Talvez sea la más patética de las enfermedades políticas contemporáneas porque convierte a la política en es una especie de religión apocalíptica basada en una antropologia pesimista.
Esta altruista y prudente indicación ideada para evitar el caos de una estampida causada por el miedo y el desorden, no tiene nada que ver con ideologías políticas y tratarla así seria una proyección paranoica. De hecho, en el manual de seguridad se usa el determinante posesivo de tercera persona “su” y no el mas indefinido artículo “la” y, además, en una emergencia real aquel se convierte en un determinante posesivo de primera persona, “mi derecha”, facilitando que el propio cuerpo haga parte de la ruta de evacuación. Se trata además de un consejo altruista porque su intención es que la evacuación ordenada permita salvar el mayor número posible de vidas invocando a la prudencia como forma de sabiduría práctica para contener el miedo.
Hago esta aclaración porque con el título no me refiero al manual de seguridad, sino a la recurrente estrategia política que usa emergencias, las magnifica o las crea como escarmiento para que la consigna política “En caso de emergencia salga por la derecha” produzca consecuencias reales, por ejemplo, electorales. Esta forma de instrumentalizar las crisis, reales o ficticias, usando y canalizando el miedo, las incertidumbres, las rabias y muchas veces creándolas en laboratorio como bacterias patógenas, talvez sea la más patética de las enfermedades políticas contemporáneas porque convierte a la política en es una especie de religión apocalíptica basada en una antropologia pesimista.
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Así por ejemplo, entre todo lo que se dice y se escribe en esta época preelectoral en un contexto de polarización extrema que ensucia algunos de los mas consensuados valores estéticos, estira verguenzas morales y elude controles epistemológicos, me ha llamado la atención la difusión de una frase de G. Clemenceau en la que afirma que “Cuando está en juego la existencia de una nación, la seguridad es más importante que los acuerdos”. Fue tirada al garete, al descampado y sin contexto para que la sople el ventilador de las redes sociales con el mismo aire que difunde vulgaridades e insultos. Expuesta solapada y socarronamente, no indica que la frase forma parte de la persistente crítica que hizo Clemenceau al Tratado de Versalles por considerarlo demasiado benevolente con la Alemania vencida en la primera guerra mundial y peligroso para la seguridad de Francia porque calculaba que Alemania podría renacer con las gabelas contenidas en él, como en efecto renació con Hitler cuya campaña política giró en torno al carácter humillante del Tratado y a su defensa del nacionalismo Alemán. En la frase desnuda, se esquiva el análisis de lo que nos pasa y nos puede pasar considerando que tanto Clemenceau como Hitler querían volver trizas el tratado por considerarlo muy benevolente el uno y muy humillante el otro, que a diferencia de aquel Hitler lo logró abonando para la segunda guerra mundial y que algunos consideran que el viejo izquierdista Clemenceau fue injustamente ignorado.
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Pero en la forma y con la intención que se cita la frase no hace falta el contexto ni su fuerza analítica porque el cometido es azuzar y no explicar, como corresponde hacerlo a quien piensa que la ideología son los hechos y que de estos los más eficientes son los que producen temor, miedo, incertidumbre, rabia, es decir, estados de emergencia. La frase fue extrapolada con el propósito de hacer propaganda política sobre la base de que por el Acuerdo con la guerrilla de las Farc está en peligro la existencia de Colombia, que por eso hay que incumplirlo y que eso sólo es posible si vuelve a gobernar la llamada seguridad democrática. Colgada así, como un cartel de propaganda, como un horche a una tinta pegado con engrudo en un poste de luz y sobre el cual mañana se pegará otro o será borrado por un aguacero, esta frase es mas fuerte por lo que esconde, porque está dirigida a amedrentar almas tominonas o a facilitar que algunos hagan mutis por el foro. ¡Cómo terminan pareciéndose por su picaresca los extremos políticos!