En Medellín los payasos hacen del arte una pedagogía

Autor: Juan Camilo Quiceno Ramírez
30 julio de 2017 - 02:00 PM

Cuando se piensa en la palabra payaso, generalmente se proyecta la imagen mental de un sujeto con atuendo exótico y conducta torpe, aunque lo cierto es que el arte de estos personajes se fundamenta en el rescate de las virtudes internas

Medellín

Un payaso que busca que el público se conecte con sus historias y que además aprenda a tomarse la vida de manera fresca, es un exponente del arte clown, ya que esta es la premisa que fundamentó la disciplina escénica realizada por los artistas más bufones del teatro. Un payaso es el producto de una exploración en lo más recóndito del ser de un artista, “esta disciplina escénica es un estudio de los defectos y las virtudes, que luego se potencializan para llevarlos a las tablas; es un trabajo de adentro hacia afuera visto desde una perspectiva terapéutica”, explicó Yamile Valencia, miembro del colectivo Infusión, grupo escénico del Teatro Casa Clown de Medellín.

Los payasos o clown son los dueños de la técnica teatral que otorga más licencias para desarrollar un método propio de expresión. “Este es un lenguaje que nos permite trabajar la autenticidad y todos esos miedos que uno puede llegar a tener”, así amplió Valencia su definición acerca de quién es un intérprete del género.

Así se conciben los clown
Los profesionales de la disciplina clown coinciden en que la palabra payaso posee una connotación negativa en el idioma castellano, pues en ocasiones se utiliza para denigrar a una persona a causa de sus comportamientos absurdos “La gente tiende a calificar al político desadaptado como un payaso, ojalá lo fuera, así sería más sensible”, consideró Sara Suárez, mujer que encarna a la payasa Puchero.

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Ese es el imaginario que los artistas dedicados a la técnica teatral del payaso quieren cambiar. “Nosotros estamos buscando que la gente se familiarice con lo que en realidad somos, personas formadas para lograr que el público se identifique con nosotros y aprenda con nuestras puestas en escena”, continuó Yamile Valencia, quien además personifica a la payasa Yunque.

Antecedentes del clown en Medellín
Las memorias del arte clown en Medellín contemplan a varios exponentes que iniciaron el camino hacia esa disciplina integral que en la actualidad desempeñan los payasos en las pocas tablas escénicas dispuestas en la ciudad. “Yo destaco el trabajo de Carlos Álvarez desde el Circo  Medellín, asimismo exalto la labor de la Corporación Artística La Polilla y por último resalto lo que ha hecho Alejandro Puerta, un gran impulsor de este lenguaje escénico”, expresó Diana Fuentes, directora del colectivo Infusión, y encargada de dar vida a la payasa Hilacha.
La historia del clown local data desde la aparición de Ana Milena Velásquez, quien luego de haber estudiado las técnicas de esta disciplina en la Universidad de Sorbona en París, regresó en 2006 a Colombia; desde aquel periodo ha contribuido al fortalecimiento de la disciplina con sus talleres formativos en la Universidad de Antioquia.

La directora del colectivo Infusión recordó que en 2007, Ana Milena Velásquez dictó un Diplomado de Clown, “a partir de ese momento comenzaron a emanar grupos que mezclaban técnicas de improvisación, show de títeres y labores sociales con las técnicas que ella nos dio”, dijo. Por la ‘escuela clown’ de la Universidad de Antioquia pasaron diversos artistas que actualmente se destacan en Medellín por su labor como payasos profesionales, en ese grupo de exponentes pioneros se encuentra precisamente el colectivo Infusión, fundado hace nueve años y creador de su propio escenario llamado Teatro Casa Clown.

Infusión, referente del quehacer clown
Todos los integrantes de Infusión son egresados del programa de teatro de la Universidad de Antioquia con énfasis en Arte Clown, ofrecen obras que abordan toda clase de temas, no solo con el objetivo de causar risa, también de promover el pensamiento crítico por medio de sus puestas en escena.

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El colectivo dicta además talleres de formación en la disciplina escénica de los payasos, según Diana Fuentes: “Muchos de los que llegan a la escuela de payasos no van a dedicarse por completo al clown, pero el payaso no solo existe para el teatro sino para la vida misma”. “Hay muchas personas que solo buscan liberarse de toda esa presión social que cargan y dejar tanta máscara que les obliga a llevar la sociedad”, continuó la  directora.

El clown, más que una profesión, es un estilo de vida,  por medio de la escuela de payasos los  artistas que integran a Infusión pretenden enseñarle a sus estudiantes a tomar con calma las diferentes eventualidades que acontecen en sus vidas. “Nosotros simplemente le proponemos al otro que aproveche su fracaso, que disfrute de su ridículo, que disfrute del presente, que deje de lado la ansiedad del futuro y se olvide de la tristeza del pasado”, afirmó Diana Fuentes.

La vida cotidiana encierra diferentes situaciones que afectan la estabilidad psíquica y emocional de la gente, a diario los ciudadanos se enfrentan a episodios con triunfos y fracasos que inciden en su actitud por el resto de una jornada, “pero debemos reírnos hasta de nuestros fracasos”, expresó Fuentes.
Por otro lado, el colectivo promueve el pensamiento crítico con sus obras, “en el contexto actual colombiano sí que se necesita de un payaso que hable de lo que nadie más quiere hablar, y necesitamos reírnos del conflicto que nos marcó para no repetirlo de nuevo”, dijo la intérprete de Hilacha.

De las tablas al pavimento
El arte clown no es una disciplina escénica exclusiva del teatro. Muchos pasayos optaron por la calle como sus ‘tablas’ para interpretar sus personajes. En el pavimento hay muchos ejemplos del clown, considerando que por ser este un escenario público, también hay aficionados que no necesariamente cuentan con la misma formación teatral que posee, por ejemplo, Chichón, nombre artístico de Silvio Vargas Cespedes, quien hace al rededor de un año decidió llevar la alegría del arte clown a las calles, dado que el público no siempre llega hasta los teatros.

Para él hacía falta un personaje que rompiera con el paisaje gris del pavimento y le proporcionara a los ciudadanos “una alegría espontánea”.
Afirmando que el teatro no es el único sitio adecuado para una puesta en escena, aunque cuenta con la ventaja de ser un lugar al que el público llega predispuesto para observar una obra, definió a la calle como su mejor opción para sus shows.

“En la calle la gente no está pensando en ver una obra escénica, el teatro pasa por una crisis y es deber de uno como artista cautivar a la gente”, manifestó Chichón.
Este clown profesional tomó la decisión de no quedarse esperando a que los espectadores quisieran observarlo en acción, su trabajo no consiste únicamente en actuar sino en realizar una “intervención”, “con nuestra labor en la calle intervenimos los sentidos, el pensamiento y aquello que los ciudadanos puedan llegar a razonar”, argumentó el artista.

Silvio Vargas consideró que el bufón y el cuentero están casi extintos, porque a “muchos sectores poderosos no les conviene que un personaje de estos toque algunas de las problemáticas cotidianas”, y añadió a la conversación: “Esa labor de hacer reír me la tomo yo como payaso, y es mi misión trabajar para la gente”.

Chichón confía más en el impacto de su obra en los espacios públicos que en los escenarios oficiales, disfruta de los espectadores que encuentra en esos parques a los que llega con sus actividades, “en la calle me escucha todo el mundo, el anciano, el niño y hasta los  perros y gatos”.

Además, este payaso, quien se define como “irreverente”, sostuvo que los seres humanos tienen la necesidad de expresarse y, a través de sus intervenciones artísticas hace posible que la gente del común se identifique con lo que promulga en sus shows. “Yo decidí trabajar en la calle porque ahí encuentro de todo, la calle está viva; me gusta la diversidad de mi público, aprecio al borracho, al habitante de calle y al niño por igual”. Silvio, el hombre tras la nariz de Chichón, prometió seguir trabajando en las calles para cambiar el ritmo de la vida en cualquiera de los espacios a donde llegue.

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