La educación rural implica responder a la pregunta por la pertinencia de la educación al medio rural, a la lectura del territorio y a su transformación…
Catalina Ángel*
La labor de los directivos docentes no es homogénea. Es decir, no todos hacen lo mismo en sus instituciones educativas. Al contrario, la diversidad de contextos sociales y culturales los enfrentan a múltiples desafíos que ponen a prueba el desarrollo de sus competencias. En los cuatro puntos cardinales del globo, diversos autores coinciden en afirmar que el liderazgo directivo es un factor fundamental para lograr una verdadera educación de calidad, centrada en el mejoramiento continuo de los aprendizajes. Con su labor cotidiana, los directivos docentes inciden en el fortalecimiento del liderazgo de otros actores de la escuela, en el desarrollo profesional de sus docentes, en la construcción de relaciones que promueven el trabajo colaborativo, en los procesos de participación efectivos de la comunidad educativa, en la planeación estratégica, en la toma de decisiones y en la distribución de responsabilidades relacionadas con el desarrollo del Proyecto Educativo Institucional, entre otros.
Pero, ¿qué pasa cuando los directivos docentes despliegan su labor en el contexto rural colombiano? Según datos del Ministerio de Educación Nacional, en 2017 existían en el país 1.568 rectores rurales. Ellos y ellas se enfrentan a situaciones para cuya comprensión no se necesita ser un experto. Me refiero a que infraestructura escolar en las zonas rurales tiene, en promedio, 37 años, y por ello el 70% no cuenta con alcantarillado ni, por lo tanto, con condiciones de saneamiento básico. La dispersión de las sedes escolares y la cantidad de ellas es, sin duda, otro problema: un promedio de 4,67 sedes por institución educativa que, en algunos casos, pueden encontrarse a varios días de distancia una de la otra. Y solo por dejar enunciado otro asunto, los datos confirman que solo el 1% de la oferta de educación superior se encuentra en el campo colombiano.
Estas condiciones se distancian ampliamente de las que se viven en las escuelas urbanas, dando lugar a sendas brechas que son motivo de preocupación frente al cumplimiento de las metas de educación para el país. Razones como estas sirvieron de motivación para que desde 2016 el Ministerio de Educación Nacional formulara el Proyecto Prioritario de Educación Rural. En relación con los retos para la gestión directiva, el diagnóstico del proyecto señala la gestión pedagógica (el alto número de escuelas multigrado con modelos flexibles como desafío en términos de desarrollo pedagógico) y el tipo de vinculación de los directivos docentes y docentes (muchos de ellos continúan en provisionalidad y existe un alto grado de movilidad por traslado) como principales asuntos a contemplar a partir de un trabajo sistemático y articulado.
¿Cuál será el lugar de los directivos docentes en este proyecto? Aún no tenemos la respuesta.
La educación rural implica responder a la pregunta por la pertinencia de la educación al medio rural, a la lectura del territorio y a su transformación, al uso de metodologías flexibles que se adapten a las condiciones de los estudiantes y docentes de la escuela rural y a la reflexión de los docentes y directivos docentes frente a la urgencia de construir una escuela activa que mejore integralmente las capacidades de los estudiantes. Se trata de la necesidad de crear un escenario para proteger las cosmovisiones de las comunidades étnicas y desde allí, abrir la puerta a conversaciones que edifiquen nuevos aprendizajes, se trata de darle una nueva oportunidad a los docentes y directivos docentes que han sido víctimas de la guerra, se trata de diseñar e implementar una política de dirección docente con un capítulo especialmente dedicado a orientar esta labor en el contexto, se trata de diseñar el perfil del directivo rural desde la observación sistemática de las prácticas que hoy están en curso. Se trata de no volver a abandonar el campo, de tomarnos con firmeza de las manos y trabajar desde la potencia de su diversidad y por la inconmensurable posibilidad de sus condiciones actuales.
*Asesora de la línea de liderazgo educativo en la Fundación Empresarios por la Educación, una organización de la sociedad civil que conecta sueños, proyectos, actores y recursos para contribuir al mejoramiento de la calidad educativa.