Es la mutación de la violencia donde ahora y por anticipado las víctimas son convertidas en espectros
Byung-Chul Han nacido en Seúl en 1959, es uno de los más importantes pensadores alemanes actuales, textos como La sociedad del cansancio, La sociedad de la transparencia, En el enjambre, La salvación de lo bello, analizan claramente fenómenos como el consumo, el amor, la casi imperceptible pero tenaz continuidad de la violencia que a cada segundo está mutando, interiorizándose. “La decapitación en la sociedad de la soberanía, la deformación de la sociedad disciplinaria y la depresión en la sociedad del rendimiento son estadios de la transformación topológica de la violencia” Formas de violencia alimentadas por la desconfianza, por la incertidumbre , como el rechazo inconsciente al refugiado y sobre todo a causa del vacío de significados que caracteriza a la actual política signada por la desaparición de aquellos valores espirituales donde el ciudadano acrisoló la idea de civilización bajo la experiencia de una vida fortalecida humanamente desde la construcción de un hábitat y de una defensa de la tradición. “El vacío político –recuerda Byung-Chul Han- se hunde convirtiéndose en una política del espectáculo, que no actúa ni transmite ni produce nada esencial, sino que comunica comunicabilidad. La política del espectáculo es una política del vacío comunicativo”. ¿Qué puede comunicar una política que sustituyó el lenguaje humano por el lenguaje de la mentira? ¿Hablamos del fin de un enfrentamiento bélico o del inicio de la verdadera Paz como restauración del derecho de las víctimas a la felicidad? “La publicidad se presenta como la versión capitalista del canto de alabanza litúrgico” Jesús, nos recuerda el Evangelio, se dirigía a los suyos mediante parábolas, por eso la imagen de la Tierra prometida a los pobres es una metáfora que crece a través del amor al prójimo, algo diferente a la brutal violencia del paraíso en la tierra del comunismo que devino en mazmorras, cadenas, torturas, a través de las cuales se pretendió vanamente matar el alma que nos hace criaturas sagradas.
“La comunicación es comercio”, y, agrega, “El cliente transparente es el nuevo preso, el homo sacer del panóptico económico. El panóptico de la sociedad de rendimiento y de consumo se distingue de la sociedad disciplinaria porque no tiene cadenas ni fortificaciones, ni espacios cerrados. Hoy la sociedad al completo, el globo al completo construye el panóptico” Recuerden la falsa liturgia de aquella Firma de la Paz en Cartagena donde al ignorar a las víctimas el simulacro de ritual fue un hiriente vacío. ¿Por qué un consentido silencio sobre la inmensa fortuna de las Farc? Por eso Juan Camilo Restrepo el representante del Gobierno puede saludar cínicamente al asesino del Eln que acaba de matar a un policía y seguirá haciéndolo a lo largo de sus conversaciones de Paz. Parodia: el parque completamente solitario bajo la lluvia triste, un sillón absurdo con los desconsolados actores políticos esperando a una multitud que, lógicamente, no acudió nunca ya que bajo las circunstancias que vivimos en Colombia el homo sacer –aquel a quien se ha reducido a mera existencia física, a quien se ha negado ser sujeto político- no cuenta, ya que el Mandatario como recuerda Agamben, tiene el privilegio de matar sin cometer delito. Es la mutación de la violencia donde ahora y por anticipado las víctimas son convertidas en espectros.
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