Félix Ángel: Hemos destruido cada barrio

Autor: Redacción
23 octubre de 2017 - 11:59 AM

Entrevista al artista Félix Ángel, quien reflexiona sobre la destrucción y la preservación del arte urbano en Medellín.

Medellín

¿Cuál es la importancia de las obras de arte urbanas?
El arte urbano hay que mirarlo en el contexto de la ciudad misma, en donde cada cosa tiene una función, un propósito, como resultado de un comportamiento. Desde una papelera, una banca, un espacio verde etc., cada elemento responde no solo a una necesidad, sino al anhelo de configurar un ambiente en el que el ciudadano se comporte como tal, reafirmando su civismo, puesto que de este depende en gran parte la calidad de vida en el ámbito colectivo como una referencia para las generaciones futuras.

Aparte de cuestiones como la limpieza, el orden, el respeto a los usos del espacio, y otras muchas actitudes necesarias para vivir en armonía dentro de un ambiente urbano, el ser humano se distingue, o debe distinguirse, por valorar símbolos y expresiones que son celebratorias de la historia, por ejemplo; otras recuerdan los procesos sociales, políticos y de otra naturaleza que han hecho posible el presente, marcan aspiraciones de progreso, y señalan opciones para el futuro, tanto para el individuo como para la colectividad, reafirmando existencialmente la identidad y los logros alcanzados como sociedad. El arte se inscribe en esta última dimensión. Una sociedad que no tiene concepto del respeto, la ética, la educación, la ley, de las obligaciones de sus ciudadanos, es una sociedad que no puede llegar a ninguna parte.

¿A través de la historia en Medellín se le ha dado la importancia que tienen estas obras y el patrimonio cultural de la ciudad en sí?
Analizando la historia de la ciudad, por un lado, y por otro la experiencia personal como ser vivo, concluyo que ha habido momentos en que se siente esa impresión. Sin embargo, los esfuerzos siempre se han quedado cortos por muchas razones: falta de educación, falta de disciplina, falta de aplicar eficientemente las regulaciones, falta de incentivos, falta de continuidad en reafirmar lo cívico, falta de lo que usted quiera. Y ello comienza con el comportamiento de nuestros líderes políticos y sociales.

Como resultado, a cada esfuerzo le ha correspondido un caos posterior que borra cualquier logro anterior. Cuando uno mira las fotos de Medellín antiguo, su centro y sus barrios, nadie puede decir que la ciudad era más caótica que el desastre en que la ha convertido su propia gente. Un ejemplo típico, aparte del arte que nadie respeta, es la arquitectura, y el urbanismo. Hemos destruido prácticamente cada barrio, cada casa y edificio, cada pulmón verde, cada plaza que podía comunicarnos el sentimiento de que en algún momento fuimos civilizados. Y seguimos tan campantes.

Lea más: La desaparición de lo urbano

¿Cómo puede sobrevivir una obra de arte en un espacio deteriorado por los mismos ciudadanos, ante lo cual las autoridades son indiferentes, excepto cuando se les crea un problema?
Y déjeme decirle esto: Yo trabajé por veinte años para un Banco de Desarrollo. Ahí me di cuenta de que el verdadero desarrollo no es reactivo, sino preventivo en el peor de los casos, y debe ser visionario en el óptimo.

¿Cree que la gestión de la actual Administración Municipal como encargada del cuidado de estas obras ha sido la adecuada?
No. Ni la actual, ni ninguna de las anteriores en los últimos cuarenta años. Se han gastado los dineros públicos en obras de fachada y campañas de publicidad que no corresponden con la solución efectiva de los problemas que afectan la ciudad, que son los que afectan la gente, y viceversa. Son culpables de crear un círculo que es casi imposible romper, como el de la pobreza.

¿Qué medidas deberían tomarse para evitar que esto continúe sucediendo?
Como en el chiste, para todo problema existe una solución científica, y otra milagrosa. En Medellín, en Colombia, parece que siempre preferimos la segunda. Hay que cambiar de estrategia, porque la solución milagrosa no está funcionando.

Primero que todo, no se puede seguir alimentando los problemas que tenemos, como el de la movilidad, permitir la indisciplina con el mal uso de los espacios como las aceras, las plazas y parques y entregárselas a la “informalidad”; la polución, visual y auditiva; parecemos un pueblo ciego y sordo, donde no vemos nada y todo hay que gritarlo; la corrupción que es en gran parte responsable por la construcción sin control, al punto de que los edificios se caen y se rajan; el irrespeto por el patrimonio, incluido el artístico, que lleva a personas a concebir fundir una escultura de uno de nuestros más importantes artistas para vender el material como retazo de metal. Irrespeto por todas las normas de la conducta urbana en el tráfico.
 

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Comentarios:

Victoria
Victoria
2017-10-24 17:45:47
Muy de acuerdo con la opinion de Felix Angel

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