresos tendría un efecto negativo en su salud.
En un estudio reciente que publiqué con unos colegas en el Journal of Urban Health examiné la relación entre altas de tasas de crimen, provisión de bienes públicos y sufrir de sobrepeso o problemas físicos o mentales en Cali. Entre los bienes públicos analizados estuvieron parques iluminados, espacio público adecuado por habitante y la existencia de estaciones de bus.
En el estudio encontramos que una mayor tasa de homicidios en la comuna donde se vive en Cali, aumenta la probabilidad de tener sobrepeso. No obstante, esta situación difiere por sexo. La percepción de inseguridad afecta el peso en los hombres mientras que la violencia en el barrio afecta la salud mental de las mujeres. En relación con la disponibilidad de bienes públicos, como parques y espacios públicos adecuados, estos reducen la probabilidad de que un caleño sufra de sobrepeso. Un resultado similar se encontró para la existencia de estaciones de buses en la comuna de residencia: a más estaciones menos problemas relacionados con salud mental y sobrepeso.
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En conclusión, dirigir los esfuerzos gubernamentales hacia reducir los índices de violencia y hacia la provisión adecuada de bienes públicos repercute positiva y directamente en la salud y el bienestar de los ciudadanos en el corto y largo plazo.