El próximo viaje de su santidad Francisco ha despertado gran interés y pujas entre los colombianos.
La simpatía de las mayorías por la iglesia Católica y por el pontífice se ha manifestado con una peculiar competencia de ciudades o departamentos que buscaron ser escogidos como anfitriones del papa. Algunos de ellos, como La Guajira, Chocó o Barranquilla, han reiterado solicitudes antes hechas a la Conferencia Episcopal, usando argumentos de reclamo de solidaridad o atención a las regiones vulnerables o victimizadas. Los organizadores han ratificado la imposibilidad de cambiar la estrecha agenda de la visita que tendrá lugar entre el 6 y el 10 de septiembre y que se realizará en Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena, que habrán de prepararse para acoger feligreses en peregrinación para ver y escuchar al Pontífice.
El recuerdo de las visitas de los papas Pablo VI, en 1968, y Juan Pablo II, en 1986, y su huella imborrable mueve también el interés de la ciudadanía por los contenidos del periplo.
Aún no se conocen detalles sobre los eventos masivos que tendrá, mucho menos acerca de sus reuniones con grupos especiales de población, eventos que han caracterizado los viajes apostólicos de Francisco y que le han permitido dialogar y acercarse a los trabajos, esperanzas e incertidumbres de ciudadanos especialmente vulnerables o abandonados.
También existe gran interés en torno a los pronunciamientos apostólicos sobre la paz universal y la reconciliación, así como el sentido pastoral que tienen en Colombia.