Tras la pérdida del aparato perteneciente a la armada argentina, comienzan a surgir hipótesis en torno al hecho.
Dos empresas alemanas que suministraron baterías del submarino ARA San Juan se encuentran bajo sospecha de haber pagado sobornos para lograr el contrato y de haber ofrecido piezas de calidad inferior, según informaciones de la cadena regional pública alemana "Bayerische Rundfunk" (BR).
El Ministerio alemán del Interior confirmó a la cadena que recibió un escrito de la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento argentino solicitando información sobre el caso, y que remitió la petición al departamento de Economía.
"Existe la sospecha de que las baterías que fueron sustituidas no eran, en parte o en nada, de la calidad que debían haber sido. No sabemos tampoco de dónde llegaron, si de Alemania o de otro país. Por eso queremos saber qué técnicos estaban en el lugar y quién firmó diciendo: bueno, esto ya está reparado", señala la presidenta de la citada comisión argentina, Cornelia Schmidt-Liermann.
La parlamentaria subrayó que existe la sospecha de que hubo sobornos y de que "empresas alemanas estuvieron envueltas" en ellos y se ha dirigido al Gobierno alemán por escrito para pedir datos sobre el caso; "No tenemos esa información y la necesitamos", manifestó.
"Las sospechas sugieren que aquí hubo corrupción", denuncia el ministro argentino de Defensa, Oscar Aguad, citado por la cadena. El Ministro hizo públicas esas sospechas hace unos días en Argentina, país que sigue sin noticias del paradero del submarino que desapareció el 15 de noviembre en el Atlántico Sur con 44 tripulantes a bordo.
Aguad recuerda que hubo una denuncia sobre presunta corrupción ante los tribunales que fue "barrida bajo al alfombra" y no investigada, y señala que hay también testimonios que indican que se usaron materiales sin la calidad requerida.
Las empresas alemanas bajo sospecha son Ferrostaal y EnerSys-Hawker y, según BR, no se documentó suficientemente los trabajos que realizaron cuando el submarino, de fabricación alemana e incorporado a la Armada argentina en 1985, fue sometido a un proceso de reparación en el que, entre otras reformas, se cambiaron las baterías.
El ARA San Juan reportó por última vez su posición en la mañana del 15 de noviembre, en la zona del Golfo San Jorge, a 432 kilómetros de la costa argentina. Pocas horas antes, el comandante de la nave había comunicado una vía de agua que cayó sobre las baterías, lo que provocó un cortocircuito y un principio de incendio, un problema que dio por subsanado y continuó rumbo a su base, en Mar del Plata.
Según BR, Ferrostaal y EnerSys-Hawker firmaron un contrato por valor de 5,1 millones de euros para el suministro de 964 baterías en el que presuntamente se pagaron sobornos. La primera de las empresas, añade la cadena, rechazó cualquier responsabilidad explicando que se limitó a mediar en el contrato y cobrar por ello una comisión, mientras que EnerSys-Hawker, el suministrador de las baterías, no ha respondido a las preguntas de BR.