Los franceses usan la palabra sabot para decir zueco (el parecido con “sabotaje” es obvio, ¿no?).
Todas las palabras tienen historia: algunas no las conocemos, otras parecen fábulas y otras tienen algún sustento “real”. La historia de “sabotaje” pertenece a la segunda categoría. Entre otras razones, porque tiene más de una (de hecho, en otra columna les relaté alguna). Varios estudiosos (y me perdonan la falta de rigor académico: no soy académico) relacionan este sustantivo con la palabra francesa sabotage (según el Diccionario de la lengua española, de esta viene la nuestra y, como ven, poco cambió su escritura en su andanza hasta el castellano). Un sabotage es lo mismo que un sabotaje: los empleados dañan las instalaciones, las herramientas o los productos de la fábrica como forma de protesta (por ejemplo). También se pueden sabotear órdenes y proyectos.
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Pero en francés hay un significado más, que nosotros no tenemos: fabricación de zuecos (esos zapatitos, sí). Los franceses usan la palabra sabot para decir zueco (el parecido con “sabotaje” es obvio, ¿no?). Aquí vienen, ahora sí, los cuentos: dice Ricardo Soca (busquen en Google si no lo conocen) que en 1910 hubo una huelga de trabajadores ferroviarios en Francia. Bueno, se enojaron y se agarraron con los dueños del aviso, como decimos aquí. Y para protestar, pusieron sus zapatos de madera (sus sabots) en la vía. El otro cuento es este: un orador, en alguna ciudad de Francia, arengaba a su público. Sabe Dios qué les chocó: algunos empezaron a golpear el piso con sus sabots para interrumpirlo, para joderle el discurso (este segundo cuento no lo echa don Ricardo). Ahí les dejo.
Una regla
Buenos días y buen día
No es cierto que sea incorrecto decir “buen día, señor” en vez de “buenos días, señor”. ¿Por qué va a estar mal? No hay razón. Ahora, es más frecuente “buenos días”, aunque, en realidad, deseamos que ese día sea el bueno. Así que no es un plural “normal”, por cuanto no se refiere necesariamente a varios días. Es un plural expresivo: decimos “los funerales del rey” cuando realmente hay un solo funeral.
De esas que casi nunca usamos
Catear. Buscar, espiar, acechar. Un allanamiento es un cateo, es decir, cuando la policía entra a un domicilio con orden judicial para buscar, por ejemplo, pruebas.