La consolidación y especialización de los negocios detallistas trae grandes beneficios para el consumidor, pero la moneda tiene otra cara.
La guerra entre los colosos del comercio electrónico por un mercado que crece día a día, va dejando una estela de muerte en el comercio minorista. La crisis de los centros comerciales se ve reflejada en la cantidad de solicitudes de quiebra presentadas en 2017. Son más de 300 minoristas que se han acogido a la ley de bancarrotas. Aunque pequeños, pues en su mayoría no tiene más de una tienda, son los típicos negocios de barrio que le dan empleo a gente de su entorno. Enfrentados a costos fijos altos pues deben pagar arriendos, servicios públicos y nómina, los márgenes de ganancia no les permite sobrevivir en un ambiente de altísima competencia.
Afamados nombres que por mucho tiempo dominaron importantes sectores del comercio han optado por declararse insolventes. Gigantes como Macy’s, JC Penney, Sears y Payless podrían entrar a engrosar la lista de compañías que estarían a punto de desaparecer o reducirse significativamente de tamaño. Entre los principales factores que afectan los balances financieros se cita el bajo tráfico de compradores, promociones que inciden en los márgenes de ganancia, problemas de liquidez y un modelo de negocio que resulta incapaz de competir con sus rivales.
El cierre de tiendas no tiene precedentes pues el consumidor moderno tiene a su disposición teléfonos y computadoras para acceder a los productos y servicios de manera inmediata. El servicio Prime de Amazon ofrece el despacho en cuestión de horas en muchas ciudades de los Estados Unidos. Ni que decir de la competencia de precios existente en la web. El poder de la tecnología en funcionamiento.
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Por otro lado, hay un sector que le apuesta al formato tradicional apelando a mercancías de bajo precio y rápida rotación. El éxito de las tiendas llamadas ‘’dollar’’ va en auge. Marcas como Dollar General, Dollar Tree y Family Dollar vienen ampliando su participación en el mercado con cifras de ventas que sobrepasan los 45 mil millones de dólares. Con productos como alimentos no perecederos, cigarrillos, artículos de belleza, salud y limpieza le han abierto un hueco al comercio tradicional. Su estrategia es llegar a sitios donde no hay presencia de las grandes cadenas.
Aldi, que por décadas ha sido protagonista principal en Europa con supermercados que ofrecen altos descuentos, le apuesta a una ampliación en los Estados Unidos. Con una inversión de 3.500 millones planea abrir 900 nuevos locales en la próxima década. Hoy dia tiene 3.500 locaciones. Los alemanes también tienen presencia en varios países de América Latina en alianza con inversionistas locales.
Con seguridad, la expansión en Norte América va a ejercer más presión sobre las marcas tradicionales como Walmart, Target y Kroger para bajar aún más los precios. La competencia para una industria con márgenes de utilidad muy estrechos, llega en momentos en que la espiral deflacionaria de los precios de los alimentos ya llega a 17 meses.
Finalmente, Amazon anuncia la compra de la popular cadena de supermercados Whole Foods especializada en el segmento de productos saludables u ‘’orgánicos’’. Los consumidores han entendido la importancia de los productos naturales y libres de químicos. Whole Foods desde su fundación ha sido pionero en la introducción de la cadena orgánica al público comprador, en su mayoría milenials y vegetarianos. Con ello, Amazon quiere consolidar su interés por ese sector en el que ya había incursionado con la marca AmazonFresh.
La consolidación y especialización de los negocios detallistas trae grandes beneficios para el consumidor. La otra cara de la moneda es la salida de cientos de miles de tiendas que tradicionalmente tuvieron el monopolio del comercio al detal y eran fuente de empleo de millones.