Con invitados nacionales e internacionales se abordó esta importante problemática en Medellín y Colombia. Dos de ellos hablaron con EL MUNDO sobre signos de alarma y conceptos clave.
Que el abuso sexual a niños, niñas y adolescentes está y ocurre en todo el mundo y que hace falta que toda la sociedad se involucre para erradicarlo; son las dos conclusiones de la cuarta edición del foro Me rehúso al abuso sexual infantil, llevado a cabo este martes en Plaza Mayor y organizado por el programa Tejiendo Hogares, el Hospital Pablo Tobón Uribe, la Corporación de Amor al Niño Cariño y la Fundación de Atención a la Niñez -FAN.
Siete expertos internacionales y nacionales expusieron sus planteamientos sobre esta problemática. Entre ellos están las estadounidenses Jamye Coffman, directora médica The Center for Prevention of Child Maltreatment y del equipo Care; Rita Abadi, gerente de programas The Mount Sinai Hospital - New York y Linda Olszewski, psicóloga clínica del Adolescent Health Center - The Mount Sinai Hospital. Además, los colombianos Jorge Mario Tamayo Jaramillo, médico y cirujano especialista en Psiquiatría y Ciencias Básicas Biomédicas; la pediatra Victoria Eusse, del Hospital Pablo Tobón Uribe y el pediatra puericultor Juan Fernando Gómez.
Al evento fueron invitados padres de familia, cuidadores, agentes educativos, docentes y autoridades municipales, con el fin de entender cómo detectar el abuso sexual en los niños.
Este fue el nombre de la conferencia de Linda Olszewski, psicóloga clínica del Adolescent Health Center - The Mount Sinai Hospital, quien en entrevista con EL MUNDO dio a conocer algunas de las herramientas que pueden tener los padres de familia para identificar este flagelo e sus hijos. Para ella, todo parte del diálogo asertivo con los mismos, de observar sus comportamientos y de identificar qué puede estar pasando con ellos en caso de que algo le haga sospechar.
Aunque la adolescencia, según explicó la psicóloga, es una época de cambios, estos no se puede confundir con los signos del abuso sexual, pues los últimos son agudos y radicales, por el traumatismo que causan.
Es importante tener en cuenta que, según Linda Olszewski, el abuso sexual causa en los niños otros problemas, por lo que es importante dialogar con ellos. “Muy a menudo tienen problemas de atención, de aprendizaje, memoria, porque están distraídos por eso (el abuso). La primera pregunta tiene que, en vez de juzgarlos y decirles no, estás muy necio, es decir qué está pasando y cómo te puedo ayudar”, enfatizó la psicóloga.
Así, la experta recomendó tres puntos específicos que pueden servir a padres de familia y cuidadores a estar más pendientes.
1. Preguntarles sobre lo que les pasa. Para Olszewski es muy importante escuchar lo que los niños tienen que decir. “Lo más importante es darle espacio a los niños para que puedan hablar y escucharlos de una manera muy abierta. Como dijo la doctora Jamye Coffman, es muy importante no reaccionar con ansiedad ni con choque”, reflexionó la psicóloga clínica.
2. La comunicación no siempre es verbal. Los comportamientos, sentimientos, espacios y lugares son muy importantes para determinar qué le está ocurriendo a un menor de edad, así este no lo diga con palabras. “Sabiendo que el abuso ocurre en la familia inmediata, es muy importante observarlos, mirar si sus comportamientos cambian. A veces ellos están tratando de comunicar algo que no tienen la capacidad emocional de comunicar, entonces lo comunican con comportamientos”, replicó.
3. Observe las banderas rojas (red flags en inglés). Tal vez en Colombia pueda ser denominado de mejor manera como observar los signos de alarma, pero tienen la misma intención; darse cuenta de algo inusual, que afecta al niño o niña y que modifica su forma de ser. Al respecto, Olszewski recomendó “Mirar los comportamientos que están fuera de lo normal y que interrumpen el estudio, la vida social, la capacidad de poner atención a cualquier cosa y que interrumpen actividades que le gustaban antes al niño”.
La polivictimización fue el concepto clave con el que Rita Abadi, gerente de programas de The Mount Sinai Hospital (New York), explicó al auditorio los riesgos a los que están expuestos los niños, niñas y adolescentes al sufrir abusos sexual y otro tipo de violencias a lo largo de sus vidas. Haber sufrido un evento traumático los hace ser más vulnerables y por ende propensos a seguir siendo violentados en sus derechos fundamentales.
De esta manera, la ponencia se centró en la descripción de distintos conceptos que los padres de familia o cuidadores deben conocer, para ser conscientes de la alta ocurrencia del abuso sexual en los menores de edad, comprender el flagelo y educar a sus hijos sobre los riesgos a los que están expuestos, puesto que la educación es uno de los procesos que puede salvar a tiempo a la persona. La experta conversó con EL MUNDO Sobre aspectos cruciales que toda la sociedad debe aplicar.
Aunque pueda sonar obvio, para Abadi es de los puntos más importantes, puesto que hay que entender el grado de debilidad que tienen los niños, partiendo de su edad, falta de conocimiento. “Está más frágiles físicamente, emocionalmente, no entienden los riesgos como nosotros lo entendemos, tienen menos capacidad de controlarse, reaccionar de una forma apropiada y eso es todo un proceso. El papel de los papás: hacer el control interno de los peligros y que ellos lo puedan internalizar”, resaltó la experta.
Ahondando en este término, la gerente explicó que es un concepto relativamente nuevo en el sentido de que ha tenido un mayor entendimiento en la actualidad, remitiéndose a que cada vez más se reconoce la gravedad del abuso sexual y las violencias (es decir, los diversos tipos de estas).
“Cada vez más estamos empezando a integrar las cuestiones de violencia y entender cómo se acumulan, cómo eso se da. Antes no entendíamos el impacto el abuso sexual. Estamos empezando a mirar las cosas alrededor del niño que intensifican la respuesta del trauma; cuando un niño es abusado, le duplica, triplica o cuadriplica la posibilidad de ser abusado en otras áreas, espacialmente sexuales”, subrayó Abadi.
Minimizar lo que ocurre día a día al interior del hogar, colegio, barrio, casas familiares, que puedan estar vulnerando a los niños y adolescente puede ser un paso en falso, yendo en camino a un evento traumático peor.
“Si el niño llega a la casa llorando porque alguien le pegó y tú dices “sé valiente, afróntalo” y no piensas cómo lo está afectando, es porque la violencia está por todas parte y muchas veces tendemos a minimizar el problema. Los peligros están ahí, hay que escucharlos y buscar soluciones con ellos”, resaltó la experta.
En los adultos puede ser llamado inteligencia emocional, no obstante se supone que la capacidad de regular los sentimientos ya debería ser posible para esta edad. Solo los niños y adolescentes están aprendiendo apenas, cómo lograr el equilibrio de los sentimientos, un tema fundamental a la hora de saber cuándo es un problema real (que puede o no estar relacionado con el abuso de cualquier tipo) y cuándo es falta de esta capacidad.
“Los niños no tienen este sistema establecido. Los papás son los que le van a ayudar a que esto se geste y que se conecten entre ambos. Son increíbles las pesquisas (investigaciones) que se están logrando en el mundo al respecto. El tiempo va a ayudar a equilibrar el saber cómo reaccionar y responder”, sostuvo Abadi.