Este lunes empieza la Feria Expoartesano

Autor: Redacción
15 abril de 2017 - 12:29 PM

Serán siete días para conocer de cerca el trabajo de artesanos y descubrir la magia que hay en la creación con las manos.

Medellín

Desde el 17 hasta el 23 de abril se llevará a cabo la 8° edición de Expoartesano La Memoria, Feria que será realizada en Plaza Mayor Medellín desde las 10:00 a.m. hasta las 8:00 p.m. para el público en general. Como todos los años, este espacio trasciende lo ferial para configurarse como un movimiento cultural y que esta oportunidad se centrará en las historias que hay detrás de cada creación, teniendo la cosmogonía de las comunidades artesanales como eje conductor.   

Además, este espacio se caracteriza por ser una plataforma que se abre a la oferta artesanal nacional como una expresión que rinde homenaje a la tradición creadora de las comunidades y a la herencia cultural. Expoartesano hablará del ser y de ese momento íntimo y sublime de un artesano creando. 

400 artesanos de 26 departamentos de Colombia harán parte de esta feria y a su vez personas provenientes de las cinco regiones del país estarán en la capital antioqueña, entre los que se destaca la representación de 19 etnias indígenas.

Lea más sobre las 18 etnias indígenas que exhibirán sus artesanías en Medellín

En ese sentido, Expoartesano es entonces una posibilidad para rescatar la memoria, las tradiciones y las costumbres ancestrales del país, ya que es un espacio que ayuda a descubrir y conocer la riqueza artesanal de los antepasados y a conectarse con el pasado a través del saber tradicional de los artesanos, de sus nombres, sus historias y el gran legado que tienen.

Según Ana María Fríes, gerente general de Artesanías de Colombia, “elaborar una artesanía es un proceso de meditación, es tiempo en silencio que requiere de altos niveles de concentración. Es un momento donde todos los sentidos están conectados en el objeto, la tradición y la sabiduría”.  

Pabellones de Expoartesano

Plaza Mayor se dividirá por pabellones, en el Blanco denominado "La Memoria", se encontrarán 68 indígenas y 46 artesanos tradicionales de cuyo trabajo se benefician cerca de 3500 personas de sus comunidades. Por lo que será este el espacio para encontrar legados ancestrales en tejeduría, joyería, cestería, enchapes, madera, cerámica, vidrio y metales.

Los pabellones Amarillo y el Azul tendrán a 145 artesanos contemporáneos, mientras que en el Verde participarán 35 artesanos de la cocina tradicional y de los mercados campesinos de la Alcaldía de Medellín.

Estos pabellones serán el escenario perfecto para la realización de encuentros de saberes en los que los asistentes podrán asistir a conferencias y muestras de oficio, entre otras actividades que permitan la creación de lazos con los artesanos que hacen parte de esta exposición.

“Plaza Mayor se prepara una vez más para recibir como anfitrión esta tradicional y emblemática feria, que nos acerca a nuestras tradiciones y nos llena de orgullo y emoción”, concluyó Juan David Pérez, gerente de la entidad.

Componentes de Expoartesano

Los asistentes encontrarán artesanías en técnicas tan diversas como:

• Tejeduría: Apliques en tela, bordados, calados, macramé, telar vertical, telar horizontal, Crochet dos agujas.

• Joyería: Casting, armado, filigrana, microfundición, calado

• Enchapes: Barniz de Pasto, enchape en tamo

• Metales: Forja, cincelado, burilado

• Cestería: En rollo, asargado, tejido plano, tafetán

• Madera: Talla, calado, ebanistería

• Cerámica: Torneado a mano, rollo, modelado

• Vidrio: Vitrofusión

La cosmogonía indígena

Expoartesano La Memoria tiene el fin de conectar a los asistentes con el pasado a través de los saberes, artesanías y experiencias de los pueblos indígenas y de las comunidades artesanales que relatan la historia del territorio. Para esta edición, la inspiración llega desde la cosmogonía y los mitos de origen de los seres humanos que constituyen comunidades diversas, de ese conjunto de narraciones situadas por fuera del tiempo histórico y en torno a su cosmovisión, que construyen una manera de ver e interpretar el mundo y que recuerdan que “cada historia detrás es la que los lleva adelante”, siendo esa precisamente la inspiración de esta feria para 2017.

¿De dónde venimos según los indígenas?

De acuerdo con los Arhuacos que se ubican en Magdalena, Sierra Nevada de Santa Marta y Cesar, sus primeros padres, Niankua y Serankua, mamos principales, repartieron las tierras del mundo y todas las clases de semillas que debían sembrarse para poder subsistir; también repartieron las minas y riquezas del mundo y según las ambiciones de cada hijo, les enviaron a tierras lejanas y les dieron las leyes menores para que gobernaran a los hermanos menores. Las leyes naturales quedaron en la Sierra Nevada a cargo de los mamos, quienes las guardan pacíficamente, y los hermanos menores deben conocerlas y respetarlas para no violar la casa sagrada y los derechos de los hermanos mayores, los Arhuacos. El Sol también es un padre y la Luna una madre.

En la Sierra Nevada comenzó la existencia del mundo, en Cherua y Surivaka, estando presente toda la humanidad. Mamo Serankua repartió las leyes y enseñó que las menores también deben cumplirse; estas son llevadas por sus hijos a los cinco continentes, para regresar más tarde de acuerdo a la evolución del mundo, a sentarse en Kakarayibuna –Bogotá– y Sarnatuna –Santa Marta–, desde donde deben impedir que todas las injusticias entren en la Sierra Nevada y violen la casa sagrada. Así, las leyes menores están para amparar las leyes naturales.

Según las tradiciones arahuacas, el creador en el principio del mundo fue el mamo Ñiankua y un hermano menor, Kaku Serankua. La obra se inició en forma de un caracol y se fue engrandeciendo, a medida que se iba esparciendo fuera de un peñasco por todos los lados, hasta llegar la formación de las cordilleras y de las altas serranías, pero tierra de producción y vegetación, no había aún. Entonces vino otro ser en espíritu, Yuga, quien hizo el esfuerzo para transformar el mundo, ayudado por Kaku Serankua, quien representa a un Dios de todos, hasta quedar formado tal como ha quedado.

Según los Emberá (Risaralda, Caldas y Antioquia)

Dachizeze o Ankore, es un ser primordial, femenino/masculino, el cual crea a Caragabi a partir de su saliva. Caragabi se enfrenta a su creador y a su vez da origen a los Emberá y a su mundo, ordenando el cosmos y permitiéndoles el acceso al agua, al fuego y a los alimentos, dándoles así su humanización. El universo Emberá está conformado por varios mundos, en algunas zonas se habla de nueve, en otras de tres, puede decirse que son tres niveles, cada uno compuesto de varios, así:

• El mundo de Caragabi, que algunos llaman el mundo de las cosas azules, donde residen Ankore, el mismo Caragabi, una serie de seres primordiales y las almas de los muertos.

• El mundo gobernado por Trutruica, ser opuesto a Caragabi, pero con el mismo poder, en ellos habitan los jai: este mundo queda debajo de lo humano.

• El mundo de lo humano, el cual vive en constante enfrentamiento con los jai y los seres primordiales.

Estos mundos siempre se han relacionado, tanto que antiguamente la relación entre el mundo de Caragabi y el humano era buena. Los hombres podían ascender al de Caragabi por una escalera de cristal, siempre y cuando respetaran la promesa de no tocar las flores que la adornaban. Una vez una mujer subía con su hijo a la espalda, y el niño tomó una flor, rompiendo así la posibilidad de visitar el mundo de arriba.

El mundo humano quedó sin una comunicación directa, pero a nivel del pensamiento se da una interrelación con las esencias de las cosas, pues ellos conciben dos niveles: el de lo cotidiano y el de lo esencial. Al nivel de lo esencial sólo pueden acceder los jaibaná, pues los individuos comunes viven únicamente lo cotidiano sin llegar a lo esencial, a menos que así lo deseen e inicien un proceso de aprendizaje.

Según los Kuna-Tule (Urabá antioqueño y chocoano)

Paptumat creó el mundo y lo organizó en doce capas, cada una de las cuales funciona según los preceptos del creador y del héroe cultural vigilante Ibelel. En la capa doce residen antepasados, espíritus de animales protectores y espíritus de la enfermedad. En la capa central vivimos los hombres actuales.

En todas esas capas, hay kalu, que son lugares mitológicos invisibles para el común de la gente, localizados en sitios selváticos, en el fondo del mar o en la superficie de la tierra, en forma de una gran casa fortificada de varios pisos, amoblada y habitados por espíritus de diferente tipo: benignos, de humanos, muertos, de animales. Una de las principales funciones de los kalu es servir de reserva de plantas y animales para los hombres, especialmente para los Tule; pero la abundancia o escasez se debe a la conducta que la gente tenga con las especies, si se exceden en la caza o la realizan sin los permisos de los dueños, obtenidos por los chamanes, los kalu se cierran y no dejan salir más animales.

Luego de creado el mundo por Paptumat, vinieron varios nele o héroes culturales, cuya misión principal –según la historia mítica– fue dar a los Tule la cultura tradicional que poseen. Quizás el más importante de ellos es Ibelel o Ibeorgun, quien aún vigila el cumplimiento de las normas de conducta social, pues va en el sol, observando.

Según los Muinane (Amazonas)

Dijoma el gran cacique quiso seguir el “estudio”, el “camino” de la boa de agua (anaconda) con el fin de saber qué hay en el mundo acuático; dentro del proceso de aprendizaje infringe la dieta sexual. Una serpiente se formó en él y cayó de frente durante el baño, posteriormente la encuentran sus hijas en la quebrada. Llevan el animal a la casa y lo depositan en forma sucesiva en diferentes recipientes vacíos, cada vez más grandes, los cuales terminan rebosantes de agua, pues esa víbora es la dueña del agua. Luego, puesta en un hoyo en el patio de la maloca, lo va agrandando hasta convertirlo en una gran laguna.

La más hermosa de las hijas de Dijoma alimentaba a la culebra con bolas de almidón de yuca. El día en que el ostentoso cacique celebra un baile ritual para mostrar la serpiente, ella se devora a su cuidandera junto con el almidón que esta le ofrece. Dijoma, resuelto a vengar a su hija y a recuperar los collares que ella luciera el día de la tragedia y en los cuales reside su poder como cacique, se deja devorar por la bestia.

Para recuperar los tesoros, procede a rasgar lentamente el costado de la serpiente, y sufre al hacerlo porque a quien hiere es a su propio espíritu. El animal inicia un largo recorrido hasta llegar al mar, viaje durante el cual devora mucha gente que viaja con sus respectivos productos hortícolas y bebe de todas las aguas con la intención de ahogar a su verdugo. Del mar regresa agonizante al sitio de partida, donde el vengador concluye su labor dándole muerte para luego salir por el costado roto.

Según los Wounaan (Chocó, litoral del San Juan)

Un lago generó al "Dios Padre" –Maach Aai Pomaam– que con el movimiento circular iba formando la tierra para que el hombre la pudiera recorrer, por consiguiente, la tierra se creó de los océanos y de acuerdo a esto las montañas nacieron de las olas que antes nacían del mar. El mismo Dios se acercó a la tierra cuando estaba blanda y con su poder la hizo dura y fértil, donde nacieron árboles y al estar oscuro todo el lugar decidió crear la luna, pero no bastaba con esa luz y por tal motivo creo el sol.

En un lugar llamado Baaur Do Mos (Playa del río Sábalo, hoy Baudó), el Dios Padre creó a su hijo Êwandam, pero en el lugar estaban ellos completamente solos. El hijo le pregunta incesantemente a su padre por qué se encontraban solos, de tanto insistir el Dios Padre decidió crear gente para su compañía, con la condición de que siempre cuidaría de ellos; después ordenó a su hijo hacer muñecos con palma de chonta, pero no pudo porque se lastimaba los dedos. Intentó utilizar balso, pero este material era muy blando y se pudriría rápido; decidió utilizar barro, fácil de manejar, y logró moldear alrededor de un millar de muñecos asemejados a él, que ubicó sobre la costa del río Baudó; al día siguiente el padre los convirtió en personas.

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