En defensa del liberalismo

Autor: Dirección
12 octubre de 2017 - 12:00 AM

La senadora liberal Sofía Gaviria Correa ha tomado las banderas de la verdadera libertad, que es independiente y deliberante, para exigir a los actuales jefes del partido Liberal que no impongan a los precandidatos y la militancia sus criterios y conveniencias

La senadora Sofía Gaviria ha decidido enfrentar el autoritarismo de la camarilla que pretende imponer a los precandidatos liberales un ‘manifiesto ideológico’ ajeno a las ideas de ese partido, pero no a los intereses del gobierno y los presentes jefes de ese partido. El documento implica para la colectividad aceptar una alianza con el santismo, tendencia de mínimo perfil liberal, y la renuncia a examinar libremente los principales problemas del país, particularmente los acuerdos que se suscriban con grupos armados, y decidir sobre con ellos con su buen criterio, no por tiránicas ataduras insensatas.

La dirigente emprende esta campaña después de que sus colegas Viviane Morales y Juan Manuel Galán hubieran sido obligados a dejar el partido en virtud de sus diferencias conceptuales con el “manifiesto”, la senadora Morales, y con el procedimiento de selección del candidato presidencial del liberalismo, el senador Galán. En su empeño, determinó inscribir su precandidatura por ese partido, negándose a firmar la autoritaria directriz por tener discrepancias ideológicas, de clara raigambre liberal, con el documento y con la imposición a firmarlo. Como era de temer, la camarilla al frente de ese partido le impuso su criterio en un acto de censura contrario a los principios y valores liberales.

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El uso del referido “manifiesto” como condicionante de la inscripción de precandidatos inspiró la presentación de una acción de tutela con la que la senadora reclama que le sean amparados sus derechos políticos fundamentales a elegir y ser elegido, la objeción de conciencia, la libre expresión, principalmente. De prosperar, como razonablemente debiera ocurrir, esta tutela crearía oportunidades para recuperar la confianza de los ciudadanos liberales en una colectividad de la que se sienten distanciados, y dar nuevo aire a la institucionalidad, de manera que logre recuperar su fidelidad a los principios fundacionales de libre examen y el respeto a los canales democráticos, y por supuesto legales, para la toma de las decisiones que impactan a todos los miembros del partido.

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