Columna sobre el hombre al que Juan Manuel Santos le entregó media llave de la Casa de Nariño para 2018.
Germán Vargas Lleras volvió a la arena política públicamente. Mucho se hablaba sobre sus reuniones. Mucho se ha especulado sobre sus acercamientos. Pero ahora ha regresado a los medios de comunicación para dar a conocer sus mensajes que para nada pasan desapercibidos.
Fue el vicepresidente de Santos y también su Ministro en diferentes carteras… dominó las contrataciones en infraestructura del país por los últimos años; entregó viviendas a miles de colombianos; se adjudica el logro de llevar agua potable a diferentes centros poblados que no contaban con este servicio básico. Fue, según sus propias palabras, el responsable de “los más importantes éxitos del actual gobierno”. Y se para en esos logros para enarbolar las banderas de su candidatura “amplia” y por firmas, que va más allá de Cambio Radical –su partido–, pues congrega fuerzas de diferentes sectores políticos y sociales.
Y así como se para en los “éxitos” de su gestión, tiene la habilidad para desprenderse de cualquier critica sobre el gobierno Santos argumentando que, o bien, son temas que corresponden a otras carteras, o que no estaban dentro de su rango de acción, como el proceso de paz. Con esa misma displicencia, critica la implementación de los acuerdos, a veces, hasta de forma abiertamente malintencionada, hablando con inexactitudes, como por ejemplo, las supuestas “30 emisoras” que van a tener a su disposición las Farc para hacer campaña política (ver nota al final de esta columna).
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Germán Vargas Lleras pide una campaña alejada de insultos y descalificaciones, afirmando incluso que “nunca oirá de mí, en estos meses, ningún insulto, ningún agravio, a ninguno de quienes vayan a ser mis contradictores” y, sin embargo, al mismo tiempo acusa a Humberto de la Calle, a Sergio Fajardo y a Claudia López de ser los candidatos que representan las ambiciones de la guerrilla. Ni siquiera se sonroja. Esa es la política que él sabe hacer.
En su entrevista exclusiva a Noticias Caracol, afirmó que le parece lógico que la guerrilla participe en política, pero al mismo tiempo los acusa de tener un plan a largo plazo para tomarse el poder: primero, apoyando a un presidente de transición –que estaría entre los tres candidatos antes mencionados–; segundo, desestabilizando al país por medio de “la despenalización de la protesta social, (que) hace parte de una estrategia política para incendiar este país”; y finalmente, consolidando su hegemonía quedándose con el poder. Es decir, el mismo cuento del “castrochavismo”, solo que sin llamarlo por ese nombre.
Así es Germán Vargas Lleras, el hombre al que Juan Manuel Santos le entregó media llave de la Casa de Nariño para 2018; el exvicepresidente de su gobierno que puede hacer algo parecido a lo que el mismo Santos hizo con Álvaro Uribe en 2010; el político que desde hace años ambiciona con apoderarse del cargo más importante de la República.
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Nota: según lo acordado en el texto final del 24 de noviembre de 2016, en el punto “6.5. Herramientas de difusión y comunicación”, se habla de 20 emisoras de interés público administradas por RTVC enfocadas en la reconciliación, la convivencia, y la pedagogía de los acuerdos.
Nota de cierre: una anécdota. Conocí a Germán Vargas Lleras cuando era candidato a la Presidencia en las elecciones de 2010. Estaba en un foro en la Universidad de Antioquia, de la que yo era estudiante de periodismo para entonces, hablando sobre sus propuestas para el país. Al finalizar el foro, me le acerqué para entrevistarlo. A la primera pregunta que le hice, relacionada con su opinión sobre el ingreso de la Fuerza Pública a las universidades, optó por responder golpeando mi grabadora, acabando así cualquier posibilidad de entrevista. Parece que sigue fiel a su estilo de coscorrones y golpes.