La actuación ennoblece aún más a su víctima, que ha sido convertido en símbolo de las batallas por la libertad en un país que emula los peores momentos del estalinismo y el castrismo.
La bárbara persecución judicial del chavismo contra la oposición crece en crueldad e ignominia, mientras los organismos multilaterales que tienen la responsabilidad de velar por la democracia y los derechos humanos apenas balbucean algunas críticas, que siguen teniendo mínimos efectos políticos o jurídicos contra la tiranía venezolana.
La más reciente víctima de la barbarie es el periodista y líder político Teodoro Petkoff, quien ha recibido de un juez penal, que no tiene competencia para esa clase de decisiones, su exoneración en el proceso de injuria impetrado por el poderoso Diosdado Cabello. La que pudiera ser una noticia justa para el director del diario Tal Cual fue un dardo envenenado. Y con tal carga de daño que es otra muestra de la saña de la cúpula chavista en su contra. En efecto, el juez penal que atendió la demanda en su contra, presentada en 2014, lo declaró enfermo de “demencia vascular”, imponiéndole la muerte civil y el sometimiento a un tutor que asume sus decisiones.
La primera consecuencia del acto fue la imposibilidad del periodista asistir a Buenos Aires para recibir el Premio a la Libertad de expresión que le concedió el diario Perfil, reconociendo a quienes impulsan “las diferencias de opiniones, el debate creativo, abierto y pluralista”, según dieron a conocer en la emisión del galardón. La ausencia del periodista y político de 85 años de edad, que tiene reconocimiento internacional a su lucidez y valentía, confirmó la razonabilidad de de la decisión de premiarlo como valiente adalid, por 17 años, de la libertad de expresión y la democracia, vulneradas en todos sus aspectos por la tiranía de Maduro.
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Con su apelación a esta brutal medida, que los expertos han comparado con la crueldad judicial del estalinismo soviético y el castrismo cubano contra sus más inteligentes detractores, el chavismo, que en forma ilegal e ilegítima se apoderó del Estado venezolano, se ratifica como una dictadura de las de peor calaña. Y reitera sus agresivas amenazas a todos los opositores, aquellos más débiles que aceptaron las elecciones regionales, y los valientes, como Petkoff, que han consagrado vida y esfuerzos a la defensa de la libertad.
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