Acabar con la tuberculosis es el objetivo que se planteó Naciones Unidas para el 2030, el principal reto para poder alcanzar esta meta está en la implementación de medidas de desarrollo integral que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de la población mundial y la reducción de las desigualdades.
A pesar de la disminución en las muertes por tuberculosis en el mundo y la tasa de incidencia de la enfermedad, esta epidemia es mayor de lo que se tenía estimado al momento de empezar a implementar la estrategia Fin a la tuberculosis, con la cual la OMS se trazó como objetivo poner fin a la epidemia mundial reduciendo el número de muertes en un 95% y la tasa de incidencia en un 90% entre 2015 y 2030.
En su primer informe sobre la tuberculosis desde que, en 2015, Naciones Unidas definiera como uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 poner fin a la epidemia mundial de esta enfermedad infecciosa, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre los casos de India, Indonesia, China, Nigeria y Pakistán, países que representaban el 60% de los 10.4 millones de casos mundiales de tuberculosis en 2015.
En el apartado correspondiente a Colombia, el documento registró 13.467 casos notificados de tuberculosis durante el mismo año e identificó a los hombres mayores de 65 años como el grupo poblacional más vulnerable ante este padecimiento, con un registro de aproximadamente 1.500 casos.
Néstor Vera, asesor de la subdirección de enfermedades transmisibles del Ministerio de Salud, señaló que Colombia es un país que sigue las recomendaciones planteadas por la OMS con la meta de poner fin a la tuberculosis, “queremos generar unas estrategias para llegar a eliminar la tuberculosis y eso significa tener un número cada vez más bajo de casos y disminuir la mortalidad, porque de los cerca de 13.000 casos anuales de tuberculosis fallecen aproximadamente 1.000 y el desafío está principalmente en el aumento de estrategias de detección temprana. Lo ideal es que no ocurra la tuberculosis y eso se fundamenta en que las poblaciones tengan mejores condiciones de vida, mejor nutrición, luchar contra el VIH, que hace a las personas tan vulnerables ante la tuberculosis y, por otro lado, si existe la enfermedad, lo importante es detectarla rápidamente y tratarla de forma adecuada”, indicó.
Por su parte, la investigadora María Patricia Arbeláez, PhD en epidemiología y vicerrectora de Investigación de la Universidad de Antioquia, resaltó como un logro de este informe el hecho de articular los logros en salud y el control de la tuberculosis como objetivos de desarrollo para los países.
Arbeláez aludió a la importancia del informe señalando que la tuberculosis es una enfermedad conocida como trazadora, es decir, su aparición devela condiciones de vida en la población que no son adecuadas. Si no hay buena nutrición, si hay hacinamiento y hay condiciones sociales desfavorables es muy probable que se desarrollen enfermedades de este tipo, por lo que se requieren condiciones adecuadas de vida, nutrición y vivienda, para que la enfermedad no se siga transmitiendo.
La académica agregó que esta enfermedad “es trazadora también de los servicios de salud, porque si el tratamiento se da bien es muy eficaz, está demostrada su eficacia de más del 95%, pero es un tratamiento que dura mínimo seis meses y el tener que administrar un tratamiento que dura este tiempo, requiere que las instituciones de salud sepan acercarse al paciente y acompañarlo para que cumpla con un tratamiento que, es a su vez, la mejor forma de prevención”.
En sus palabras, funciona así: si usted toma el medicamento y no vuelve a mandar micobacterias al aire, va cortando la transmisión. Y añadió: “Un servicio de salud que no sea capaz de acompañar por seis meses a un paciente para lograr la curación queda en evidencia como un servicio de salud que tiene fallas”.
Algo con lo que Vera coincidió y señaló referente a ello que la interrupción del tratamiento contra la tuberculosis es uno de los factores que influyen en la propagación de esta enfermedad y endilgó la causa del abandono a condiciones sociales que dificultan la adherencia de los pacientes a los tratamientos indicados.
En ese sentido, Sandra Yagarí, enfermera de la Organización Indígena de Antioquia (OIA), señaló que las comunidades indígenas son uno de los grupos poblacionales que en mayor medida se ven afectados con la falta de continuidad en el tratamiento contra la tuberculosis.
Yagarí relató que en las comunidades indígenas existe una figura denominada promotor intercultural de salud, personas encargadas de hacer búsqueda activa de sintomáticos respiratorios, hacer pedagogía en la comunidad sobre el auto-cuidado y diligenciar demanda inducida para garantizar que los miembros de las comunidades infectados con tuberculosis se puedan desplazar a los cascos urbanos para recibir la atención en salud. “Hay un tema cultural y es que el indígena viaja con toda su familia y eso se suma al tema económico y geográfico, porque hay comunidades a dos o tres días de camino y es muy difícil que accedan al tratamiento, ya que eso altera muchas cosas en su núcleo familiar y durante seis meses lejos de su entorno va a ser difícil el tema de la alimentación y de la adaptación, por lo que muchos desisten y eso se convierte en un factor de riesgo no sólo para la persona y su familia sino para la comunidad”, apuntó.
En consonancia, Arbeláez agregó que frente a la tuberculosis se debe, además de brindar un tratamiento muy efectivo, pensar en el mejoramiento de las condiciones de calidad de vida para los grupos poblacionales más vulnerables; vivienda, alimentación y mejoramiento del entorno porque la sociedad no sólo tiene que atender al enfermo de tuberculosis sino estar muy atenta a la familia y especialmente a los grupos de edad que más se afectan: niños, ancianos, personal de la salud y grupos aún más vulnerables como personas con cáncer, diabetes, VIH y personas privadas de la libertad.
María Patricia Arbeláez indicó que Medellín y Antioquia tienen una incidencia de tuberculosis más alta que el promedio nacional. “Cuando en el país se reportan 25 casos por cada 100.000 habitantes, Antioquia y Medellín reportan entre 50 y 60 casos por cada 100.000 habitantes pero eso no quiere decir que sea malo en sí mismo, porque con la tuberculosis, si no se busca la enfermedad no se encuentra, así que esta situación refleja esfuerzos de búsqueda”, señaló.
Fernando Montes, epidemiologo adscrito a la Secretaría de Salud de Medellín, señaló que en el municipio se hace un esfuerzo en la búsqueda activa de tuberculosis y se tiene un reporte anual de aproximadamente 1.600 casos de la enfermedad.
“Los médicos están capacitados y motivados porque hay asesoría y asistencia técnica para el diagnostico en todas las instituciones de salud, pero la gran dificultad es que muchas veces no diagnosticamos, porque la gente no cree que la tuberculosis sea frecuente y vemos casos de gente con tos de más de quince días que no consulta, debemos consultar para diagnosticar, porque ahí está el gran problema, enfermos que no son tratados y van a continuar propagando la enfermedad”.
La OMS en su informe habló de la necesidad de un enfoque global y multisectorial que permita acabar con la tuberculosis y señaló aspectos como la modernización de políticas y leyes que permitan lograr al 2030 un descenso del 80% en la aparición de nuevos casos de tuberculosis y una reducción del 90% en las muertes derivadas por este flagelo. Hasta aquí la organización, y en adelante, un consenso entre las fuentes consultadas, las cuales apuntaron al mejoramiento de las condiciones sociales, la eliminación de los cinturones de miseria y la necesidad de la detección temprana, el tratamiento oportuno y la consolidación de redes de apoyo como la hoja de ruta hacia la eliminación de la tuberculosis.
El internista Óscar Ardila indicó que al tener el diagnostico de tuberculosis es necesario iniciar inmediatamente el tratamiento sin suspenderlo a lo largo de los seis meses de duración, dado que la suspensión de éste se convierte en un hecho riesgoso debido a la posibilidad que se abre para que la bacteria sea mucho más resistente ante los medicamentos y se dificulte más el tratamiento ante una posible recaída.