Además de las flores que se exhiben en días de Feria, hay muchas personas en Medellín que se esmeran por preservar jardines hogareños que le dan vida y personalidad a los espacios que habitan.
A lo largo de los años, Medellín se ha adjudicado el título de Capital de las flores y la festividad que por estos días celebra la ciudad, la Feria de las Flores, es, sin duda, la mayor exaltación de este hecho. Además de silletas, viveros, floristerías y empresarios dedicados a la exportación de flores, esta ciudad ha visto florecer antejardines que se convierten en protagonistas de fachadas hogareñas e invitan a los transeúntes a hablar del gusto y la ‘mano’ de quien cuida un jardín.
Silvia Maya, habitante del barrio Los Olivos expresó que hoy en día no es tan común como antes encontrar grandes jardines con flores a la entrada de las casas, e identificó aspectos como el cambio de modelo habitacional en el que las casas grandes con ante-jardín y patio han dado paso a apartamentos de espacio reducido y el vertiginoso ritmo de la vida laboral y académica de las personas, como elementos que limitan no sólo el espacio sino el tiempo que pueda disponer una persona en la actualidad para ocuparse de la preservación de un jardín.
“Yo sí tengo mi Francesina, una mata cara que no se me han robado de milagro, tengo Besitos blancos y morados, Rosas y Hortensias y las cuido con mi hija, porque nunca falta quien tira las colillas, los animalitos o quienes se montan y hacen daños. Entonces hay que estar muy pendiente para mantener la entrada bonita”, expresó Maya, orgullosa de su jardín.
El testimonio de Silvia parecía afirmarse en un recorrido por algunos barrios de la zona centro-occidental de Medellín, donde la mayoría de jardines frondosos y cuidados que se lograban apreciar, pertenecían a conjuntos cerrados que cuentan con personal designado para su mantenimiento.
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El jardín como ejercicio de evocación
Raúl Villa y Edilma García ejercieron el magisterio hasta el momento de su jubilación y llegaron a Medellín luego de haber pasado su vida en el municipio de Entrerríos. “Yo en la finca siempre tuve arboles productivos y otros que usaba como ornamento y lo primero que hice acá en Medellín fue sembrar cuatro guayabos pequeños a la entrada y rodearlos de Duranta, porque es muy resistente al verano, se deja motilar, da la forma que uno quiere y cada cinco semanas la podamos para poder tener una fachada bonita, pues lo más satisfactorio es que los vecinos la ven, le toman fotos y cuando menos piensa uno ve que ya están ellos también haciendo sus jardines y el barrio se pone muy bonito”, manifestó don Raúl.
El jardín como carta de presentación
El jardinero Víctor José Acevedo destacó que sus clientes siempre “piden decoraciones que permitan mostrar jardines organizados, porque esa es la primera muestra del cuidado que hay en una casa: ‘usted llega a una casa y con ver las matas o el jardín ya sabe qué tan organizada es la persona’, hoy están de moda los Besitos, las Conchitas y las Dalias, porque son flores que se adaptan muy fácil al clima de Medellín”.
Acevedo concluyó afirmando que “mantener un jardín bonito es fácil porque es cuestión de echarle buena agua, abono cada dos o tres meses y mucho amor, porque las flores lo sienten y responden muy bien al cariño con el que uno las trate”.