El tenis antioqueño busca reinventarse 

Autor: Juan Felipe Zuleta Valencia
14 mayo de 2017 - 02:37 PM

La Liga de Tenis, una de las instituciones deportivas de mayor tradición en Antioquia, atraviesa momentos complejos al tiempo que intenta una consolidación sostenida y definitiva de los tenistas locales en el panorama internacional.

Medellín

A comienzos de los años cuarenta más o menos el tenis ya tenía su pequeño nicho en Medellín entre los grandes señores de la sociedad antioqueña y sus descendientes. Tanto así que fue Carlos José Echavarría Misas, legendario industrial de la región y el país, el impulsor por muchos años del tenis hasta que el deporte tomó cierto vuelo, y gracias a un puñado de talentosos y unas buenas canchas privadas, el tenis fue haciendo su camino dentro del panorama deportivo de Medellín.


Pero hoy soplan otros vientos, lejos de los herméticos clubes, la práctica del tenis prolifera por toda la ciudad, desde la periferia hasta los barrios opulentos y sus familias de siempre pasando por algunos rincones de la geografía departamental donde una raqueta era antes una rareza.


Lo bueno ha sido esa masificación que ha roto de a poco el mito de que el tenis es deporte de ricos. Lo malo, que en cierta medida esa masificación ha impactado negativamente en el desarrollo institucional de la Liga, que ha visto en los últimos años una desaceleración sostenida en la demanda de sus servicios. “Los programas de gratuidad del Inder tanto en el uso de los escenarios como en la enseñanza del deporte han tenido un impacto en lo que antes eran las ventas de nuestros servicios. Esa iniciativa, ni más faltaba, es válida y pertinente para dar apertura a los públicos a este deporte y cumplir con una responsabilidad social porque hoy el tenis es muy solicitado. Para nosotros queda seguir haciendo nuestra labor con una diferenciación importante en el tema de calidad”, expone Héctor Monroy, director ejecutivo de la Liga Antioqueña de Tenis, y quien no niega que la Liga atraviesa por tiempos complejos, aunque paradójicamente esta disciplina gane terreno entre los públicos.

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Y es que la forma de sostenimiento de la Liga es por medio de la venta de cursos para formación deportiva que cuestan alrededor de 800 mil pesos por semestre, además de la administración de canchas en la ciudad que antes eran 16 y ahora son once. 


Según reporta Monroy, el año pasado la Liga arrojó pérdidas cercanas a los 150 millones de pesos por la desaceleración de esos servicios, déficit que fue solventado en parte con 100 millones que tenía la institución como un “colchón” para emergencias, aunque aún cargan el lastre de esos 50 millones restantes.
Aún así, en lugar de lamentos, en la Liga buscan soluciones porque entienden, como dice Hector Monroy, que “es una nueva realidad a la cual debemos ajustarnos”. Por eso le apuestan a otros frentes. “Estamos apuntando a desarrollar el tenis en instituciones educativas que puedan pagar el servicio. Por ahora estamos en cinco instituciones: La Enseñanza, Colegio Cumbres, San Ignacio, UPB, y Padre Manyanet. Son 104 practicantes hasta el momento en esos colegios y lo que buscamos es, por un lado, tener recursos que nos permitan seguir adelantando nuestros procesos y por otro lado detectar talento”, explica el directivo.

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Pero ahí no se quedan, y es que de hecho, el tema de la masificación, ya no en la ciudad sino en el departamento, ha corrido por cuenta de la Liga, que desde el 2008 desarrolla programas en las regiones y suma hasta ahora quince municipios, doce de estos con cancha convencional de tenis y donde impactan a cientos de niños y jóvenes a través de sensibilización en esta disciplina, con profesores de educación física oriundos del municipio y capacitados directamente por la Liga. Son actualmente 130 docentes de educación física que con escenarios y recursos (raquetas y pelotas) provistas por la Liga, desarrollan programas deportivos y sociales en sus diferentes municipios.


Esto no reporta ganancias económicas para la Liga pero sí de talentos, porque gracias a la descentralización del tenis la detección de talentos ha tenido un impulso en cantidad  y calidad facilitando los procesos selectivos para la selección departamental, que a propósito cuenta actualmente con 25 tenistas que van desde los once años hasta uno profesional, Alejandro González, tenista con experiencia en Grand Slam. Según Monroy, el acierto del programa formativo para estos 25 tenistas que, en últimas es donde decantan los esfuerzos y engranajes de la Liga, permite optimizar los recursos de forma inteligente poniendo al frente de la selección a seis entrenadores que les asisten y acompañan constituyendo un verdadero equipo. Pero sobre todo tiene una capacidad que aún los tiempos difíciles no han podido recortarle a la Liga y es poder subsidiar el cien por ciento del costo de entrenamiento de cada integrante de la selección, que oscila alrededor de los 13 millones de pesos anuales.


Pero eso es sólo entrenamiento, y después a los 16 años la carrera de muchos, por promisoria que sea, queda a la deriva por falta de patrocinadores. “La Liga junto a las familias de los tenistas gestiona patrocinios que son decisivos en la carrera de los chicos. Tenemos los casos de Talentos Postobón con Emiliana Arango, Celsia con Sergio Hernández, Alejandro González con Argos y Milo con Lucas González. Pero son casos puntuales. Estamos lejos de un patrocinio masivo”, sentencia Héctor Monroy, quien además habla de otro factor decisivo que no permite el desarrollo del tenis y es que para Coldeportes y el Comité Olímpico Colombiano el tenis no es prioritario, pues por su alta profesionalización no brinda las mismas posibilidades de medallas en la forma en que sí lo hacen disciplinas como pesas, deporte subsidiado casi cien por ciento por el Estado.


Pero el tenis departamental no desfallece; sin desconocer las dificultades valoran el terreno ganado, la voluntad de reinventarse y seguir hurgando talento en toda la geografía de Antioquia para conformar esa nueva generación que intente llegar adonde el tenis colombiano aún no llega.

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