En Medellín la historia se camina, aunque poco nos demos cuenta. A todo lo largo y ancho del casco urbano, los nombres de calles, edificios y plazas nos hablan de personas, eventos y lugares que tuvieron importancia en nuestra historia.

Hace doscientos años Medellín era un pueblo pequeño, aunque pujante, centro de actividades agropecuarias, comerciales y mineras. Sus calles eran en tierra, algunas empedradas. El agua llegaba a la pila de la plaza y a unas pocas casas mediante acequias. No existía alcantarillado y las aguas negras caían a las quebradas o corrían por las calles. El alumbrado público se reducía a unas pocas lámparas de sebo en la plaza principal.

Su carácter de aldea se reflejaba en los nombres bucólicos de sus calles: Real, San Roque, Camino del Monte, La Amargura, La Carrera, El Resbalón, La Consolación, El Sauce, La Alameda, El Prado, La Palencia, San Francisco y El Álamo. En la actualidad, los nombres de esas vías son respectivamente: Boyacá, Palacé, Bolívar, Ayacucho, Maturín, Junín, Carúpano, Pichincha, Colombia, Carabobo, El Palo, Niquitao y Bomboná, todos correspondientes a batallas de la independencia, con excepción de los que recuerdan al Libertador y la República.

Otros próceres que dan su nombre a vías urbanas son José María Córdoba, Liborio Mejía, Antonio Nariño, Atanasio Girardot, Antonio José de Sucre, Francisco Antonio Zea y Policarpa Salavarrieta.

La que conocemos como Avenida Bolivariana originalmente tenía el nombre de Francisco de Paula Santander, ¡irónico! Hoy se llaman Santander dos tramos pequeños de la calle 56 y de la carrera 60. Al sabio Francisco José de Caldas lo recuerda tan sólo una cuadra de la carrera 46. ¡Menciones muy mezquinas para dos hombres tan grandes!

Tenemos vías que recuerdan a presidentes y gobernadores de Antioquia, en sus distintas épocas como provincia, república independiente, estado soberano y departamento: Juan del Corral, Miguel de Aguinaga, Rafael María Giraldo, Pedro Justo Berrío, Recaredo de Villa, Juan Antonio Mon y Velarde y Antonio Roldán Betancur. Lamentable que no se rinda homenaje a los gobernadores Francisco Silvestre y Marceliano Vélez.

Se incluyen muy pocos indígenas: Cacique Nutibara, cacica Dabeiba y cacica Agrazaba.

Algunas calles recuerdan los nombres de empresarios mineros como: Carlos Coriolano Amador, Carlos Segismundo de Greiff, Gabriel Echeverry, James Tyrell Moore y María Centeno.

Las calles 9 y 10, que bordean la plaza principal del barrio Poblado, llevan los nombres de Francisco Herrera Campuzano y Calle 2 de marzo, en recuerdo de que en 1616 allí se fundó San Lorenzo, primer poblado levantado en jurisdicción de Medellín.

Es interesante el grupo de calles con nombres de mujeres valiosas, entre ellas: María Cano (avenida 33), Judith Márquez Montoya (carrera 70), Luzmila Acosta (calle 73), María Martínez de Nisser (carretera El Tesoro), Jesusita Vallejo (avenida 80), Luz Castro de Gutiérrez (transversal Superior), Blanca Isaza de Jaramillo Mesa (transversal Inferior), Benedikta de Echavarría Misas (transversal Intermedia) y Simona Duque (autopista Norte).

Debemos enfatizar que estos datos son sólo historiografía. Lo importante es desentrañar la historia que hay dentro de ellos. Mantener viva esa historia es importante porque contiene los principios y valores de nuestra esencia como pueblo, que a su vez son la base de la ética ciudadana que hoy necesitamos como nunca antes.

Este es otro cuento que usted, lector paciente, puede empezar a explorar en el estudio “Significado histórico del nombre de algunas calles y carreras de la ciudad de Medellín”, escrito por el académico Pedro Rodríguez Mira, de la Academia Antioqueña de Historia.

(Ver: http://tesis.udea.edu.co/bitstream/10495/336/1/SignificadoHistorico.pdf)