A todo acto de cultura la abominable respuesta de un acto de barbarie
Al fundamentar Ortega y Gasset el concepto de Generación, referida a las juventudes que nacen a la Historia, ubicó la aparición de éstas en un período de diez años. Hablábamos en Colombia de la Generación del Centenario con nombres relevantes, una concepción de la política, de la filosofía y de los valores religiosos, un intento de República y esos extremos entre un Modernismo necesario y un ultramontanismo intolerante que mostró su capacidad de asfixiar cualquier intento de universalidad democrática. A todo acto de cultura la abominable respuesta de un acto de barbarie. Perseguidos, desterrados por amor a la libertad, quemas de libros, ostracismo. Caro, Cuervo, Isaac, Torres Rioseco, Uribe Uribe, Suárez, y de inmediato Sanín Cano, Vargas Vila. Hablábamos también de la Generación de 1939 donde el proyecto de un país moderno tuvo en la cultura un papel fundamental y apareció en escritores, artistas, músicos, políticos, el país deliberadamente ignorado por el rastacuerismo bogotano, esos rostros que incorporaron Pedro Nel, Vásquez Días, Ramón Barba, loa prosa de los primos Zalamea, Tejada, Armando Solano, Maya, Silvio Villegas, De Greiff, Turbay,Téllez, Lleras Restrepo, Lleras Camargo, Uribe Piedraíta. La importancia de la educación, la provincia como raíz moral de un concepto de individuo y de ciudadano, la sentimentalidad en músicos como Calvo, Morales Pino, Pelón, Adolfo Mejía, ingenieros visionarios que al concepto de obras públicas lo llenaron de responsabilidad ética. Léanse el primer tomo de los ensayos literarios de Hernando Téllez recopilados por Carlos Rincón y recientemente publicados por el Caro y Cuervo para que se den cuenta de lo que significa el arrasamiento que de nuestra tradición humanística se ha dado en las dos últimas décadas gracias a un soterrado trabajo político donde se impuso como canon a las juventudes una caricatura del populismo cubano, haciendo el vacío en los pensum académicos a las conquistas de un humanismo que supo, alrededor de la aldea planetaria, crear obras claves de nuestro pensamiento, al igual que reconocer la herencia del pensamiento y la ciencia occidental. Beethoven o Goethe, recuerden, prohibidos a nombre de Galeano y Silvio Rodríguez.
Dos generaciones de adolescentes disfrazándose de indios para “recuperar así su identidad precolombina”. En una página de un grupo estudiantil aparece una famosa ilustración de Lenin con su sobrina: “cariño, si tú tienes 5 manzanas y un burgués tiene 200, y aun así viene y te roba las 5 ¿Cuántas te quedan? la respuesta es clara: “205 manzanas y un muerto… esa es mi chica!!, a m sobrina ningún burgués de mierda le roba…” Es la escandalosa sustitución del amor al conocimiento por el adoctrinamiento del resentido social, la negación de la pluralidad de pensamiento, de la tarea de construir democracia recuperando el país nacional, la sustitución del maestro por un activista, pero igualmente la destrucción de la imagen del adolescente. Las generaciones que no están a la altura de sus responsabilidades, recuerda Ortega, son generaciones que arrastran esa frustración hacia el futuro convirtiéndose tal como lo comprobamos hoy en Colombia, en un peso muerto. Ya no hay indignación sino aquiescencia ante el mal, que, es la forma más deplorable de la cobardía. ¿Cuál es el paso que lleva de un joven destruido en su razonar a un profesional incapaz de leer las nuevas realidades y de reivindicarse como sujeto pensante?