No existe argumento alguno que justifique separar a infantes, niños y jóvenes del cuidado de sus padres para luego enviarlos a sitios de reclusión.
¿De qué otra forma se puede llamar a un gobierno y sus obsecuentes que despojan a los niños de los brazos de sus padres? Miserable el Fiscal General Jeff Sessions responsable de la política ‘’Cero Tolerancia’’ que una vez más demuestra su fobia antiinmigrante. Tiene el descaro de citar la biblia para justificar semejante ignominia. Miserable un tal Stephen Miller impulsor de esta horripilante idea de separar a las familias. Miserable el jefe de gabinete John Kelly quien repetidamente ha venido sosteniendo que los hispanos somos una raza inferior que no merece llegar a los Estados Unidos. Miserable Kirstjen Nielsen la directora del Departamento de Seguridad Interna impartiendo ordenes de cómo proceder con esta inaceptable infamia.
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Sobra decir que el autor material de esta horrenda crisis humanitaria tiene nombre propio: Donald Trump. Una figura autoritaria que instruye, promueve y ejecuta acciones propias de un dictador. La compasión ha dado lugar a la obediencia ciega de la ley no importa las consecuencias. Un estatismo que opera de forma inhumana y cruel donde el burócrata se niega a aceptar la complejidad y alcance de sus decisiones.
No existe argumento alguno que justifique separar a infantes, niños y jóvenes del cuidado de sus padres para luego enviarlos a sitios de reclusión, unas jaulas en donde son apiñados como delincuentes. La separación forzada lo mínimo que le va a producir a estos menores es un enorme sufrimiento y trauma sicológico de consecuencias incalculables. Es la forma de abuso infantil que ha sido objeto de rechazo generalizado.
Había una vez cuando los Estados Unidos eran el adalid del respeto por la vida, la libertad y la tierra de las oportunidades. A eso es que aspiran los recién llegados no importa su condición migratoria. Trump desde un comienzo emprendió una guerra contra la población inmigrante y las minorías, con un patrón repetido describiendo a los ilegales como una ‘’infestación’’ que invade al país. Una analogía que los Nazis utilizaban para describir a los judíos como insectos o ratas.
Utilizar a los pequeños como rehenes con propósitos políticos es una bajeza incomprensible. Una y otra vez culpa a la oposición demócrata por lo que está ocurriendo en la frontera. Embuste tras embuste. Trump quiere a toda costa complacer a su base xenófoba y extrema en su promesa por construir un muro, restringir la entrada de inmigrantes y acabar con el programa de visas para familiares. Los sondeos así lo indican: un 58 por ciento de los republicanos apoyan su política de Cero Tolerancia. Mientras tanto el resto de los encuestados repudian su proceder.
La reacción de distintos sectores y personas no se hizo esperar. Desde las ex Primeras Damas, Carter, Clinton, Bush y Obama, líderes religiosos y hasta el propio Francisco obligando al presidente Trump a una reversa nada común en su errática forma de gobierno. Una orden ejecutiva que si bien suspende la separación de facto de las familias, no se establece como van a reunir a los padres e hijos. Tampoco se conoce con certeza la ubicación de los más de 2 mil 500 menores recluidos en sitios por todo el país.
En el gobierno de los miserables, este país ya no es el mismo.