Una de las miras principales para pensar en el Ferrocarril de Amagá, fue facilitar la explotación y aprovechamiento de la zona carbonífera
En las Memorias sobre la construcción del Ferrocarril de Antioquia de Francisco Javier Cisneros, publicadas en el año de 1879, éste hizo notar la importancia que tendría para la agricultura y el comercio interior de los antiguos Estados de Antioquia y del Cauca, la construcción de una vía férrea que pusiera en comunicación entre sí los valles de los ríos Porce y Cauca. Arrancando de la ciudad de Medellín, debía pasar por una depresión de la cordillera en dirección a la población de Amagá, región rica en minas en carbón y de hierro, próxima a algunas explotaciones de oro y plata.
Muy relacionado con esto, en el informe del profesor Emilio Grosse, desarrollado entre los años de 1920 y 1923 y publicado en 1926, sobre la formación carbonífera de Antioquia en la banda oriental de la hoya del río Cauca entre el río Arma y la estrechura de “Juan García”, informe que fue editado en Alemania, se reveló la verdadera riqueza de los carbones explotables en la zona, “que con el Ferrocarril del Cauca tendrán mercado seguro”.
Anotaba además Cisneros, que aproximadamente la mitad de la línea estaría situada en el terreno carbonífero de la zona y la otra mitad en el eruptivo.
La primera explotación carbonífera en Antioquia se adelantó alrededor del año 1850, con el fin de usar el carbón como combustible en las viejas salinas de Guaca, según contaba el geólogo alemán Reinhold Pascke, director de la fundición y minas de metales preciosos del municipio de Titiribí, hacia el año 1860.
La minería de carbón en el departamento de Antioquia, era realmente importante en explotación en los municipios de Amagá, Titiribí, Angelópolis y Heliconia; aún hoy día es el centro de explotación carbonífera, aunque todavía se explota en pequeña escala.
En 1913 el profesor F. P. Gamba afirmaba, que la reserva carbonífera de Antioquia era del orden de mil millones de toneladas, lo que le pareció muy poco al profesor Grosse, quien decía que en la sola parte explorada era del orden de 4.375 millones de toneladas, pudiendo beneficiarse por medio de socavones unos 450 millones de toneladas.
Es importante anotar que el tramo del ferrocarril de Antioquia de Puerto Berrío a Medellín, cruza regiones en donde no hay existencias de carbón, lo contrario del sector de Amagá de Medellín hacia el Cauca.
El año 1897 se pretendió traer el carbón de la costa atlántica en los buques del río Magdalena, comprándoselo al ferrocarril de Cartagena, sin éxito; y en 1898 inclusive se adelantaron exploraciones en Santander por cuenta de la empresa del ferrocarril de Antioquia a cargo del ingeniero Santiago Carrol.
Pero lo cierto era que las minas de Amagá quedaban muy aisladas de los centros de consumo, de allí que una de las miras principales para pensar en el Ferrocarril de Amagá, fue facilitar la explotación y aprovechamiento de la zona carbonífera.
A la empresa del Ferrocarril de Antioquia le preocupaba que el combustible para las máquinas que circulaban en la sección del Nus era la leña, que se sacaba engrandes cantidades de la misma región. De allí su interés por las exploraciones para la extracción del carbón para abastecerse.
El 14 de octubre de 1906, se presentaron para la consideración del Ministerio de Obras Públicas las bases para contratar la construcción y explotación de este ferrocarril, las cuales sirvieron para celebrar el convenio con don Alejandro Ángel, que fue suscrito con fecha 16 de abril de 1907, el cual pasó a la consideración de la Asamblea Nacional Legislativa, y fue aprobado finalmente de la Ley 26 de ese mismo año.
El pasado nos pregunta sobre ¿cuál fue la realidad de la visión de los directivos del Ferrocarril de Antioquia en esos años, sobre la protección del medio ambiente del cual se haba tanto ahora? ¿estamos llegando tardíamente como en otras cosas?