El Gobierno, y tras él las demás ramas del poder público, se ha encargado de confundir a la sociedad sobre las responsabilidades de victimarios y víctimas en el proceso de pedir y ofrecer perdón, además de renunciar a su obligación de impartir justicia.
En la Audiencia General del miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa recogió sus ideas sobre el perdón, que han sido mensaje central de su pontificado, y de su visita a Colombia, para ofrecer explicaciones universales sobre el proceso que permite el encuentro de sujetos, victimarios y víctimas, y abre paso a la reconciliación. Sus ideas tienen particular importancia para los católicos, que lo reciben en una perspectiva espiritual, y para los colombianos, confundidos por equívocos, desenfoques y tergiversaciones de ese concepto durante la negociación con las Farc y el posacuerdo.
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Para el Estado, esta alocución ofrece una enseñanza que algunos pueden declarar tardía, considerando los múltiples errores a favor de los victimarios y contra las víctimas, pero no impertinente. En esta oportunidad, el Papa ha demostrado lo erróneo que ha sido que las instituciones hayan renunciado a su obligación de impartir y hacer justicia poniendo en el centro a las víctimas, y que lo hayan hecho para dar prioridad a las exigencias de los victimarios. El mensaje, por otra parte, nos ha dado la razón a quienes hemos señalado la enorme equivocación en que han incurrido el gobierno del presidente Santos, y las organizaciones que le sirven de altavoces, al exigir a las víctimas que ofrezcan su perdón a quienes las dañaron, han sido mentirosos y desconsiderados con ellas, y, además, se niegan sistemáticamente a reconocer su culpa en la victimización.
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Los ciudadanos avisados se han escandalizado con el cinismo con que los jefes de las Farc han rechazado las invitaciones a que reconozcan públicamente los actos victimizantes, así como sus descaradas declaraciones en que se han excusado declarando que estos fueron “errores”, no los crímenes intencionados que están claramente documentados. Mucho más se ha enojado con sus cínicas expresiones acerca de presentar disculpas a las víctimas de los daños perpetrados. A esos exguerrilleros que siguen mostrando desprecio por sus víctimas y resistiendo la responsabilidad de pedir perdón, el Papa les ha hablado señalándoles que “sabemos por experiencia que solo quien sabe reconocer los errores y pedir excusa recibe la comprensión y el perdón de los otros”.
Con la generosidad y sabiduría que lo hizo en su visita del pasado septiembre a nuestro país, el Papa ha abrazado una vez más a las víctimas, reconociendo su calidad como ciudadanos merecedores de reconocimiento y respeto e inspirándolas a mantener en alto banderas que representan los valores universales y dignifican a la sociedad colombiana. Los dignatarios del Estado tienen este jueves la oportunidad de atender su mensaje y seguir su ejemplo, les basta con reclamar de las Farc que cumplan con las escasas obligaciones que el acuerdo del teatro Colón les impone con los ciudadanos y territorios que dañaron en su guerra contra el país.