Ante la manipulación reinante, la esperanza del voto joven e incontaminado.
Mientras se despeja la nebulosa que ahora cubre el proyecto Hidroituango, que implica una grave tragedia ambiental e incalculable impacto en las comunidades cercanas al río Cauca, mi solidaridad con todas ellas. Confío en que se impondrán la seriedad e inmediatez en su atención y reparación; que la solidaridad se desborde sin atenuantes de talanqueras burocráticas.
Por igual espero que pronto se establezcan responsabilidades, sin lemas al estilo de que lo importante es salvar a EPM, o que EPM somos todos.
Tampoco con el expediente fácil de poner en la picota a los que exijan castigo para quienes no administraron con rigor el erario y causaron este colosal desmadre. Compás de espera sí, pero nunca el olvido, porque es evidente que, como acertadamente lo planteó el gobernador Luis Pérez: algo nos ocultaron y es preciso develarlo.
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En cambio, salta la contradicción al reparar en la enorme discusión que suscitó la medida de la JEP de “congelar” el trámite de extradición de Santrich hasta establecer en qué momento se produjo el supuesto delito cometido. En este caso muy pocos destacaron el acierto de la decisión, que no conlleva oposición a la extradición si se comprueba que el delito no está cobijado por la justicia transicional. Pocas voces pidieron esperar a que funcionara el tribunal y que las pruebas se recaudaran y analizaran. Al contrario, muchas exigieron agilizar la extradición, no importa que las víctimas se queden sin conocer la verdad y que el proceso judicial pueda ser torpedeado por quienes nunca lo han compartido.
Estos líderes del establecimiento, este régimen que quiere capturarnos y dar la espalda a la verdad fueron atacados con vehemencia por Álvaro Gómez Hurtado. Pero subsisten e impiden que Colombia construya el camino de la reconciliación y de la paz, un anhelo posible cuando el pueblo tome las riendas del poder y haga uso de los mecanismos de decisión y participación política.
A propósito de estos mecanismos, es inminente la definición de los dos candidatos presidenciales que irán a la primera vuelta. Las encuestadoras se han equivocado y tratan de manipular la voluntad del ciudadano. A Iván Duque lo elevaron tanto que ahora les preocupa su caída; eventualidad que se podría atenuar si Álvaro Uribe hablara menos de su candidato, pero ¿quién podría lograrlo? A Petro lo muestran como lo peor que le ha sucedido a Colombia aunque ¡vaya ironía! a más ataques mayor crecimiento, porque les falla la estrategia que resultó exitosa con el plebiscito por la paz. Humberto de la Calle, hombre probo y con las capacidades de que carecen sus antagonistas, es a distancia la mejor opción, pero le falló la maquinaria de su partido, el Liberal, aún así votaré por él. Así que los votos que, espero, lo llevarán a la segunda vuelta son propios, y a lo mejor suficientes para hacerlo presidente de Colombia. Vargas Lleras empieza a recoger los frutos de las adhesiones de muchos partidos, aunque no sabemos si le alcance el tiempo; es claro que le sobró arrogancia y le faltó lealtad, pero llega apostándole a la paz y eso resulta muy conveniente como opción si pasa a segunda vuelta. Fajardo, nada que decir.
Fragor de unas campañas caracterizadas por abundancia de dinero para comprar adeptos, a lo que se suma la injerencia de políticos y empresarios que han estado al lado del crimen y de la corrupción, y que ahora hacen esfuerzos por opacar a los candidatos que apoyan el proceso de paz. También merodean narcotraficantes y miembros de bacrim y del Eln tratando de hacer méritos.
Pero lo que importa es la movilización que está protagonizando la población joven y las mujeres hartos de la polarización y la confrontación. Se prevé que acudirán en masa, como nunca antes, a definir el futuro de Colombia porque son conscientes de la manipulación, los engaños y delitos cometidos en la defensa de causas non sanctas. Y porque identifica a bandidos disfrazados de demócratas y a líderes e instituciones cuestionados por su papel en el atraso social y en la aguda inequidad imperante. Estamos en vísperas de grandes cambios si todos salimos a votar este 27 de mayo