Fenómeno de El Niño repercutió en la inflación

Autor: Yonatan A. Rodriguez Alvarez
31 diciembre de 2016 - 12:00 AM

El fenómenos climático, que venía golpeando el país desde 2015, encareció el nivel de vida de los consumidores y puso al borde del racionamiento los servicios de energía. En el primer semestre de 2016 se vivió su etapa más crítica.

Colombia

Según la gerencia de la Central Mayorista de Antioquia (CMA), para el mes de febrero de este año el incremento promedio de los alimentos se situó en 30%, impacto que se sintió especialmente el pasado mes de enero, como consecuencia de la sequía que deja el fenómeno de El Niño a su paso, que afecta la calidad de los productos cosechados y la siembra de nuevos.
Así lo señaló en su momento Alfonso Marín, analista de mercado de la CMA, quien comentó que desde finales de 2015 se veía esta afectación en los productos: “El principal de todos es la papa capira que inicia la canasta familiar. Se cotizó a $2.200 el kilo cuando usualmente está entre $1.000-1.200 (un incremento de casi 100%). Es lo mismo con las arvejas, las habichuelas, las hortalizas de hoja como la cebolla junca. Se trata de productos de ciclos cortos (se siembran y cosechan en 90 días), por lo que los afecta mucho la sequía”.
Marín también agregó que las frutas también subieron mucho, especialmente los cítricos, dada su gran necesidad de agua. “El incremento puede llegar a un 30-40%”.
Pero la sequía no sólo afectó el bolsillo de los colombianos en materia agropecuaria, también la escasez de energía, debido a los bajos caudales de los embalses y al daño en la hidroeléctrica de Guatapé, pusieron el sector generador contra las cuerdas, y por poco se genera un racionamiento.  Aunque el Gobierno Nacional logró con la campaña Apagar Paga un ahorro energético de hasta un 6% del consumo nacional total, la iniciativa que pretendía paliar las consecuencias de la sequía que dejó El Niño no fue suficiente para afrontar el problema. Según el sector académico, lo recomendable ante una situación de este tipo hubiese sido algo que no sucedió: haber planeado con anterioridad estrategias alternativas de generación de energías limpias, como lo son la energía eólica, la solar o la geotérmica, esta última sin posibilidades de implementarse por el incrementos en los combustibles.

Una lección aprendida
Para evitar nuevos problemas de suministro, la Comisión de Regulación de Energía y Gas, solicitó asesorías con expertos internacionales y consultas en el sector energético, para ajustar el cargo por confiabilidad y el precio de escasez.  Así lo explicó el director de la Comisión, Jorge Pinto Nolla: “Hemos analizado diferentes mecanismos para el precio de escasez, porque las condiciones y las tecnologías han cambiado, entonces estamos buscando la mejor forma de adaptar el precio a esas circunstancias”, señaló el directivo. 
Por su parte, Alejandro Castañeda, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), explicó los pormenores de esta última escasez:“El mecanismo del cargo lo que busca es que las plantas térmicas estén listas. En la crisis de 2015-2016 las plantas estaban funcionales y respondieron al llamado, pero el combustible con el que trabajaban costaba mucho más, por incrementos bursátiles, de lo que pagaba el precio de escasez, y ahí se generó la pérdida”, indicó Castañeda en octubre, al discutir el mecanismo para definir el nuevo cargo por confiabilidad, que regirá a partir de 2017. 
Finalmente las lluvias llegarían en junio y sus efectos perniciosos iniciarían el retroceso, un hecho que ayudó a estabilizar tímidamente el precio de los alimentos.  Pero la emergencia del Paro Camionero elevó nuevamente el costo de vida de los colombianos. 

Impacto en el agro

El principal impacto del fenómeno de El Niño a nivel doméstico estuvo en los alimentos que, al reducir su disponibilidad en el mercado, llevaron a un aumento de sus precios desde noviembre del 2015. Al darse este desanclaje respecto a la meta que se fijó el Banco de la República, su Junta Directiva decidió elevar las tasas de interés de referencia desde septiembre del año pasado y hasta diciembre de este año, con el fin de encarecer el crédito y así conseguir frenar el aumento de los precios. El fenómeno meteorológico afectó en su etapa más crítica unas 52.000 hectáreas de manera directa, así como la reducción de la calidad de la cosecha en papas, hortalizas y verduras. 

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