La incursión de los almacenes de grandes superficies y el aumento de las compras por internet han contribuido a que el consumidor colombiano cada vez consuma más vestuario. Sin embargo, los confeccionistas locales hablan de un panorama en el que la carga tributaria y los retail han afectado considerablemente sus procesos.
Colombia es un país en el que, a pesar de no tener estaciones, la industria de la moda presenta un comportamiento dinámico durante el año. Según la firma para la comprensión de los mercados, Raddar, los meses que representan el mayor ingreso económico para el segmento del vestuario son julio, debido al ingreso extra que representa el pago de la prima salarial; agosto, con los cambios de temporada y diciembre, por la celebración de la Navidad, con sus tradiciones de “estrenar” en sus fechas especiales.
Raddar resaltó el primer semestre de 2017 como una temporada especialmente difícil para el sector de la confección, debido a la reforma tributaria; por esta razón el consumo de vestuario entre los meses de enero y mayo registró ventas por $5,4 Billones, cifra que si bien da cuenta de un crecimiento respecto a los $4,9 billones de 2015 y los $5,1 billones del 2016, es inferior al crecimiento proyectado por el sector.
Juliana Peláez, jefe de la carrera de Diseño de Moda de la Colegiatura Colombiana, destacó que históricamente el colombiano ha sido consumidor de vestuario pero de una forma muy tradicional, debido a la cultura del país. Aunque resaltó que con la incursión de nuevas marcas de moda y el acceso a la información que tiene hoy el consumidor hay conocimiento de todas las marcas o las semanas de la moda en el mundo, así como también la influencia de revistas y blogs especializados se ha ido manifestando en la modificación de los hábitos de consumo.
Peláez afirmó que “la evolución en el mundo de la moda ha sido muy significativa, yo empecé a trabajar con el streetvision (estudio de fotografías de personas en la calle para conocer cómo se visten y sus actitudes) hace ya ocho años. Salíamos a hacer registro fotográfico en calle pero en realidad no se veía variedad, si se revisan las imágenes que teníamos en ese momento, se puede ver que los personajes particulares eran muy poquitos. Actualmente, cada vez hay una apertura mayor a ser diferentes, mezclar otro tipo de productos y utilizar los atuendos de otra manera”.
En consonancia, Raddar apuntó que los consumidores han modificado los modos de uso de las prendas: hoy unos tenis ya no son sólo para hacer ejercicio, sino que se han metido en todos los armarios para aparecer en cualquier ocasión.
Al momento de hablar del consumo de vestuario en Colombia diferenciado por géneros, Luz Adriana Naranjo, directora de Competitividad Empresarial de Inexmoda, afirmó que “si bien las mujeres compran vestuario con más frecuencia, los hombres compran más costoso”, por lo tanto, el género masculino es el que representa mayor aporte a la canasta.
Las grandes superficies y su papel en el consumo de moda
La incursión de cadenas multinacionales de retail, con sus apuestas en materia de vestuario y acompañadas de estrategias crediticias que suelen ser atractivas para el consumidor, suscitan puntos de vista diferentes entre el gremio de la confección y el de los comerciantes.
Jorge Duque Zapata, directivo de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (Cccya) manifestó que Colombia es un país con un consumidor muy dispuesto a la moda, en el que además hay una gran ventaja para el sector: la diferencia de pisos térmicos en el territorio nacional, que permite tener propuestas de moda diferentes para Bogotá, Antioquia y la Costa.
Esa misma oportunidad, según señaló el directivo, está siendo aprovechada principalmente por las grandes superficies con su músculo económico, dado que “están importando anualmente un aproximado de 50 millones de prendas provenientes de países donde las regulaciones laborales y las cargas prestacionales no son ni comparables con lo que pagamos los productores colombianos”.
Según Duque Zapata, mientras el consumidor colombiano sigue comprando moda y vestuario, el sector se ve cada vez más afectado ya que las grandes superficies han captado gran parte del mercado, además hay altas cargas tributarias y medidas como la supresión del arancel mixto que había mermado la importación de prendas, generando a la industria textil colombiana la pérdida de aproximadamente 120.000 empleos sólo en la confección y afines.
Guillermo Botero, presidente de Fenalco expresó que “el sector local siempre tiene que salir a competir con estos nuevos actores, ellos llegan con unos precios económicos y hay que resignarse a tener competencia. Cuando empezaron a llegar, el pequeño productor se quejaba porque abrían sábados y domingos, lo que ya hace parte del pasado, porque hoy en día los almacenes se abren temprano, se cierran tarde, son jornada continua, además los fines de semana se han convertido en días maravillosos de ventas, es necesario adaptarse a la competencia con los nuevos actores”.
Internet como escenario de consumo
El mercado de la moda no ha sido ajeno a la irrupción de la tecnología. Gerson Aguilar, periodista y editor de moda, quien trabajó con la plataforma de ventas online Dafiti, afirmó que cada vez hay mayor conectividad. Con consumidores hiperconectados, las marcas de ropa han aprovechado lo digital para poder promocionar sus productos y colecciones de tal manera que a las tiendas fijas, las revistas y catálogos han sumado la tienda virtual.
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Aguilar apuntó que “con las redes sociales el consumidor ha ido perdiendo el miedo a comprar online y ya no acude a una gran tienda física sino que está interactuando con las marcas, incluso muchas marcas grandes se han visto afectadas porque no han comprendido estas dinámicas, en las que la cercanía y la confianza son fundamentales, mientras varios emprendedores se han valido de redes muy visuales como Instagram para poder generar comunidad con sus consumidores a través de una interacción constante”.
El consumidor suele estar atento a las promociones, a los cambios de temporada, y las marcas han desarrollado estrategias digitales como el newsletter (envío de novedades vía correo electrónico) para mantener a sus clientes al tanto de fechas como los cybermonday y los blackfriday (ventas online especiales en días de la semana específicos) que han sido jornadas de un gran flujo de compras en la web. Si a esto se le suma la facilidad con la que hoy se accede a una tarjeta de crédito, que suele ser el medio de pago más utilizado en el comercio electrónico,se crea un escenario muy propicio para que la web se consolide como la gran tienda de moda, concluyó Aguilar.