La decisión de EPM para atender la emergencia es la adecuada, pero debe complementase con una revisión inmediata y cuidadosa de los diseños de los sistemas de refuerzo de los túneles de conducción y descarga.
Tal como lo informó la prensa nacional, en los primeros días del corriente mes de mayo se presentó una emergencia por el taponamiento de la entrada del único túnel de desviación de la Central Hidroeléctrica de Ituango (CHI)-Hidroituango, por causa de deslizamientos generados en las laderas aledañas al embalse, en sitios posiblemente diferentes a los señalados por Woodward Clyde Consultants-Integral y referenciados en mi columna, publicada en enero de 2017 y en una carta del suscrito al señor gobernador de Antioquia, del 2 de marzo de ese mismo año.
Una vez reabierto el túnel de desviación, un derrumbe interno del mismo de nuevo lo taponó, lo que generó dos situaciones críticas, a saber: 1.Reducción significativa del caudal del río Cauca aguas debajo de la presa y consecuente afectación a los ecosistemas dependientes del sistema hídrico y 2.Llenado anticipado del embalse, antes de completar la construcción de la presa, y consecuente falla de la misma, con la consiguiente afectación a la población asentada aguas abajo, así como a la infraestructura, cultivos y al hato ganadero del Bajo Cauca: ¡una verdadera tragedia nacional!
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Según información del gerente de EPM en rueda de prensa del pasado 9 de mayo, para evitar una tragedia aguas abajo de la CHI, se decidió utilizar como túneles de desviación algunos de los túneles de conducción, que son los tubos que conducirían el agua a presión hasta la caverna denominada casa de máquinas, donde se encuentran instalados los equipos de generación y de transformación; desde la casa de máquinas las aguas serían devueltas, por el túnel de descarga, al cauce natural del río Cauca, en un sitio aguas abajo del área de localización de las obras principales que constituyen la Central.
Un accidente de obra, similar al de la CHI, ocurrió a principios de la década de los 80 del siglo pasado, durante la construcción de la Central Hidroeléctrica de Salvajina (CHS), localizada sobre el río Cauca a la altura del municipio de Suárez, norte del Departamento del Cauca.
La presa de la CHS es una estructura de tipo enrocado, similar a la de la CHI, pero con una altura de sólo 110 metros, mientras que la nuestra, cuando se termine, se levantará 280 metros sobre el lecho del río Cauca. La operación de contingencia adoptada por EPM para atender la emergencia de la CHI es similar a la que se practicó en la CHS en los años 80, pero, obviamente, no es posible anticipar, con base en la experiencia de la CHS, las afectaciones que en nuestro caso puedan sufrir la estructura de la casa de máquinas y los equipos de generación y transformación ya instalados, observación que también es válida para los túneles de conducción y descarga, utilizados temporalmente como túneles de desviación de la CHI.
En mi opinión la decisión de EPM para atender la emergencia es la adecuada, pero debe complementase con una revisión inmediata y cuidadosa de los diseños de los sistemas de refuerzo de los túneles de conducción y descarga, que operarán durante la emergencia como túneles de desviación. En caso de encontrar deficiencias en la estructura de estos para resistir las solicitudes durante la operación programada-como ya ocurrió con dos de los túneles de desviación- estaríamos ante el peor de los escenarios y sería necesario implementar un plan de evacuación masiva de la población y de los semovientes asentados aguas abajo de la presa.
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Quiera Dios que esto último no ocurra y que el plan de contingencia que ha puesto en marcha EPM sea suficiente para superar la emergencia, pero faltaría por instalar un sistema de bombeo temporal para trasvasar aguas desde el embalse hacía aguas abajo de la presa, lo cual se requeriría para garantizar un “caudal ecológico” y con ello minimizar las afectaciones a los ecosistemas hídricos.
Lo más difícil para este ingeniero-formado toda una vida en el sector hidroeléctrico y ahora comprometido con opiniones públicas relativas a una inocultable crisis de nuestra profesión- va a ser sentar posiciones críticas que ayuden a ampliar el debate necesario que espera el país. No obstante lo anterior, lo considero un deber ineludible.
En primer lugar, es inaceptable que el factor menor costo de las obras sea el elemento determinante en los diseños, falencia que sin duda ha sido la causa principal de los recientes colapsos de edificios, puentes y muy probablemente del accidente de Hidroituango que nos ocupa.
En segundo lugar, parece que en nuestro medio se haya olvidado tener en cuenta el concepto de vulnerabilidad de las obras proyectadas, que se entiende como la apreciación que de un bien tiene la comunidad, el primero de los cuales es la vida humana, seguido por la conservación de los ecosistemas. En la CHI es inconcebible que durante la construcción de la presa se haya dejado en operación sólo uno de los cuatro túneles de desviación originales, pero mucho más grave aún es que los sistemas de refuerzo que asegurarían la estabilidad de los mismos fuesen deficientes, como lo demuestra el colapso de dos de ellos puestos hasta ahora en operación. Para explicitarlo de manera patética, durante una catástrofe, por ejemplo en un terremoto, lo último que puede llegar a fallar son los hospitales y los puestos de socorro.
En tercer lugar, es inconcebible la carencia de memoria histórica de nuestras instituciones. Parece que cuando se diseñó la CHI nadie sabía lo del accidente de la CHS, atrás referenciado, ni mucho menos que hubiera utilizado esa experiencia.
Por último, mientras tenga fuerzas, nunca dejaré de insistir en el riesgo que para el futuro embalse de la CHI significa el gran deslizamiento del Guácimo y de otros, descrito en varias comunicaciones de este columnista. Si los pequeños deslizamientos de hace pocos días obstruyeron la entrada del túnel de desviación, ¿que no pasaría con la re-movilización total o parcial de la gran masa que conforma el depósito del Guácimo (2.250 millones de metros cúbicos, en total)?
Nota
Las consideraciones anteriores se basan en la información fragmentaria que los escuetos comunicados de EPM han permitido conocer. Si bien es comprensible que en el momento presente esta prudencia sea necesaria, esta escasez de información puede dar lugar a especulaciones de la cual no estaría exenta esta columna. En la medida en que se revele información se podría revisar la columna