¡Qué escenario el que le espera al próximo presidente!
Hace poco el contralor General de la República dijo que: “al avance de la implementación de los acuerdos de paz lo acechan las sombras de la corrupción que ronda al país, los bajos resultados de políticas como la ley de Justicia y Paz y el “estrés fiscal” que se percibe por el desfavorable escenario macroeconómico actual, que genera interrogantes sobre la financiación de lo acordado”.
Quiero detenerme en dos puntos anotados por el Contralor: el estrés fiscal y el desfavorable escenario macroeconómico actual. Al Gobierno central, empezando por Santos y su pupilo Cárdenas Santa María, no parece importarles eso porque la idea sería acabar de pasar a la brava (ocultando la verdad) los laaaaargos meses que faltan para que termine este cuatrienio, eso sí, sin rebajarle al gasto suntuario, a la parafernalia y al derroche.
Las voces de advertencia y de alarma que al respecto se han elevado proceden de varios sectores y de varias personas. Uno, entre tantos ejemplos: Diego Guevara, profesor de economía y finanzas en la Universidad de la Sabana, escribió en El Tiempo el pasado 27 de abril: “La situación económica no es clara y los escenarios para nada positivos. Importantes economistas, como Eduardo Sarmiento y Salomón Kalmanowitz, han alertado un riesgo de recesión”. Más adelante apuntó sobre su preocupación de que probablemente llegará de nuevo el tema de la desaceleración económica al centro del debate. O sea, infiero que el centro del debate no es hoy para el Gobierno el estado real y cierto de la economía, pues se ha distraído, y nos ha querido distraer, mirando hacia otros frentes como aquel “me acabo de enterar”.
Hay una realidad fiscal preocupante que se puede resumir así: los ingresos por impuestos no alcanzan para cubrir los diferentes frentes y menos para satisfacer las demandas derivadas de lo pactado y comprometido con las Farc. Cancelar las mesadas pensionales, particularmente algunas desorbitadas que existen; pagar las transferencias a gobernaciones y alcaldías y servir (atender) la deuda externa son suficientes para copar el recaudo tributario.
Espero que la situación real sea expuesta con sinceridad y transparencia, características que se ven lejos en el entorno político y gubernamental de hoy, entre otras, porque para decirnos mentiras, acomodando a sus intereses el alcance de las cifras que se van conociendo, no se paran en pelos y porque tenemos al frente un año electoral para el que se harán todos los preparativos (legales, políticos, económicos y demás) con el fin de tratar que quienes ocupen la Presidencia, y el Congreso que se elija, sean de la misma cuerda y den así rienda suelta al cogobierno de las Farc. Imagino que “a mis espaldas” ya se estarán contactando “aportantes” del exterior para que echen su mano en lo económico a tales propósitos.
Que la plata no alcanza para tanto compromiso es tan cierto que Santos empezó a sincerarse al confesarle a los maestros del país: “simplemente no tenemos los recursos”. Claro, el tapar y el mentir no son infinitos y llegó el momento de que la olla explote por la excesiva presión interna de tanto gasto inútil en burocracia, con tantas promesas incumplidas, por tanto gasto en comprar votos y conciencias, en repartir mermelada sin miramientos, en parafernalia y shows, en fin, por el derroche mientras lo necesario se ha dejado para cuando “no tenemos los recursos”. Piensa uno ¿cuál será el futuro de la implementación de los acuerdos con las Farc si no hay ni para cumplirle a los educadores? ¡Qué escenario el que le espera al próximo presidente!... así fuere de la misma rosca.
P.S.1- Todo honor al periodista Jaime Tatis del Valle, gran señor, en sus 90 años de vida.
P.S.2- ¿Cuántos aguacates habrá que vender para cubrir el costo del viaje de Santos a Washington cuyo único logro fue que esa fruta se pudiera exportar a Estados Unidos?
P.S.3- Alcalde: mande tapar los huecos en las calles y ordene cambiar los bombillos fundidos en los semáforos.