El gobierno santista nos ha dicho mentiras a granel, tal vez apoyado en la fragilidad de la memoria de muchos colombianos, pero hay quienes sí tienen las fechas y las cifras presentes, como el caso de Rubén Darío Barrientos G., columnista del periódico EL MUNDO, quien pertinentemente nos recordó el pasado 2 de febrero que Santos el 15 de marzo de 2016 dijo que entre guerrilleros y milicianos se iban a desmovilizar 17.500 miembros de las Farc. Ahora resulta que a los tales campamentos veredales como que llegaron unos 6.500. ¿La diferencia (11.000) será para tener margen para chupar auxilios otorgados a farquianos que no existen?
En estos días escuché a una comentarista de Estados Unidos decir que las relaciones con Rusia debería manejarlas el presidente Trump como lo hizo el presidente Ronald Reagan con Mijail Gorbachov: “con confianza pero verificando”. Esa fórmula bien podría aplicarse en las relaciones Estado colombiano - Farc.

Tras la explosión de un mercado de pólvora en México, cuyas causas no conozco pero sí escuché algo sobre el hecho de que se violaron reglas de seguridad, como, por ejemplo, que entre cada punto de venta debía haber un espacio libre de 12 metros, pero varios de esos espacios eran utilizados como bodegas por los venteros. Las autoridades locales dijeron que ese negocio es muy importante para el pueblo en donde ocurrió el estallido porque, además, muchas otras personas allí se dedican a la fabricación de los juegos pirotécnicos, así que hay empleo a lo largo de todo el año en esa actividad y, particularmente, en las celebraciones de fin de año en la venta de sus productos.
Casos como el de México también hemos visto en Colombia y por ello creo que la fabricación y el expendio de pólvora deberían estar bajo la vigilancia directa y la responsabilidad de personas entrenadas para seguir reglas, para cuidar la seguridad en el manejo de productos peligrosos; bajo los ojos de expertos, de quienes saben lidiar con ese producto, caso de los bomberos. Que esa no es tarea directa o del todo de los bomberos, pues no la ha sido pero puede serlo en adelante, ya que un solo accidente de esos es motivo suficiente para optar por todas las precauciones. El asunto es que los bomberos serios y responsables, como lo han demostrado ser, pueden entrenar debidamente a quienes a eso se dedican y encargarse de hacerles riguroso seguimiento en materia de seguridad. La sola policía no es suficiente porque no hay tantos agentes y sí tantos problemas de seguridad ciudadana que no alcanzan para ejercer un control serio y especializado de ese negocio.

Otra inconsistencia. El gobierno sostuvo que la determinación de extraditar a Colombia a Simón Trinidad era asunto de competencia exclusiva de los Estados Unidos. Por tanto, no daría trámite a la solicitud de las Farc de su extradición. Pasado el gobierno de Obama salió el ahora precandidato Humberto De la Calle a decir que varias veces se le pidió a Estados Unidos esa extradición. ¿En qué quedamos? ¿En dónde está la verdad? De la Calle, ya en campaña electoral, quiere los votos de muchos, incluidos los de las Farc, sin importarle que sus palabras vayan en contra de lo que dijo el gobierno que le dio trabajo por 4 años para que “negociara” con la guerrilla los acuerdos de La Habana, los que fueron firmados en monumental show del oso porque los mismos fueron desaprobados por el pueblo en el plebiscito de octubre de 2016, así que con esparadrapo los remendaron y eso dio para otra firma en medio de otro show en Bogotá, en el teatro Colón.
P.S.- Reconozco bondades en las obras de Parques del Río, pero sería bueno analizar si terminarlas sería mejor que emprender una obra que considero aun más beneficiosa para la conectividad y movilidad de la ciudad: el túnel en el aeropuerto Olaya Herrera, para conectar los barrios a ambos lados (oriental y occidental) de las pistas. Que se haga lo que más convenga, pero… ¡que se haga!