Escuela de Minas, desarrollo y modernidad

Autor: José Hilario López
3 mayo de 2017 - 12:05 AM

Antioquia fue centro industrial y mercantil y comunidad técnica, cohesionada alrededor de la Escuela de Minas

La Escuela Nacional de Minas, de cuya existencia estamos celebrando 130 años, marca un acontecimiento crucial en la historia de la ingeniería colombiana, decisivo en el despegue industrial del Departamento de Antioquia y en el despertar a la modernidad como país. En este centro académico se formaron los ingenieros civiles que impulsaron la construcción de los ferrocarriles en la región y gran parte de los ingenieros que impulsaron el desarrollo industrial antioqueño en el siglo XX, así como los primeros ingenieros de minas e ingenieros de petróleos y de geología, que gestaron la industria minera y petrolera nacional.

La labor de los primeros profesores antioqueños de la Escuela de Minas, entre los cuales se destacaron Tulio Ospina, Juan de la Cruz Posada, Alejandro López, Jorge Rodríguez, Carlos Cock y Germán Jaramillo, los dos primeros graduados como ingenieros de minas en la Universidad de California en Berkeley, fue apoyada por profesores extranjeros que traían los conocimientos más avanzados de la minería y de la geología de Europa, principalmente de Alemania, entre ellos Hans Stuhlman, Roberto Wokkitel y Enrique Erespencer.

Desde un principio se manifestó el distanciamiento de los ingenieros antioqueños de la dirigencia bogotana. Antioquia desarrolló en siglo XIX un manifiesto antagonismo con la capital, el cual era compartido por otras regiones, pero sólo nuestra provincia con su pujante minería de oro y la concentración del capital mercantil podía competir con Bogotá.

La oposición de los antioqueños a las políticas de La Regeneración del presidente Núñez se tradujo en una pobre participación de nuestra provincia en los repartos del presupuesto nacional, a lo que se agregaba la poca posibilidad para nuestros ingenieros de acceder a cargos públicos y/o contratos financiados con recursos nacionales, circunstancia éstas que los obligaron a desplegar iniciativas propias, fundamentalmente a orientar su trabajo hacia el aprovechamiento de nuestros recursos naturales y a la creación de industria. La economía basada en la minería aurífera y en la caficultura indujo el trabajo basado en conocimientos básicos y a la proliferación de talleres, además a fortalecer la Escuela de Artes y Oficios, fundada en 1869. La construcción del Ferrocarril de Antioquia a partir de 1874 estimuló aún más el interés por el saber técnico en la región.

Todo lo anterior estableció las bases para la creación en 1887 de la Escuela de Minas por los ingenieros Tulio y Pedro Nel Ospina. El poderío económico de Antioquia le permitió sostenerse y prosperar independientemente de Bogotá, no sólo como centro industrial y mercantil sino también como comunidad técnica, cohesionada alrededor de la naciente Escuela de Minas.

Pero no todo fue expedito para la naciente Escuela de Minas, que además de las interferencias del Gobierno Nacional tuvo que sufrir el cierre entre 1895 y 1904, obligado por la por la Guerra de los Mil Días. La reapertura de la Escuela en 1904 impulsada por el Gobierno Departamental como dependencia de la Universidad de Antioquia y por el rector de esta última, el mismo Tulio Ospina, permitió la restauración de los principios de pragmatismo, utilitarismo y pluralismo que habían inspirado a sus fundadores. La combinación de pragmatismo, utilitarismo y racionalismo económico marcaron el rumbo que definitivamente caracterizan la vida de la Escuela de Minas, hoy Facultad Nacional de Minas, ya como ente independiente de la Universidad de Antioquia a partir de 1911.

En este logro hay que reconocer los esfuerzos de Rafael Uribe Uribe para hacer de la Universidad Nacional, fundada en Bogotá en 1867, "un centro de vida intelectual y de orientación moral para el país”, definiéndola como una institución nacional, científica, experimental y unificadora, llamado éste que encontró plena acogida en la Escuela de Minas de Medellín mas que en la misma Universidad Nacional. Acogida de la que se apersonaron de manera creativa Tulio Ospina, Juan de la Cruz Posada, Alejandro López y demás profesores y directivos que fundaron y reorientaron la Escuela de Minas, a lo que hay que resaltar el apoyo de los gobiernos progresistas de los presidentes Rafael Reyes y Carlos E. Restrepo.

“El lema de la Escuela de Minas, nuestro programa, reiteraba Tulio Ospina, no es científico, aunque a primera vista parezca que debiera serlo, y que nuestra principal finalidad es la ciencia; es él un programa moral, que se refiere especialmente al carácter que deseamos formar en nuestros alumnos. En efecto, en aquel programa no nos comprometemos a dar a la Nación sabios, sino hombres laboriosos y honrados" (Citado por Alberto Mayor Mora en “La Escuela Nacional de Minas de Medellín y la Educación de la Burguesía Industrial Antioqueña”. Revista Colombiana de Sociología, 1982).

El lema de la Escuela de Minas "TRABAJO y RECTITUD", concebido por Juan de la Cruz Posada, es la condensación de todos aquellos principios directrices que inspiraron a nuestros padres fundadores. Si nos atenemos a la visión profética de Uribe Uribe, ninguna institución de enseñanza profesional o universitaria estaba más cercana del país real a comienzos del siglo XX que la misma Escuela Nacional de Minas. Hoy nuestra Alma Mater conserva y con creces el espíritu fundacional.

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