El libro recorre y recrea los momentos, los episodios, y, en especial, los personajes que le tendieron la mano, y lo impulsaron a que siguiera la carrera de letras
Con inocultable fruición, estoy releyendo el libro de Gustavo Castro Caycedo (sí; Gustavo, el hermano de nuestro extraordinario periodista - escritor, Germán Castro Caycedo), titulado, Gabo: Cuatro años de soledad. Su vida en Zipaquirá. (ediciones B, 2012). Y digo con fruición, porque es un inmenso placer recorrer las 436 páginas que necesitó el periodista Gustavo Castro Caycedo, para recrear, momento a momento, los cuatro años que el Nobel Gabriel García Márquez, vivió y necesitó para formarse escritor, “en una casa zipaquereña de grandes balcones, cargados de geranios y orquídeas, y de materas con claveles, agapantos y begonias; hablo de la sede del Liceo Nacional de Varones, en la calle Séptima, entre las carreras Octava y Novena, que ocupa media manzana; casa que hasta hoy, por descuido oficial, no ha sido declarada monumento nacional”. Allí, producto de una beca, entre 1943 y 1946, Gabo cursó el bachillerato, y se graduó como escritor. Llegó como un estudiante costeño, cargado de pobreza, algo tímido, de apenas 16 años, y salió convertido en un hombre de letras, y con veinte años a cuestas.
Me gusta la tesis del autor, en el sentido de citar esos cuatro años como la fragua del escritor y del futuro Nobel; y me gusta, sencillamente porque el libro recorre y recrea los momentos, los episodios, y, en especial, los personajes que le tendieron la mano, y lo impulsaron a que siguiera la carrera de letras. En Zipaquirá, lo demuestra el autor, inició su formación intelectual, lo “graduaron” de poeta piedracielista, de declamador, de orador y de escritor. Fortalecieron su pasión por la lectura y canalizaron su talento hacia la prosa, dándole piso firme y formación literaria a su gran imaginación, que lo condujo finalmente a ganar el Premio Nobel de Literatura, en 1982. El autor recrea con amenas anécdotas estos años de Gabo, que enriquecieron su educación sentimental. “Si Gabo no hubiera recibido una beca para el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá, seguiría siendo poeta, dibujante y caricaturista, pero no escritor ni Nobel de Literatura”, dice Gustavo, en su libro; Tiempo después, en su libro autobiográfico Vivir para contarla (Norma, 2002), Gabo diría: “Todo lo que aprendí se lo debo al bachillerato”.
Vea además: Gabriel García Márquez nuestro Nobel
Gabo: Cuatro años de soledad. Su vida en Zipaquirá, es una investigación rigurosa que reúne testimonios de 83 compañeros, amigos, profesores y novias, que describen a un joven sensible, talentoso, ávido de ternura y de vida. Es una investigación que descubre al joven estudioso que se dejó llevar por las sabias enseñanzas de un magnífico profesor de literatura, que supo encontrar en el muchacho cataquero, un potencial para la literatura y el periodismo, que ni él mismo, en su momento, pudo calcular su alcance. Como anécdota y reconocimiento, digamos que en 1955, cuando Gabo publicó La hojarasca, le llevó el libro a su profesor, con una dedicatoria que rezaba: Al profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera”.
Para comprender al Gabo periodista y escritor, los estudiosos y buenos lectores de Gabo, deben agregar este delicioso libro de nuestro colega, periodista y escritor Gustavo Castro Caycedo, a otros no menos valiosos, como: Gabriel García Márquez, Recopilación de textos, Centro de investigaciones literarias Casa de las Américas; Gabriel García Márquez, El Olor de la Guayaba, Conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza; García Márquez, La soledad y la gloria, de Oscar Collazos; La llama y el hielo, de Plinio Apuleyo Mendoza; Los García Márquez, de Silvia Galvis; Vivir para contarla, de Gabriel García Márquez; Gabriel García Márquez, Una vida, de Gerarld Martin, La Maestra y el Nobel, de Beatriz Parga; García Márquez, El Viaje a la Semilla, del antioqueño Dasso Saldívar (a mi juicio, el mejor de todos los trabajos biográficos que hay sobre el Nobel), y Antología de textos periodísticos de Gabriel García Márquez, Gabo Periodista, de mi amigo Jaime Abello Banfi, Director General de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano.