Las flores de ese día no eran para la Feria. Adornaban el féretro que contenía el cuerpo sin vida de un pequeño de 17 meses que fue asesinado por un hombre entrado en años. Su cuidador.

El canalla, cegado por alguna sustancia que ingirió, silenció de forma despiadada al bebé, que minutos antes lloraba inconsolable. Es lo que dice el informe policial.

Sobre lo ocurrido el pasado 31 de julio, en la madrugada, en un apartamento ubicado en la Loma de los Bernal, Belén, la mayor Andrea Rojas, jefe de la Policía de Infancia y Adolescencia del Valle de Aburrá, dijo dos cosas. La primera, que al parecer fue el abuelo del niño quien cometió semejante salvajada. La segunda, que a los niños “hay que dejarlos al cuidado de una persona responsable”. El cadáver del menor fue inhumado en el cementerio Campos de Paz.

El doloroso crimen indignó al alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quien se preguntó “¿qué está pasando?”.

Fue el único hecho de sangre reportado por las autoridades ese día y con el que se cerró una lamentable cifra de 304 casos ocurridos en la ciudad entre el 1 de enero y el 31 de julio de 2017. Los fríos números no mienten y hay que decir que son seis homicidios menos que los verificados en igual periodo de 2016.

Sin embargo, esos mismos números, suministrados por el Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia de Medellín, Sisc, revelan que julio ha sido uno de los meses más violentos de este año, con 55 asesinatos: cuatro más que los certificados en el mismo mes de 2016. Y con respecto a junio de esta anualidad, seis casos más.

En cuanto a homicidios de mujeres, revela el informe del Sisc que en los primeros siete meses de 2016 fueron asesinadas 20 mujeres. Este año, entre enero y julio, el número de víctimas fatales aumento: 32 mujeres, un 60% más.

El Centro es el más violento

De los homicidios cometidos este año, 16 están asociados a hurtos, 141 a los grupos delincuenciales organizados de la ciudad, 43 por convivencia, 11 por violencia de género, 5 por violencia intrafamiliar, 3 en procedimientos de la fuerza pública ocurridos durante operativos policiales, 2 homicidios culposos o no intencionales y 83 que aún están en proceso de categorización, pues no se cuenta con información preliminar suficiente que permita clasificarlos.

En cuanto a comunas y corregimientos, así como en 2016, la comuna 10, Centro, sigue siendo la más violenta, con 49 homicidios en 2017, frente a 57 del año pasado, una reducción del 14%. Le siguen la comuna 7, Robledo, con 38 asesinatos este año (35 casos en 2016), y Belén, comuna 16, con 27 hechos (20 en 2016).

Entre las comunas en las que aumentaron los asesinatos este año están: Comuna 2, Santa Cruz, con un aumento del 40%; la comuna 6, Doce de Octubre, con un 90%; la comuna 7, Robledo, con un 9%, la comuna 11, Laureles, con 33%; la comuna 15, Guayabal, con 42%; y la comuna 16, Belén, con 30%. Los corregimientos San Cristóbal (aumento en homicidios del 92%) y Altavista (incremento del 43%), presentaron cifras al alza.

Con 304 asesinatos hasta el 31 de julio del presente año, el promedio es de 44 homicidios por mes, lo que permite proyectar que para el final de 2017 la cifra será de 528, muy similar a la de 2016, que fue de 535 homicidios, lo que significa que la ciudad estaría en una tasa de 21 homicidios por cada 100.000 habitantes, como lo es hasta hoy y previendo que la situación por lo menos no empeore. Cabe recordar que en 1991 se registraron 7.273 asesinatos, el año más violento de Medellín en toda su historia, para una tasa de 266 homicidios por cada 100.000 habitantes. En 2015, Medellín salió de la lista de las ciudades más violentas del mundo, ranking elaborado por la organización mexicana Seguridad, Justicia y Paz, en la que figuran las 50 municipalidades de más de 300 mil habitantes con las tasas de homicidio más elevadas del mundo.

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No hay avances

La alianza interinstitucional privada Medellín Cómo Vamos, en su informe de Calidad de Vida de 2016, destacó que los secuestros aumentaron un 100% respecto a 2015, con 24 casos denunciados, aunque resueltos en un 95%, pues, según el Gaula Metropolitano, esta modalidad se utiliza en los robos rápidos, en los que retienen a la persona por unas horas mientras adelantan una extorsión o un hurto a sus cuentas bancarias.

También en 2016 se presentó un aumento de la extorsión, al pasar del 1.9% al 2.6%, aunque la cifra puede ser mucho mayor, solo que la comunidad no denuncia, como lo reconoció el propio alcalde Federico Gutiérrez.

En cuanto a homicidios, en el Plan de Desarrollo “Medellín Cuenta con Vos”, 2016-2019, se estableció una meta a 2019 de 15 homicidios por cien mil habitantes. En 2016 no se logró avanzar en el objetivo y en este año, 2017, no se vislumbra mejoría en este aspecto.

La mayor incidencia en homicidios, según la Mesa de Concertación, conformada por el Instituto Nacional de Medicina Legal, la Sijín de la Policía, el CTI de la Fiscalía y la Alcaldía, a través de la Secretaría de Seguridad, es el enfrentamiento entre grupos delincuenciales organizados, con un 50%. Pero el dato más alarmante está asociado a la intolerancia. Para 2017, este fenómeno viene ganando terreno y sumando muertes a la ciudad.

Una ciudad que no se tolera

Al ser consultada en este sentido, Adriana Villegas Arango, directora seccional de Fiscalías en Medellín, señaló que la intolerancia en la ciudad alcanza un nivel preocupante, pues aporta el 45% de los casos de homicidio en la capital antioqueña. “Nos estamos matando entre amigos, entre familiares, entre parejas, por temas insignificantes. Es ilógico. No estamos aceptando las diferencias, no superamos discusiones tan simples y preferimos matar al otro. Absurdo totalmente”.

Villegas agregó que la intolerancia también se refleja en los casos de hurto. “Matan por robarse un celular, una moto, por apoderarse de las propiedades que el otro ha conseguido con su esfuerzo. Es hora de erradicar esta violencia. Empecemos por la escuela, allí, con el bullying, agrediendo al compañero, estamos aprendiendo violencia, alimentando el rencor”.

La concejal Luz María Múnera comparte la misma apreciación. En diálogo con EL MUNDO, sostuvo que la actual Administración Municipal prefirió destinar más presupuesto a la coerción que a la inversión social.

“Nosotros le planteamos al alcalde Federico que bajar la inversión social sería una catástrofe para la ciudad, que eso dispararía las cifras de inseguridad. Y es precisamente lo que está pasando. La agresividad en el trato y la solución por mano propia se está haciendo visible en la comunidad”.

Múnera explicó que la Administración Municipal destinó el año pasado 59.618.065.718 pesos para la seguridad. Y para este año, los recursos  para combatir el crimen son $159.365.190.637.

Añadió que el aumento en el homicidio de mujeres es preocupante y está relacionado directamente con la intolerancia de una sociedad arraigadamente patriarcal. “Es una situación que no se superará si no tienes la concepción de la seguridad integral. Suena como un disco rayado, pero no lo es: quitémosle los chicos a las bandas criminales. ¿Cómo?, llevándoles torneos, becas, ayudas sicológicas, oportunidades, acompañamiento. No un helicóptero. Esa Secretaría de Seguridad es un adorno que en nada sirve a la ciudad”.

En igual sentido, Jorge Alberto Giraldo Ramírez, doctor en Filosofía de la Universidad de Antioquia y decano de humanidades de Eafit, indicó que aunque hacen falta policías en la ciudad, el problema no acaba ubicando policías por todos lados. “Cerca del 45% de los homicidios tienen como causa la intolerancia. Y eso no requiere de Policía, requiere de humanidad. Un tipo sale y mata al hermano, al vecino, al amigo, es irracional, incoherente”.

Giraldo recomendó trabajar distinto por la ciudad, si se quieren tasas de homicidio más bajas, “como las de una ciudad decente. Hoy el bandido no es un Pablo Escobar, un don berna, los grupos no son guerrillas, ni paramilitares, ni milicias, son apenas unos líderes de pasada que hacen daño. Para enfrentarlos no hay que comprar helicópteros para gritarles desde el cielo que los vamos a combatir. No. Hay que proteger a la comunidad, no atacarla”.

Y lo peor, añadió Giraldo, es que el poder de la Alcaldía está silenciando a las organizaciones sociales, a los empresarios, a la academia, “a quienes quieren manifestarse en contra de lo que está pasando”.

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Las autoridades sí trabajan

La fiscal Villegas aseguró que a pesar de las dificultades y las distintas realidades, en Medellín se está haciendo un trabajo continuo, profundo, a conciencia y articulado.

“El trabajo que tiene la Fiscalía frente a homicidios en Medellín es de priorizar esta persecución criminal, fortalecer esta investigación. Es cierto que tenemos un moderado grupo de fiscales en la Unidad de Vida, con el apoyo igualmente reducido de policía judicial, pero nuestro esfuerzo está enfocado, en la persecución temprana del homicidio”.

Villegas Arango reveló que de Medellín tienen un registro de 22 casos de feminicidio en el primer semestre de este año. “Se han generado dos órdenes de captura y hechas efectivas ambas. De los otros casos, la mayoría fueron capturados en flagrancia”. Añadió que, en cuanto a los procesos, “este año van siete sentencias condenatorias por feminicidio y tentativa”.

La fiscal destacó la condena de 50 años impuesta esta misma semana a Alberto Roldán Torres Quiñones, por parte del Juzgado Sexto Penal del Circuito de Medellín, quien lo encontró responsable del homicidio de su excompañera sentimental Sandra Patricia Córdoba Mosquera, de 34 años de edad, y los hijos de ella, de 10 y 13 años.

Asimismo, resaltó la medida de aseguramiento de la que fue objeto Luis Eduardo Gutiérrez Ospina, un conductor de 50 años de edad, por parte del Juzgado 20 Penal Municipal de Medellín, a quien señalan de la muerte de su compañera sentimental, Maria Aleida Marín Valencia, a quien presuntamente estranguló para no pagarle una deuda de $3.000.000.

Hizo, asimismo, un llamado a las mujeres para que denuncien y soliciten medidas de atención y protección en caso de ser víctimas de agresión. “De ser necesario, la inclusión en el programa de víctimas y testigos; activar rutas de atención con Policía Nacional y comisarías de familia y activar redes de apoyo familiar y social”.

Del mismo modo, el subcomandante de la Policía Metropolitana de Medellín, coronel Juan Carlos Rodríguez, subrayó que dentro de la caracterización del delito de feminicidio, este año se han logrado identificar once casos, de los cuales ya se han resuelto diez. “Y estamos avanzando en el último. En el resto de casos están vinculadas mujeres por otras circunstancias”.

¿Está solo el Alcalde?

Fernando Quijano, director de Corpades, pidió rodear al alcalde en este “difícil momento de la ciudad”. “Es que todos lo dejaron solo. Estuvo en Altavista y no lo acompañó el comandante de la Policía Metropolitana, no estaba el Ejército, no estaba la Fiscalía. Rodeado de una gruesa capa de escoltas, cien policías, pero solo”.

Añadió que “hay un alto grado de timidez de la institucionalidad. Mientras tanto, los pesebreros se debilitan, avanzan los Triana y se fortalecen los gaitanistas”.

Adriana Villegas señaló que, por el contrario, la Fiscalía ha trabajado todo el tiempo de la mano del Alcalde, “no podría ser de otra forma”. “Él siempre manifiesta la articulación que existe. Y es cierto”, puntualizó.

Hay esperanza

Las desapariciones, el sicariato, el hurto al comercio, el hurto a personas, el hurto de vehículos y motos, el cobro de extorsiones, el fleteo y el secuestro, son otras formas de delincuencia que siguen aumentando en la ciudad.

Sin embargo, las autoridades no descansan para llevar seguridad a cada rincón de la ciudad. “Es nuestro deber. La institución trabaja con todo el empeño. Todos los casos son relevantes y deben ser resueltos mediante todo el aparato investigativo. En conjunto con la Fiscalía y la Alcaldía realizamos el procedimiento completo”, aseguró el coronel Rodríguez.

Agosto, que apenas comienza, es cuento aparte. Siete asesinatos en los primeros tres días de este mes permiten avizorar una violencia homicida que no cede. Pero la esperanza permanece intacta.