Franquicias de las Farc

Autor: José Alvear Sanín
24 mayo de 2017 - 12:08 AM

De lo que realmente se trata es de irle entregando a esa organización el monopolio de la fuerza en lo que llaman posconflicto

No se le ha dado la suficiente consideración al excelente reportaje de María Isabel Rueda, el pasado 15 de mayo, en El Tiempo, al Sr. Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, autor de un reciente libro, Seguridad y Justicia en tiempos de paz. 

El reportaje se titula “Zonas de las Farc las coparon bandas comprando franquicias”.

Mi primera impresión fue que había aparecido una fundación democrática para denunciar la falsa paz que se le está haciendo creer al país. A medida que avanzaba  en el reportaje, bien sustentado con estadísticas de horror sobre el auge, incremento y amplitud de la acción criminal en este fementido posconflicto, el interrogado recuerda el “paraorden” que imponían las Farc en sus zonas (sistema de regulación social “déspota, autoritario, pero eficiente”), que, afirma, “añoran” las comunidades.

El señor Ávila afirma inclusive:

[los] “temas de reincorporación salieron mal (…), los funcionarios medios del gobierno creen que posconflicto solo es desmovilizar a la gente sin dimensionar el territorio. En una cosa (sic) acelerada faltó pedagogía, y funcionarios medios sin pedagogía, pues llevan a lo que tenemos, un vacío de poder. 

A continuación habla de un “copamiento” de las zonas de las Farc por combos, clanes, disidentes, Eln, etc., porque considera que las Farc “lo que hicieron fue vender franquicias”. 

El final del reportaje parece incongruente, porque reconociendo el caos actual con el incremento de la criminalidad y la violencia, el señor Ávila tiene “esperanza fundada” en el general Naranjo, en Sergio Jaramillo y en Rafael Pardo, para que “coordinen y discutan” reformas al sector seguridad, cuando fueron precisamente esos señores, mandos medios confabulados con las Farc, quienes aprobaron y redactaron los detalles de los pactos entre Timo y Santos, que están destruyendo a Colombia. 

Ante lo inquietante del reportaje, averigüé por la Fundación Paz y Reconciliación y descubrí que es el nuevo nombre de la fundación de León Valencia, organización especialmente bien fletada por el gobierno (con unos $ 4.000 millones, según ha trascendido), para desorientar y desinformar al país, promoviendo las bellezas del acuerdo y el posconflicto. 

Lea: La misma perra con distinta guasca

La segunda y tercera lecturas de la entrevista revelan su ambigüedad y sesgo, pero queda claro lo de las franquicias. Todos sospechábamos un criminal entendimiento en la cadena narcotraficante, en la cual hay subcontratación, combos, policías y militares corruptos, cartel de soles, etc., hasta llegar al de Sinaloa y a otros en Europa y Asia. Pero faltaba el reconocimiento de esas modalidades “empresariales”, por parte de una fuente insospechable,  allegada estrechamente a la subversión y al eje Timo-Santos.

La franquicia consiste en la venta del know how, conjunto de fórmulas exitosas, por parte de un empresario, a otro que apenas se inicia en un negocio “que ha sido probado, y por tanto, el riesgo de fracaso es más bajo que en el caso de una idea propia”; y añade el señor Paillie, de la Cámara Colombiana de Franquicias, que los que “se hacen cargo de una franquicia tienen que remangarse la camisa y trabajar duro para sacarla adelante”. No olvidemos que la participación del franquiciador es onerosa, permanente, apreciable y controlante, como corresponde a quien mejor conoce un negocio y lo quiere ampliar con menor exposición y mayor rentabilidad. 

En entrevista posterior para Semana, el señor Ávila se destapó muy claramente, para recomendar el desmantelamiento de las Fuerzas Armadas en beneficio de una enorme policía rural, dirigida por quienes sabemos, para incorporar en ella a los guerrilleros de las Farc, porque de lo que realmente se trata es de irle entregando a esa organización el monopolio de la fuerza en lo que llaman posconflicto, asegurando así el control revolucionario del territorio.
                        ***
Muy conveniente la ampliación del abanico de precandidatos del CD, que se fortalece con María del Rosario Guerra, y especialmente con Rafael Nieto Loaiza. Aun pensando que el candidato de la Alianza Republicana no tiene que ser necesariamente uribista, me atrevo a proponer otros nombres: el Coronel (r) John Marulanda y la senadora Paola Holguín constituyen cartas valiosas en los estertores de nuestra democracia. 
 

Compartir Imprimir

Comentarios:


Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Artículos relacionados

Los yuppies rojos
Columnistas

Los yuppies rojos

Comparando los dos grupos de actores en esa reunión, no puedo dejar de reconocer la superioridad y autenticidad de los que no reniegan de su marxismo-leninismo y que...

Lo más leído

1
Columnistas /

¿Y el derecho a la vida?

¿Cómo es posible que la sociedad colombiana -Gobierno, órganos de control, partidos, medios- no se...
2
Columnistas /

Dar de baja o dar de alta, ¿expresiones correctas?

Cuando uno está hospitalizado, no ve la hora de que le “den de alta”. Una de las palabras que más...
3
Europa /

Presidente Santos vinculado en investigación de paraísos fiscales  

En la lista de personalidades salpicadas en este caso de presunta evasión fiscal, también aparecen la...
4
Asia /

Sismo en Corea del Norte es de origen natural  

Aunque en un principio se especuló que el temblor fue por causa de pruebas nucleares, luego se pudo...
5
Ciclismo /

Dumoulin, el rival de Nairo Quintana en la semana decisiva

Este lunes es jornada de descanso para los corredores del Giro, pero les espera la alta montaña esta semana.
6
Columnistas /

¿Y el masculinicidio?

A toda la muerte violenta de una mujer, le endilgan el calificativo de feminicidio. Es un craso dislate